img El amor de mis sueños  /  Capítulo 1 1 | 2.70%
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Historia
El amor de mis sueños

El amor de mis sueños

Autor: Mik Belmonte
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Capítulo 1 1

Palabras:2377    |    Actualizado en: 24/12/2022

mperie. La luna llena brillaba sobre mí y el cielo estaba cubierto de estrellas. Oí el murmullo de una discusión acalorada y comencé a acercarme para ver de qué se trataba. Los seres alados

tres mujeres. Tenían rasgos similares, p

las espadas de sus cinturones y se desató la lucha. Me escondí detrás de un árbol, pa

ir intentando escapar de aquella pelea. Aquellos seres alados parecían realmente enfadados y letales. Corrí y corrí, pero los sentía pisándome

r. La alarma del despertador todavía no había sonado, así que me levan

luego tomé mis cosas para salir a trabajar. Como todos los días

, antes de que alguna de las dos pudiera decir palabra. Hacía tiempo que venían con el mismo dis

uentro. Déjenme frente a mi ordenador todo el día o toda la noche, allí estaré bien. No necesito

dado cuenta de que Eva se acercaba

o, mientras entraba-. Tienes ojeras -observó-. ¿Has d

jo, posando la taza frente a mí

aci

, ¿sabes? -comenzó-. Deberías venir es

mosa familia, y finalmente, había renunciado a su trabajo para dedicarse a la maternidad. No e

ensar

ya lo eres Abi, salirte un poco de tu papel no te hará mal. Relájate, por un día al

no le decía que sí iba a continuar con eso to

¿puedes dejar de molest

upuesto! -dijo con una sonrisa

sea una ci

otras, lo

sentí. Eva bebió un poco más de su café, se levantó de su silla de un sa

ta, amiga.

a mañana de arduo trabajo. Al menos no tenía q

emparejarme con alguien ya llevaba un tiempo. Yo no me preocupaba tanto por esas cosas. Ya llegaría mi

restaurante que había abajo y almorcé frente a mi ordenador, como hacía

erta, acercaron las sillas,

ecesitabas comp

s a la cocina a comer con

vándome un bocado de

dijo seriamente Amelia-.

ias por pensar en mí. Si no traba

a ahora, entonces ¿cuándo

a. Jugué un poco con el

con nosotras este viernes y le encontrará el sentido a la

va. Nada de chicos. Si voy,

Irás. Ya lo pro

ntremos, es sólo para pasar tiempo con ust

e una pregunta

im

húsas tanto a e

engo

iempo. Siempre pued

. Había tenido malas experiencias en el pasado y no quería

alidad este tema me tiene cansada.

tamos al

petito -expresé, son

ibrarás tan fácilmente de nosotras, y lo sabes.

lona, y el resto de la tarde me enfrasqué en m

rabajando desde mi laptop, mientras escuc

re, tanto que mencionaron estar en pareja y

acercaba a mí, tomaba mi barbilla y hacía que lo mirara. Su rostro era bellísimo, y me daban ganas de besarlo. Continuaba mirando hacia arriba, embelesada, pero ninguno de los dos daba el primer paso. Parecía estar esperando mi permiso. Entonces

e mí. Alcé mi vista y pude ver que detrás de él había una cama que antes no había notado que estaba allí,

as y pilas de trabajo se iban acumulando en mi escritorio y la rutina me ago

s no lo recordaba, pues dicen que siempre soñamos, sólo que no l

vino en la mano. Ni bien terminé la cena, abrí un libro e intent

mejores amantes y mis mejores escapes cuando todo lo demás se de

ntas. El sueño llegó diligente y me envolvió una bruma que me condujo a una habitación algo osc

o parecía estar tan lejos de mí, aun así, la e

lcanzable. De pronto, mis pies comenzaron a avanzar con un poco más de velocidad, y noté que él se quitaba su camisa, la arrojaba al suelo, luego s

ra era bien definida, aunque no exagerada, y sus brazos se veían bien fuertes. Su piel estaba algo bronceada y usaba la barba de uno

pé con un muro invisible y las palmas de mis manos comenzaron a palpar ese muro en busca de una abertura para poder atravesarlo. Las luces de su habitación comenza

do desperté en la mañana,

había accedido a ir con ellas. Querían ir de compras luego del trabajo, pues por lo visto mi guarda

Abi -decía Eva, tan

ije, fingiendo sorpresa-. ¿Que pa

a-

melia, saliendo

opa y me hicieron probar de todo: ropa casual, de fiesta, tacones... Me estaban volviendo loca.

, por favor, b

Amelia sosteniendo una falda entre sus man

a encima suyo para ve

-dijo, y me la alcanzó par

volví al

a? Déjame ver

a y Amelia inspecci

e irás así maña

n blanco, pero

és: macarons, éclairs, paris-brests para compartir y una crème brûlée para cada una. Bueno, esas eran las salidas con amigas que más disfrutab

osas (como si no nos viéramos todos los días en el trabajo), y al caer la noche, decidim

l trabajo, Abi, y en la noche

salida? -dije, fi

an fácil de nosot

fácil, me han torturad

o a la cama. Estaba demasiado cansada y no tenía hambre. Nos habíamos llen

no estaba segura si era bueno o malo. Por un lado, extrañaba a ese rubio alto al que no conocía y por otro, la se

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