tes que sentían simpatía por los príncipes, ella supo que un soldado quiso arremeter contra sus esposos, valiéndose de una reciente
poso es muy débil, no podrá contra ese soldado", por lo q
n, lo primero qu
podría derribar a Brett? ¡Pero si es el más fue
¡Le habría derribado a ese intrép
Brett, acercándose a la reina – no dañé ning
aranjo y arrancó de ahí una fruta – puedes tocar las plantas que qu
s sentía que sus mejillas se coloreaban. Luego, un par de guardias
í por tres días como castigo por intentar
ron esa orden, sin da
e dirigió a los c
avor, avísenme con antelación si el agresor requiere de un castigo severo en caso de que
r – la avisaremos para que se encargu
es gustaría pasar un tiempito más con los invitados? Mañana comenzaremos con la distribución de sus dormitorios y
, señ
o ubicaba a muchos de ellos, por lo que supuso que, al cambiar de mando, también se reemplazó a gran parte del personal. La mayoría se re
dola la verdadera reina del Sur. Aun así, prefiere vivir una vida austera, lejos de los lujos y la vida protoc
Brett se fijaba en los sirvie
uscar aliado
aje por el palacio. Y sin embargo uno de ellos intentó agredirnos valiéndose de una vieja norma interna... y nuestra ignorancia. A pesar de sus intenciones, no po
eeré las letras pequeñas para tener con qué sostenernos en cas
contigo
a unos cuantos kilómetros del palacio. Como la ruta que conectaba la ciudad con el palacio real estaba asfaltada, el trayecto duraba unas pocas horas. Y los visitantes podían d
arse por la Capital por un tiempo para asegurarse de que estuvieran bien, a la par que quería pasa
l reina Panambi y la duquesa Dulce quien, hace poco, le cedieron unos terrenos para que las gestionara como su primer
qué es
forma directa, sino que hacen que los propio
Ahora que están casados con la reina, deberán ser ellos quienes se encar
cada duque, encargarse
o de partir, Rhiaim le comentó a Brett sobre lo que co
esto. Por cierto, ¿quién es esa
Sofía. Seguro qu
te, Brett hizo una mueca extraña – e
– intervino Eber - ¿
. esposo – Brett acen
l caballero del Oeste con qui
z alta! O nuestra esposa pensará que no pod
está bien. N
visó directamente para que se encargara de los más pequeños en su ausencia. Sin embargo, sabía que ese
avisarme. Recuerden, en
cargaré de las comunicaciones como el her
un túnel de árboles, dando así una espectacular vista para aquellos que deseaban visitar a la reina. Brett recordó que le habían contado
s protocolares y reuniones diplomáticas internacionales, se organizaban en una residencia especial con
tos negros, ya que era el uniforme oficial de la servidumbre. El mayordomo llevaba una corba
darse en sus habitaciones asignadas. Estas muchachas – continuó, señalando a las cuatro mujeres de negro – serán sus dama
ento – le dijo Brett – es
de Brett parecía ser una chica muy amable y cándida. El joven príncipe intuyó que ya tendría alguna
rincipal, se le enviará los mensajes urgentes en caso de que la reina se encuentre ocupada. También recibirá el desayuno en l
rigiéndole una pequeña sonrisa de amabilidad – aunque soy un príncipe, puedo bañarme y ve
í, si necesita algo, no dude
una mesa de escritorio, un par de sillas y un sillón, por si recibía alguna visita. El baño también era grande, co
ía – le dijo Brett
e, su alteza. Cualquier c
acercó a su ventana, la cual lindaba con los árboles del bosque. No tenía barrotes y era suficientemente grande como para poder salir de
da. Los jóvenes príncipes, en cambio, vestían conjuntos de camisas con pantalones de distintos colores cada uno. El único que portó una túnica fue Zlatan, ya que él estaba más acostumbrado
les haya gustado sus habitaciones. Pensé en respetar su privacidad proveyéndoles a ca
modas sillas de madera acolchada. La reina se sentó también y
decirles que les admiro el cómo han podido gestionar ese problema, casi sin la intervención de la anterior reina.
ndidos están portando armas de fuego y usan a l
lucionarlo solo, no acudió a la reina para ayuda extra
mayor sabía que las elecciones serían pronto, así es que no q
estionadas por los nobles y que, en su mayoría, están habitados por burgueses que poseen el suficiente poder adquisitivo para comprar propiedades. Sin embargo, esto no ha evitado que surjan los problemas de
o Rhiaim la noche anterior.
tartamudear ante su nerviosismo. Cuando consiguió calmarse, continuó – la duquesa Sofía también tiene ese problema. Habló con mi hermano
do nuestras etiquetas y podamos tener una relación más... informal. Y, por cierto, estaré armando los horarios para poder hacerles v
esperarla, esposa querida – dijo Ebe
y una red criminal que atacan a los niños en distintos ducados, no solo el de nuest
algún enemigo del nuevo régimen que, por A o B motivo, buscaba desestabilizar el gobierno robándose a los
upa que surja esto y, por otro lado, me alegro haber tomado esta decisión de casarme con ustedes para crear un gobierno más fuerte y próspero en los próximos diez
tomando la iniciativa – y ver si tienen algo en común
uso Uziel – Puedo hacer ese trabajo. ¡Solo mírenme! ¡Soy tan pequeño que pu
ora eres esposo de la reina. No querrás que ella entre e
ándose de brazos - ¿Acaso, como esposos, no estamos destinados
que es algo riesgoso, será mejor buscar otras soluciones. Aunque sean mis esposos, no
nos encontremos – dijo Zlatan – lo interrogare
ción de su líder. Ni siquiera el príncipe Rhiaim pudo hacerles hablar tras someterlos a intensas torturas en los tiempos de las co
onrisa maquiavélica. Sus ojos se tornaron fríos, emanando un
os hijos de la reina
recorre nuestras ven
hacer hablar hasta a las
l infierno para hallar l
un día deciden rebelarse contra mí... ¡No! ¡Es muy precipitado! Mientras limite sus movimientos, no se atreverán a hacerme daño. Aún si se
y, al instante, los jóvenes v
til - ¿Y si recurrimos a las espías de tía Yehohanan para
ar a esos criminales – dijo Brett, también mostrando entusiasmo –
eguntó Zlatan, sorprendido po
t y, esta vez, miró a la reina Panambi de forma gentil y continuó – y estoy seguro que nuestra queri
o Uziel, poniéndose de pie - ¡
hé de ti que eras revoltoso e impulsivo. No importa qué tan fuertes seas, igual puedes last
tencia. El muchacho de inmediato se calmó y volvió a sentarse, pero se mantu
aquí para pasar un momento agradable juntos. En cuanto a los menores... no se entretengan y regresen pronto
eniendo una expresión serena – me encargaré de
– y me comportaré como un digno príncipe. ¡Ya lo verán! ¡P
tt y a mí cumplir nuestros d
os la miraron, extrañados. Al
o de mí. Les prometo que, si se portan bien, tendrán su recompensa – ant
que le cautivó su gran carisma y personalidad. Aún con eso, estaba dispuesto a seguir en su papel de esposo y aprovechar