a al c
tar que durante toda la noche su alma se refugiase en la comodidad del llanto para controlar el desaliento que le inundaba en esa vida suya, que era un mar de dolores acumulados. No solo era aquel matrimonio al que había tenido que acceder sin siquiera saber nada del hombre al que recibió como esposo y que ahora sabía que no era más que un vil patán; sino que se le sumaba todo ese acumulado de miseria y angustia que había vivido du
mientras durase su farsa de matrimonio, Eli no pudo evitar ahondar en el recuerdo de ese pasado, si
ubieses podido
sas de la misma desgracia, Laura se le había adelantado. Ella quien le había salvado la vida no solo de manera metafórica, sino que realmente había tenido las agallas sé lanzarse delante de un camión para salvarla cuando estaba a punto de ser arrollada, se había convertido para Eli en esa brújula que marcaba su norte; una brújula que se fue de su lado el día que descubrió que el hombre al que había amado con toda su vida y por el cual había sido capaz de enfr
sola y perdida en el rumbo de la vida, ahora que no tenía a Laura para sentirse con ese apoyo de siempre; ahora, en cambio, se encontraba ante las palabras que ahora tenían un sentido completo cuando recordó como Laura le hizo prometer que cuidaría a su hijo en caso de que ella no estuviese. Desde entonces el pequ
letos de atenciones y cuidados, pero sobre todo cuatro años donde aquella promesa a su amiga había quedado saldada. Pensando en todo esto, Eli se logró adentrar en el mundo de los sueños, pues la calma le visitó al ser capaz de recordar que si había aceptado aquella locura de ese matrimonio misteri
la idea de visitar ese despacho esa misma mañana, Eli salió de la cama luego de haber cambiado su ropa por un conjunto mucho más sencillo que aquel vestido blanco que había llevado en la noche
acho que coronaba un pequeño, pero lujoso, edificio de seis pisos. La puer
la que había negociado todo aquello le dijo, apenas la vio a
io un paso adelante y cerró la puerta de tras de sí. Con un gesto rep
justa entonación que necesitaba. Ella no buscaba la confrontación, pues no le convenía en su posición, pero sabía que debía hacer notar su posic
nasales le retumbaran como insufladas por una reacción demoledora―... no puedo creer que hoy que deber
ese detalle como si lo que decía Gena era a
negocie como un acuerdo cualquiera... pero si lo que le preocupa es eso, déjeme decirle q
a aquello. Ella parecía esperar otro tipo de respuesta, p
ada más, si él te quiere para tenerte solo como un trofeo allá él, pero t
tá pidiendo que me co
importa es que ese matrimonio no se deshaga
uel gesto calculador de la bruja vestida a la moda que la miraba desde
ate con saber que es eso lo q
dad de condiciones en esa conversación, por lo que sin quedarse en el margen ante ese ataque, Eli salió a
su palabra y ayude a mi hijo... yo ya cumplí mi p
Eli no tuviesen sentido para ella. Gena era un despi
n ese hospital sufriendo por u escuincle que ni siquiera tienes seguridad de que pueda vivir y ahora yo te he llevado a estar casada con un hombre que aunquemo Eli subiendo la voz al descubrir que las palab
ate cuenta de que la oportunidad de vida que tienes delante de ti es más grande de lo q
espiadado que era su corazón. Era increíblemente incuestionable que esa Gena era solamente una cara bonita, pero det
de decirme ese montón de estupideces como las que acaba de decir, es mejor que me avise de una buena vez y no me haga perd
torio todo ese tiempo, pero al decir esto último afincó sus puños sobre la madera
ico? ―fue lo único que G
ué tendría que hab
e tuvo que contener la rabia que había manifestado reci
l acuerdo que tenemos, te recomiendo que salgas por esa puerta y regreses a la casa de tu marido ―Gena se puso de pie, pero sin expresar de ninguna manera una muestra de descontrol, ella era todo modales y estilo a pesa
odía mantenerse oculto en su corazón ese cúmulo de rabia que estallaba
ecentar una enemistad con esa mujer de corazón impuro, pero no se quedaría de br