ic
e estés en problemas ahí estar
oraba en la puerta inventando que tenía miedo. No lo tenía, era solo un pretexto para no separarme de mis padres, c
decía y él me limpiaba las lágrima
, princesa mía -me decí
jos con fuerza y me imaginé a mí misma en las paradisíacas playas de Hawai tomando una piña colada y abrazada del amor de toda mi vida. Se me vino a la mente un hombre sin ros
buelo de casarme por puro interés con un contrato firmado, solo porque sabía que él realmente necesitaba de mi ayuda, y porque yo siempre le ayudaría en todo lo que él me pidiera, aunque él no se hubiera portado bien conmigo siempre. Solo tenía que casarme con ese multimillonario y pro
nía un muñeco como novio. Soñaba con mi boda perfecta, realmente como cualquier otra niña lo hace. Tampoco esa era mi meta en la vida, aspiraba a más, claro: terminar mi carrera, ser una profesional, costearme m
momento, aunque antes se me había h
menzó a sonar. Tragué saliva una y otra vez hasta sentir que me iba a atragantar.
mi semblante un poco. Lo que fuera por mi abuelo, siempre haría lo que fuera. Y si me regalaba un
ráramos hacia ese larguísimo pasillo. Al final estaba mi casi
e decía, ni tampoco me di cuenta de nada a nuestro alrededor, tan solo estaba al tanto de
alió en automático
entencia que la
esar a l
. Sus ojos azules me miraron mientras sus manos tomaban mi cintura y se acercaba a mí. Una sonrisa demasiada perfecta para ser verdad apareció en sus labios, y de pronto me besó. Fue un beso asombrosamente perfecto. Abrí los ojos un p
i día de suerte y el destino me ha
rv
oda, ja. ¿Quién iba a pensar que me casaría tan joven? Todo fuera por el bien de
todos los invitados; total, un beso a una desconocida no era algo malo
a cumplir con mi tarea. Tuve que tomarla de la cintura para que se viera más creíble
onía, ahora solo lo comprobaba. Traté de darle más, pero enseguida me arrepentí. Maldita, tenía
o? -le pregunté al oí
había sorprendido disfrutando de nuestro beso, soñando de seguro
y nada más. Tú solo eres la herramienta que neno se pusie