o de u
hijo de su amiga, pero sin poder explicarse el cómo o el porqué, en su mente no podía desaparecer el dilema que le había quedado plantado desde que Maximiliano le salvara de aquella terrible situación. Sus sentidos entenebrecidos por la angustia y la conmiseración, le presentaron un panorama confuso donde se entremezclaban el presente y el pasado con una maldad abismal. Lo peor de ambos mundos fundidos en una sola vida delante de sus narice
o que había quedado desde entonces as u cuidado y protección. Por su bonita figura y su dulzura innata, la propuesta de muchos hombres nunca habían dejado de faltar, pero nunca tuvo una lo suficientemente
a decisión que ella tomó después. No había forma de entender el motivo final por el cual ella lo hizo y aunque Eli se lo preguntaba en el silencio de las noches desde que se quedó a cargo del pequeño que adoptó como su hijo, ella nunca se atrevió
eguir viendo esa sonrisa ella sería capaz de entregar su vida de ser necesario, ahora se sentía culpable
hora parecía despertar de alguna manera su interés. Eli se quedó con esa confusión asida a su alma mientras las imágenes del rostro de Laura en ataúd y el de Ángel sobre la cama del hospital se entremezclaban en su imaginación cuando escuchó el sonido de nudillos golpeando la madera de la puerta de su habitación. El susto le ocasionó un sobresalto abismal que
sobre sus labios le dificultaban hablar con normalidad, por lo que se ocupó de limpiarla
un tono que no se decidía entre ser rudo o sensible al mismo tiempo―.
para ambos luego de aquella reclamación de parte de Eli, quien no estaba dispuesta a dejarle entrar a su vida ni siquiera ante esa muestra disimulada de interés. Su vida estaba demasiado rota como para atreverse a permitir que
zándose para retomar el tono soberbio y altanero con el cual se sentía mucho más
gar ―sentencio Eli llena de bronca y de rabia al escuchar aqu
poder imaginarse una sonrisa sostenida en su rostro mientras hacía aquella afirmación―. Solo no me gusta creer que hay una
levar por la emoción del
ste acuerdo...
va el saber que estaba sometida a un matrimonio previo acuerdo, pero tampoco le daba su orgullo como para pensar que una mujer pudies
estia, entonces temo decirte que tend
se de la puerta de su habitación. Aquella conversación no estaba en planes, pero le sirvió a a