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no sobrevivirá si no cons
uedar en su ánimo se desmoronó cuando el médico la miró con ojos de lechuza escrutadora y con la voz pesada y
r que decirle que sin una cantidad ridículamente grande de dinero, su hijo no podrá sobrevivir debe ser una de las cosas más difíciles de la vida, por lo que Eli, a pesar de estar sufriendo, inconcebiblemente por aquella situación con su pequeño, supo entender al médico y no le reprochó nada; ella misma sabía que la crueldad de la vida no tenía limitantes cuand
se había prometido a sí mismo que nunca más mostraría debilidad ante la vida, sencillamente debía tomar una bocanada de aire y respirar, aquella sala de espera de rep
lir adelante con su pequeño, con ese ángel que era toda su vida, pero que ahora necesitaba un envión de fuerzas mucho más demandante de parte de ella. Esa cantidad de dinero era demasiado exagerada y ni en toda su vida había siquie
r tienen un costo de ciento veinte mil dólares que deberá cancelar dentro de un mes para que los procedimientos puedan llevarse
emaban en las entrañas
s apretados para no llorar. El rostro de su pequeño ángel sufriendo cuando su
ativa, la experiencia se lo decía claramente. Laura, su amiga, no había tenido ni una mínima oportunidad cuando le
an concentrada en sus cavilaciones propias que no se había percatado que la puerta se había abierto y que un
que no era solo por culpa de las fuertes ráfagas de viento de ese mes de diciembre. Eli se acomodó después de aquella sorpresa inicial para poder mirar a la señora, que bestia de form
a que posiblemente tuviese intenciones de desdeñar de ella. Eli tenía mala experiencia con los ricachones, ella había nacido en el seno de una familia disfuncional y de escasos recursos y aunque había logrado surgir de cierta manera por s
li, pero no era una sonrisa sincera y amena, era, por el contrario, una sonrisa como de
o la verdad es que no pude evitar escucha
ía realmente difícil contenerse y controlar su antipatía. Estaba atravesando un momento realme
par de minutos de su tiempo para que charlemos, por
o que alguien se atreviese a bromear con algo así, pero la mujer se mantenía impasible, de
de golpe la expresión de su rostro, que había pasado de ser de do
una timidez que no le era propia a ella, entonces volvió a erguirse esbelta
mo Gena
de lo había escuchado, por lo que solo se limitó a estirar su mano para retribuir el saludo, más por educación que po
s eran las intenciones de esa mujer―... Y si no le molesta, quisiera
de que se acercará a la barandilla en la cua
la vida cuando ya no sab
i a la vida. Ella no era una mujer ambiciosa ni mucho menos, pero le ocasionaba una bronca terrible,
alo, para otros una maldición, para mí, en cam
Eli descubriendo que en esas palabras de la
como preparada para medir cada reacción del rostro de ella―, porque tú necesitas dinero para r
e estaba dispuesta a ayudarle, pero por sus experiencias de vida prefirió mantener sus reserva
tunidad de sopesar cada gesto y cada expresión de la mujer. Era ne
talles al respecto, a su manera de ver las cosas, Eli debía aceptar
ujer con un gesto un poco nervioso―, en
ás clara si de verdad piensa que yo estaré di
ica debía ser sincera del todo sino
ca, pero recuerda que yo estoy dispuesta a ayudarte dándote todo el dinero que necesitas para el tratami
ó Eli―, dígame que
ue te cases
¡¿Está us
as y me dejes explicar
tipo de explicación lógica... cómo pretende que una persona a
onocer pueda estar dispuesta a pagar todo el tratamiento de tu hijo, sin embar
rincipio sintió que lo mejor era darle la espalda a esa mujer y decantarse por obviar la conversación; sin embargo, aún se quedaba en su cabeza dando vuelt
efactora―... no cualquiera estaría dispuesto a hacer algo así y por eso me deja dudando de que se esconde detrás de ese matrimonio para que usted esté di
ello estaba descubriendo que Eli, aparte de ser una chica hermosa, era también una mujer inteligente y atenta, justo lo que nece
itaba que le consiguieran una esposa. La oferta de ayudarle con los gastos era atractiva por demás, pero ella estaba dispuesta a conseguirlos por su cuenta, con lo
turo, pero valía la pena, pues lo hacía pensando en su pequeño Ángel. Muchos pensamientos le rondaban en la cabeza mientras se encontraba en aquella acera esperando un taxi para volver al hospital luego de sentir que le acababa de vender el alma al diablo y cuando pensó que las cosas ya no podían ir peor, un coche pasó justo frente a ella levantando agua de
or donde p
e imaginaba a un sujeto de rostro deformado por una expresión de pesar y arrepentimiento, sin embargo, s
por estar ahí de p
os. Era una situación capaz de superar cualquier capacidad de control y autodominio
tó Eli con los dientes
una es
a velocidad como si pretendiese repetir de nueva cuenta aquella afrenta. Entonces El