a periódicamente pero no nos daba esperanzas... yo me hice cargo de la limpieza, el lavado del ropaje y el cultivo de las legumbres, bueno de vez en cuando también iba a pe
ruesos labios. Ese era mi último año escolar, ya estaba a un paso de convertirme en mujer... ya pronto los vecinos comenzarían a ofrecer a sus hijos para emparejarme... un tema que no me importaba en lo absoluto. Caminaba de regreso a casa usaba mi bata marrón que resaltaba mucho lo blanca que era mi piel y tenía en la cabeza mi gorro de piel de conejo... bueno de liebre ya que mi abuela me lo había costurado para prot
e lograr escuchar alg
-En serio crees que perderé todas las
mucho tu duelo, solo recuerda que yo también sufri... el hombre se
tenía los ojos de color azul y él también me sonrió cuando miro mi sobre
ma luna llena. El se fue caminando y lo seguí co
os brebajes medicinales... que la hacían dormir por mucho tiempo. Tata terminaba de cenar cuando alguien tocaba a nuestra puerta, yo lo mire y el afirmo con su cabeza... cuando abri la puerta estaban Julius con su esposa Nacha y su estúpido
r una a cada uno. Pero ese imbécil no dejaba de observar mi cuerpo, hast
zó a hablar y a explica
s en ofrecer a nuestro hijo para emparejar a la
de niños Tian ahora ellos son un hombre y una mujer aptos para procrear. Mi abuelo me miraba con una sonrisa y yo le
e lanzaba miradas de repulsión a ese estúpido. El sentía muy bien mi repudio así que solo se sonrió maliciosam
ción al cuarto, rogándole a la Diosa de la luna que nana no hubiera escuchado nada. -Gracias y tata les cerro la puerta casi en la ca