mo me lanzaba miradas disimuladamente. Todos los demás,
, sabía que entendería perfectamente, él sonríe con malicia. Anabe
... – Parecía muy avergonzada, ¡Se ve roja! "¿Se va a confesar tan rápido? Dirá que le gustó o le parezco guapo,
que me apenara fácilmente, mantuve la compostura, le di una peque
mi vago intento de limpiarme. Ella mantenía l
tro y es muy grande. –
ente hacia mi mochila y saque el primer paño que encontré, allí agachado comencé a limpiar mi nariz, restregando sin parar, por dentro y por encima, ¡Por donde sea! Y cuando m
Soy una persona bastante segura de sí misma, si dejara que estos pequeños malos momento
ertamente, mientras los demás miembros del equipo mantenían sus risas de una forma discreta. Mentiría si d
olteó hacia su mochila y sacó un peq
ar la mochila y hay estaba, tirado encima de ella, el paño que acababa de usar, el mismo paño con que me limpié las manos cuando me ha
eguntó mientras
egundos y me doy cuenta de mi error. Ella me ofrecía la toallita para que ¡Yo mismo me limpiará! Y yo simplemente asumí que ella me
pre alguien muy seguro y audaz. ¡Claro! He tenido mis tropie
cual me pareció tierno, cómo la mueca de una pequeña niña. Efectivamente, ella en un principio se había sorprendido
mis labios a su oído y en un susurro solo audible para ella, le agradecí. Necesita
r el roce de un chico apuesto a su lado, solo se veía... Incómoda. Luego, como si nada
aba como me lanzaban miradas entre risas y disimulaban. Mie
ulos o posibles temas para nuestro proyecto a la docente, ¿De qué se trataba? Ni idea, ni me int
ndía la actitud de Anabel, cómo sé enrojecida y sonreía, ¡Mientras yo! ¡Como tod
apos de la universidad, solo que se interpuso un mal momento, una mal día, un accidente... Dejaría que pasaran unos días, olvidar
aparentemente amable... Observándola mientras recogía sus cosas, pues la clase había terminado, me dio la sensación de que, quizás
te de mí, a todo pulmón, mientras yo refunfuñaba. Observé a Anabel alejarse por el pasillo, al
n este pensamiento, me