ia a mis espaldas, me aferraba a la chaqueta de Gaeil para no caerme de esa máquina mortal, sólo rogaba que mi cu
garaje. Me ayudó a descender, pues de los nervios del viaje me había paralizado. Entró
do que la premura con la que habíamos regr
restar atención a lo que su abuelo
por qué? -quis
ccidentó en la colina? -quiso saber Gaeil, el
Le dijo Rick, mientras se sentaba con nos
más. Esperaré a Kentin -respondió
sentó en el sofá, cruzado de piernas y brazos y con el c
el miedo y la curiosidad. Seguramente la idea de mi cuñado no iba a tener buen puerto, pero algo me decía que tenía que quedarme allí. Finalmente, pasadas las doce, escuchamos el auto de Thomas estacionars
año escuchar a Thomas decirle hijo a otra persona que no sea
o saludó Gaeil-
tas. La abuela Mae entró detrás de su hijo y nieto, al ver a Gaeil
ue a las doce ya te habrías i
reparar a Bet
í -gruñó Kentin, mientra
blema que tenemos. -Gaeil, se puso de pie, pre
a! -le gritó Kentin, mientras hacía crujir sus
decirme -dijo Gaeil. Empalidecí de golpe y vi los ojos de mi novio
e? -me preguntó mi novio
frenos a tu bicicleta -gruñó Gaeil mientras se mantenía en su sitio, impasible e inamovib
dignada- ¡No te bastaba que toda la atención fu
asa derecho hacia la colina del pueblo? Incluso tú ibas montando en ella, no cierran lo
dijo que tú la habías reparado -gruñó Kentin, mie
s sin comprender, parecía que las piez
ba hecha mierda y que la tire y.... -empezó, pero se interrumpió en
r primera vez lo vi frunciendo el ceño. No... estaba enojadísimo; T
rminó de aflorar. Era increíble pensar que ella haya sido capaz de hacer algo así; hasta cierto punto se podía entender el "odio" que le tenía a su nieto mayor, la vergüenza que podía sentir al haber sido concebido por una relación adolescente
edulidad... los sentimientos eran muchos pero la sorpresa era una sola. Mae se quedó paralizada donde estaba, aunque lo que ocurrió
ona habría pensado que es imposible, pero por lo visto ella sí que lo era-. ¡Yo te cri
tomada-. Dime que no es cierto. Dime qu
Mae. Pero Rick dejó salir una ri
Mae estaba arrinconada por todos lados-. Kentin, yo soy testigo de que
ágrimas contenidas en los ojos. Al ver eso, Mae se acercó a su nieto
lor más profundo que vi jamás y que sólo lo había visto cuando yo me fui del loft el año pasado luego de los mensaj
reza, le soltó la mano y subió las escaleras, a medio camino
rar. No podía hacer otra cosa que rodearlo con mis brazos y dejar que se descargue mientras mis propias lágrimas de impotencia surgían de mis ojos. Solamente él sabía todo lo que esta revelación significaba para él; era una traición de una de las pocas mujeres que había amado con su alma y a la que consideraba como su madre. Su cuerpo temblaba, y el ll
plicaba perdón a su marido. Thomas había bajado también su equipaje y el de mis
os y me pides el divorcio?! -le
o la duda, poniendo hermano contra hermano, primo contra prima... Todo porque tú estabas aburrida y querías sentirte útil solucionando la vida de todos, dando consejos de cómo soluciona
ró completamente) Rick, tomó a Winston y su valija y salió por la puerta junto con Th
rró. Su voz era suave y hasta sumisa- Annie... Perdón por todo lo que te
s en el baúl de un taxi que esperaba en la acera y lo cerró; metió su mano en el bolsil
ntras se la entregaba-
o único que se podía escuchar era el motor del vehículo y las caricias de las lágrimas sobre su rostro que mi novio dejaba salir; el conductor, cada tanto, levantaba la mirada para observarnos por el espejo retrovis
entin pagó la diferencia, pues aparentemente el viaje había sido un poco más costoso de lo que había previsto mí cuñado, nos bajamos y luego se fue. Nos acercamos arrastrando las valijas por la nieve hasta la entrada, Kentin abrió la puerta y encendió las
cina, buscó y rebuscó por todos lados hasta
pero en vez de retarlo por recurrir al alcohol en est
ré y le di un suave beso en los labios-.
nrisa, me sirvió un poco d
alud -s
a -dije, y b
y unas ganas de vomitar que pocas veces la sentí. Me encontraba tirada en la mesa del comedor con el vaso de vodka a medio tomar, con Ken
urré, carajo... Que
e en mi cama y duérmete ahí -ordenó mi cuñado,
mirar bien cuál de todos los escalones que veía era el que tenía que pisar. No sin mucho esfuerzo logré llegar a la planta alta, m
y se retiró de la habitación, vi como Kenti