en
, diez o quince años mayor que yo y vestido de traje
cambiando una mirada conmigo a
tro entretenimiento en el b
Bajo la mirada y mientras mis dedos se dedican a juguetear con la tela de
s. Su maquillaje está corrido y tiene el cabello albor
re. No opina ni tampoco demuestra preocupación. Y aunque su actitud ha sido s
uestro padre entre las mías. Detallo su rostro, mutilado por los go
suplico, absorbo con mi nariz y llevo su mano a m
r y su voz es interrump
y pesar. Hace mucho tiempo no le veía a
as nos han d
os cuesta un poco ante los gemidos desconcertantes que emite segundo tr
entes, vamos papá, ¿Qué
algo Evelina? -le inquiero. Desde que llegam
rlo cambia su semblante por uno más suave-. ¿En qué rayos te metiste? O nos dices ahora o yo seré la primera en largarme de aquí -farfulla entre die
irada asesina que le lanza Eve es suficiente para que
padre en esa situación, también tengo curiosidad por saber lo que ha pasado, no
van a... Van a m
correr despavorido. Mi respiración se dificulta y trago
Eve. Gruesas lágrimas corren por sus me
... lo que les debo -farfulla y
nar antes que Eve, con un temor q
lones de
cucho antes de sentir mis piernas volverse gela
dito
el trance que mi situación familiar me ha pro
hago presión en círculos para disper
ñor... -suspendo mis palab
ontesta dedicándome una dulce mirada por el espejo y lade
a llega sin aviso y luego
r en la figura de mi futuro esposo, un rostro que mil veces he intentado construir en mi mente y que siempre termina decepcionandome, porque aunque no
e ¿Cómo
vés del espejo y trago sali
eñor
erdad, no sé exactamente a qué se refiere. Le comunico que hay cierta información de su persona que
masiado ¿lindo? para un... ¿Q
Nada, olvídelo -tajo y regreso la vista
*
este suelo desconocido me fuese a atar de por vida a algo que n
bolso contra mi pecho. Alzo la mirada a la enorme mansión que se extiende
e recibe y a pasos lentos y espectantes sigo tras Claus, quien le indica a unos jóvenes vest
escalones que conducen a un enorme portón. Parados frente a la enmaderada puerta, Cla
do con mis manos y me mantengo quieta a espera de que ab
llas en el rostro. Intento apartarlo sin despeinarlo más de lo que está y
na Jo
erd
horrible, pensamientos cargados de rabia e impotencia llegan y se van en cuestión de centécimas de segundos, me cuesta darme la vuelta.
ago en seco, agarrando el valor
en mis pulmones, giro sobre mi propio eje, encontrándome con algo que deshace toda
rosas arrugas se amontonan por casi todo su perfilado rostro. Tiene ojos color avellana y todo
podré sopor
to sin darle tiempo siquiera a e
recuerda mucho a mi abuelo Pat, el padre de papá-, soy Monrue, el mayordomo de la mansión, es para m
santí
a como el mayordomo y dejo que mis hombros retomen su e
prefiero engañarme con la idea de que quizá y solo quizá, tenga un poco de suerte con esto,
l me sonríe. Lástima que yo no pueda