aba a su figura como si hubiera nacido con uno, sus hombros anchos y sus caderas estrechas acentuaban a un homb
o, en la peor p
ando fragmentos de
or, más inteligente, más rápido, cualquier cosa más que él. Y en cuestión de segu
adinerada que prosperaba con el poder y el éxito
er que usar toda la ropa de invierno en la
nte los últimos tres años en Yale sabía
a doméstica en el club de campo
dedor de mis cuñas blancas, brillando como diama
ta, como si cada palabra fuera calculada y medida antes de sa
r de mi cara, pero cerré mis manos en puños para detenerme. Él con su
ca de él, parecía ser una segunda naturaleza para mí. Pasar años debatiendo con él frente a la élite de Yale me había d
ose la garganta, no habría saltado y tirado las copas de champán en la suite de Dior que es
mirando boquiabie
entímetro de él estaba vestido con marcas de diseñadores y reliquias familiares, pero lo usaba con la confianza de un hombre bien establecido en
s prístinos pisos de mármol, tratando de a
tó en mi piel, pero no me detuvo. Se neces
dor de sus muslos de acero y sus largos dedos recogieron uno de los fragmentos. Mis ojos siguieron el ele
o para que el enrojecimiento se acumulara, pero no lo suficiente como para hacer u
el dios
ncelados, nariz larga y audaz, boca ancha. Su cabello castaño colgaba sobre su frente en un derrame perp
da átomo
lo chupó una vez. El chasquido de su pulgar saliendo de s
ué g
s aquí, N
bula se contrajo ante el sonido de su nombre completo. La mayoría lo llam
ncia muy necesari
n, una tormenta se estaba gestando dentro d
i
sa maliciosa se aferró a sus labios. "Mi familia
zó y no pude evitar que mis ojos
pietaria del Hawth
e c
a eso? Invest
hombros-. "Hawthorne era su apellido de soltera. Era un club de caballeros hast
n hiedra verde fresca trepando al techo negro. Era enorme, con cuarenta y dos habitaciones y cinco gran
querida para permanecer en la finca de Hawthorne estaba a
los cuale
día lo
y no estaría fregando los sucio
lo bajo su atenta mirada, tra
mejor
s fuerte
ad exterior, las rutas aéreas enmarcaban mi rostro enrojecido. Mi falda se había subido en mis muslos y traté de ba
ue yo no era rico. Ninguno de ellos sabía que tenía una beca del sistema de cuidado de crianza, una que estaba al borde peligroso
nte que siempre sacab
iel Ra
radamente que me reconocieran las facultades de derecho a las que planeaba postularme con la esperanza de que me ofrecieran una beca completa. Porque sería aceptado
os fueron tratados como dioses. No ayudaba que se
alph Lauren y yo caminé con la esperanza de que nadi
espués de trabajar como camarera hasta la
no tenía una y estaba completamente de acuerdo con eso. Necesitaba concentra
ificios si eso significaba
tenerse lo más lejos posible de mí. Solían temer esas cosas en una mujer porque era i