Era dichosa, muy feliz. Pero todo cambió el día que no solo perdí mi amor sino que tambien murió la mujer que todos conocían. El día de mi boda marco el final y el inicio de una nueva vida, vacía y sin sentimientos. Prometí no enamorarme más, solo me centre en el trabajo y los hombres solo pasaban por mi vida como diversión. Soy dueña de todo un imperio pero me vi amenazada y llegó él. Se suponía que sería mi salvador pero se convirtió en algo más. Stephan fué quien me revivió. Drama, secretos y verdades que ponen a prueba el amor de dos polos opuestos que estaban destinados a encontrarse.
La ropa está esparcida por todas partes.
La falda negra ajustada descansa descuidadamente sobre una pila de documentos, y los zapatos de tacón alto están al otro lado del escritorio. Una chaqueta negra, una camisa y un pantalón negro están tirados en uno de los sillones cubiertos de cuero blanco. En el otro sillón se encuentra una mujer casi desnuda besando apasionadamente a un hombre alto y fornido. Antes de que las últimas prendas de ropa lleguen al suelo, el teléfono empiezó a sonar. Los delgados dedos de la mujer tocaron delicadamente la pantalla del teléfono.
- Vístete y sal, tengo trabajo que hacer- le ordenó al hombre desde el sillón.
- Gabriela pero... ni siquiera logramos hacerlo- dijo el hombre confundido.
- No es mi culpa que te muevas lento. Ahora vístete, el señor del teléfono sigue esperando que le conteste.
Sin objetar, el hombre se vistió avergonzado y salió de la oficina. Sola, la bella mujer también comenzó a arreglarse, estaba un poco despeinada y siempre le gustaba lucir impecable. Se puso la falda ajustada negra y luego buscó sus zapatos. Frente al espejo parecía una reina. Su largo cabello castaño cubría sus hombros y resaltaba sus ojos marrones. Tenía cintura de avispa, piernas largas y delgadas, era todo lo que un hombre podía desear. Pero la verdad era que ella no quería a ninguno de ellos. Tan hermosa como era por fuera, era tan negra y fea por dentro.
Una de las secretarias llamó suavemente a la puerta blanca de la oficina. Sabía que no podía molestar a su jefa cuando estaba con alguien, pero tenía que darle una noticia importante. Tocó un poco más y finalmente se escuchó la fina voz de ella.
- ¡Basta ya, Merlina, entra! Ese bastardo se fue hace mucho tiempo.
Entonces la puerta se abrió y una mujer rubia asomó la cabeza. También era muy hermosa, con ojos tan azules como el cielo, una nariz pequeña y labios carnosos. Al final, abrió la puerta de par en par y corrió desesperada hacia su jefa.
- ¡Estoy embarazada! ¿Puedes creerlo? Dios, estoy tan feliz.
- Bueno, felicidades, espero que esté feliz con ello.
- Tú también podrías ser un poco más feliz por tu amiga de la infancia, vamos, yo sé que puedes.
- Me alegro por ti, sabes que lo único que quiero es que mi única amiga sea feliz. Tú y Jasper van a ser padres maravillosos.
- En algun momento todo será bueno para ti también, un día te olvidarás de Orlando y entonces serás verdaderamente feliz.
- La felicidad no es para mi, ya estoy acostumbrada. Ahora tengo que irme, pero pasaré por tu casa por la noche para celebrarlo.
Sin darle tiempo a su amiga para reaccionar, salió de la oficina llevándose varios archivos con ella.
Aunque estaba feliz por su amiga de la infancia, no pudo evitar admitir que hubiera querido las mismas cosas que ella estaba viviendo. A la salida del enorme edificio en el corazón de Nueva York, solo los paparazzi pululaban aquí y allá. Todos querían una foto de la famosa Gabriela Ross y un hombre con el que pasaba el tiempo, pero nadie logró conseguir una. Todo el mundo había oído hablar de cómo trataba a los hombres, pero nadie tenía pruebas, era demasiado astuta para dejarse fotografiar en poses que no le quedaban bien. Con un simple movimiento de la mano, cuatro guardaespaldas le abrieron paso hasta la limusina negra que la esperaba. Dentro se encontraba nada menos que Azael Volk un famoso empresario de la industria de los videojuegos.
- Entonces, ¿qué era tan urgente Azael? Estaba haciendo un pequeño recado cuando de repente decidiste llamarme- dijo sirviendo un poco de champán en su copa.
- Si era pequeño, significa que no debería sentirme mal por llamar. Escucha, quiero hacer un trato. Tienes un montón de edificios por todo Nueva York y todo lo que quiero es poner algunas vallas publicitarias. A cambio, guiaré a los jugadores que crucen mi umbral para que celebren sus eventos en tus hoteles, y creeme que hay muchos eventos.
- ¿Y que mas quieres? Nunca se trata solo de publicidad.
Ella conocía a Azael desde hace muchos años, había sido socio de Orlando. Era un hombre astuto, el tipo de persona que espera que le des la espalda para clavarte un cuchillo. Siempre había querido una noche con ella, pero nunca la tendría. Desde un punto de vista estético, Azael era impecable. Su cabello rubio, siempre arreglado, cubría parte de su frente, y simplemente te perdías en sus ojos azules. Era bien formado y alto, pero no lo suficiente para ella. Después de un período de silencio, Azael se sirvió un poco de champán y miró a la mujer frente a él.
- Quiero que aparezcas en uno de los comerciales de mi próximo videojuego, eso es todo. Estos son los documentos que se deben firmar.
- Se los daré a los abogados para que los estudien y si todo está en orden cerramos el trato. Te llamaré mañana por la tarde. Ahora, si no te importa que baje aquí, dile al conductor que te lleve a donde quieras y luego venga por mí.
Azael observó confundido cómo descendía a un vecindario no tan familiar.
XXX
Ella solpia venir aquí con Orlando para alejarse de toda la locura. No había venido desde aquel fátidico día, y pensó que era hora de enfrentar su pasado. Los dos tenían un apartamento a unas cuadras de distancia, así que se dirigió hacia él. Ya estaba oscuro y por primera vez sintió miedo.
Tenía el presentimiento desde esa mañana de que algo malo iba a pasar, pero como de costumbre optó por ignorarlo. Trató de mantenerse a la luz de las farolas todo el tiempo, acelerando el paso. Finalmente llegó a su destino, a pesar de que sus pies le dolían terriblemente por los enormes tacones que tenía puestos. Estaba frente a un bloque modesto, pequeño y amarillo. Recordó que Orlando estaba en el comité que eligió el color cuando se renovó el bloque. En el segundo piso había una cortina morada con palomas, eso fue lo que ella eligió. Se acercó a la puerta, usó su tarjeta de acceso y entró. No había nadie en las escaleras del bloque, probablemente porque era bastante tarde. Aquí no había ascensor, así que subió las escaleras con gracia. Cuando finalmente llegó al segundo piso, un gato apareció en su camino. Lo reconoció de inmediato, era Meal, el gato que los residentes alimentaban y cuidaban.
- Yo también te extrañé Meal. Lo siento, me enganché con otras cosas y no vine aquí.
Luego sacó un trozo de pan de su bolsa y se lo dio. Ya lo había preparado desde la oficina, aunque sabía que llenaría su bolsa de migajas. Se acercó a la puerta con la llave en la mano, pero cuando trató de abrirla, notó que ya estaba abierta. A pesar de que cada partícula en su cuerpo le decía que saliera de allí lo más rápido que pudiera, irrumpió en el interior. Con pequeños pasos se dirigió hacia el dormitorio.
Un hombre de la misma edad que ella estaba acostado en la cama, profundamente dormido. Cuando trató de dar un paso atrás, el hombre abrió los ojos. En el momento en que la vio, saltó sobre sus pies.
- Por favor no me hagas daño- dijo asustada.
Nunca pedí nacer, ni tampoco vivir bajo este infierno. Solo tenía 15 años cuando mis propios padres me vendieron por miserables botellas de licor. Perdí lo más valioso que tenía y tampoco podía confiar en nadie. Mi instinto de supervivencia me hizo cumplir los trabajos mas asquerosos para sobrevivir en ese burdel. A mis 18 años no imaginé que mi vida cambiaría tan rápido, fui comprada en una subasta por el mismo diablo y aunque deseaba con mi alma cambiar de vida, nunca imaginé que fuera por él. ¿Infierno o cielo? Vivir entre las sombras del deseo cambió mi vida por completo.
El Dr. Ray Evans vivió una existencia solitaria y miserable como asistente de emergencia en el Centro Médico Harborview. Comía, respiraba y vivía para su trabajo. Se negó incluso a pensar en las mujeres. Para él, eran sólo distracciones y no confiaba en nadie, excepto en su madre. La Dra. Jane Hall acaba de mudarse a Seattle, después de completar su residencia en Chicago. Fue contratada como pediatra de este mismo hospital y se convirtió en becaria de la sala de emergencias pediátricas. Ella no buscaba una relación, sólo se concentraba en su trabajo. Fue odio a primera vista para ambos, o eso pensaban, más nunca negaron su atracción instantánea. Ambos mundos se cruzan, dos polos opuestos que se atraen. ¿Podrán sanar y cambiar su forma de ver la vida?
Después de las miles de veces que dije y demostré lo mucho que te amaba... ¿Cómo pudo una simple actuación romper tu fe en mi? Vi en tus ojos que de verdad creías que ya no te quería, la idea mas ridícula que pudiste tener... ¡Cómo si hubiera alguna manera de que yo pudiera vivir sin amarte, desearte y necesitarte! Eres la luz de mi vacía existencia y si tuviera un alma tu serías la razón para no perderla. Y aunque te destruí te volveré a sanar, dame la oportunidad de enmendar mi error y sacarte de la oscuridad.
Él es un multimillonario, carismático, líder de una poderosa mafia apodado "Blackjack" y jefe de una exitosa cadena hotelera. Ella es una chica que ha pasado por mucho, llena de secretos y un pasado oscuro, la chica que huye del asesino de su hermano, pero que sabe muy bien como esconder sus secretos. Un simple error cambiará su vida una vez que conozca a Blackjack, sin saber quién es realmente. Ella lo cree arrogante y engreído. Pero, ¿qué pasará cuando se enamore de él? ¿Serán capaces de estar juntos? ¿Serán capaces de superar todos los obstáculos que se les presenten? Solo tienes una forma de averiguarlo.
Para él siempre fuí su angel. Para mí, siempre fue un demonio. Polos opuestos que chocaron entre sí, un matrimonio arreglado y una relación que no recuerdo por un accidente que sufrí. Llevaba una mejor vida hasta que apareció de nuevo y todo volvió de la peor manera. Nunca imaginé que los ángeles se pudieran enamorar de los demonios, pero esta es mi historia.
Celia, necesitada de dinero, acepta un trabajo como ama de casa de un hombre misterioso que vive aislado en una mansión. El hombre es conocido por su mal humor y su tendencia a ahuyentar a quienes lo rodean. La joven sabe que no será fácil, pero está decidida a demostrarle al hombre que no es como los demás. En los días que siguen, se gana la confianza del hombre, quien comienza a abrirse a ella. Juntos, descubren que ambos tienen secretos que esconden del mundo. A medida que se acercan, la joven empieza a ver al hombre como alguien más que un simple amargado. ¿Podrá romper las barreras que el hombre ha construido a su alrededor? ¿O será su mal humor y su ira demasiado fuertes para superar?
Cuando eran niños, Derek le salvó la vida a Norah. Años más tarde, Derek quedó en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y Norah se casó con él sin pensarlo dos veces. Con sus conocimientos médicos, incluso lo curó. Durante dos años, Norah amó a su marido con todo su corazón, esperando poder devolverle su bondad. Pero cuando volvió su primer amor, él pidió el divorcio. Sin dudarlo, ella estuvo de acuerdo. Lo que pocas personas sabían es que ella, etiquetada como "abandonada", era en realidad una piloto de carreras, una famosa diseñadora, una genio hacker y una reconocida doctora. Lamentando su decisión, Derek le pidió perdón a Norah. De repente, apareció un encantador CEO, abrazó a Norah y le dijo: "¡Aléjate de mi esposa!". Sorprendida, Norah soltó: "¿Qué?".
Kallie era una muda. Su marido la ignoró durante cinco años desde su boda, no solo esto, ella hasta sufrió un aborto por culpa de su cruel suegra. Tras el divorcio, Kallie se enteró de que su exmarido se había prometido rápidamente con la mujer que realmente amaba. Sujetando su vientre ligeramente redondeado, se dio cuenta de que él nunca se había preocupado realmente por ella. Decidida, ella lo dejó atrás, tratándolo como a un extraño. Sin embargo, tras su marcha, ese hombre recorrió el mundo para buscarla. Cuando sus caminos volvieron a cruzarse, Kallie ya había encontrado una nueva felicidad. Por primera vez, él se humilló ante ella y le suplicó: "Por favor, no me dejes...". Pero la respuesta de Kallie fue firme y despectiva, cortando cualquier vínculo entre ellos: "¡Lárgate!".
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Para cumplir el último deseo de su abuelo, Stella se casó con un hombre al que nunca había visto. Sin embargo, los dos continuaron llevando sus vidas sin ser molestados. Un año después, Stella regresó a Seamarsh con la esperanza de conocer a su misterioso marido. Pero para su sorpresa, él le envió un mensaje pidiéndole el divorcio. Apretando los dientes, ella respondió: "¡Entonces divorciémonos!". Poco después, Stella se convirtió en empleada de Grupo Prosperity y trabajó directamente para el director ejecutivo del grupo, Matthew. Se decía que el apuesto CEO estaba casado y amaba mucho a su esposa. ¡Pero Stella no sabía que él era en realidad su misterioso marido! Decidida a centrarse en su carrera, Stella deliberadamente se mantuvo alejada del jefe, aunque no pudo evitar notar sus intentos de acercarse a ella. Un día, su marido cambió repentinamente de opinión y se negó a seguir adelante con el divorcio... ¿Cuándo descubriría Stella que Matthew era su marido? En medio de una mezcla de dulzura y mentiras, ¿adónde los llevaría el destino?
Kai y Lizzy inician una nueva etapa, donde se destapan secretos, caen muros y la relación se fortalece.