canto. Precisamente por eso no accedió a acostarse con ella. Era demasiado hermosa para aprovecharse de ella cuando estaba enfadada y d
mensaje que había recibido- Nos está es
y voy también, nos
Ella lo observó a través de la ventana mientras salía de la casa con la chaqueta en la mano. De repente h
as pasaba su blanca y suave palma por el rostro del hombre tendido en el suelo. Su ropa estaba cubierta de sangre y sus ojos estaban fijos en él. Stefan yacía con un agujero en el pecho, había perdido el conocimiento en el momento del impacto y ahora apenas respiraba. Pronto se escuchó la sirena de
ijo tratando de encontrar sus palabras considerand
i los de seguridad vimos nada sospechoso, solo es
ablaron con la policía, esta
ngre de pies a cabeza. Era la sangre de Stefan, la sangre de un hombre inocente que podría morir a causa de ella y la caja fuerte maldita de la que no sabía nada. Rec
te hacerme esto a mí? Moriste y
cumpleaños, el día que le pidió que fuera su esposa, pero nada. Al ver que no había forma de abrirla, se dirigió hacia la puerta cuando le vino a la mente una última combinación, el día que se conocieron. Se dio la vuelta e introdujo el código. La pequeña puerta de metal para abrir, y dentro había un CD. Ella puso su mano sobre una toalla para cubrir las heridas y la nuestro antiguo apartamento y también detrás del espejo encontrarás otra caja fuerte. Dentro hay un montón de documentos que pueden poner tras las rejas a los criminales más grandes. Si te encuentran, quiero darte el sobre y sal de Nueva York, será seguro. Por cier
gía la había abandonado por completo. Su vida dio un vuelco y todo esto por culpa de un hombre y sus mentiras. Iba a terminar con todo y llevar las pruebas a la policía, ella era la Reina de Nueva York, no podía huir y dejar a
o. ¿Quién debería ser? se dijo a sí misma mientras paseaba una pequeña esponja amarilla sobre su cuerpo. El teléfono colocado al lado de
r! como se
hace unos minutos. Los médicos dicen q
tengo algunas cosas que hac
es del apartamento del cajón y bajó corriendo las escaleras. Primero llamó al taxi porque Max estaba en el hospital y no podía dejar sola a Flor. Cuando salió de la casa, vio un
ra llevar el código a la caja fuerte o lo que hay dentro. Si no lo
X
vista d
esistir, ten
tras se despertaba lent
X
e vista
no pudieron ocultar su preocupación por Gabriela. Eran las tres de la mañana y no habían sabido nada de ella. Su teléfono estaba apagado. La ansiedad era visible en los rostros de los dos. Al final del pasillo hizo su aparición un hombre con túnica
Sr. Livai?- preguntó el médico lev
las que vivió recientemente, no tenemos ninguna
erioridad, luego comenzó a rebuscar entre los documentos que tenía en la m
cas posibilidades de vida, pero después de una cirugía exitosa, las posibilidades de
mientras recogía su abrigo de la si