ra ver de que se trata. Un hombre a escasos centímetros de mi rostro me sonríe, se
as encanto, t
l que se desprende cada v
suficiente. Comienzo a gritar con la esperanza de que alguien me escuche y venga a salvarme. Mueve los dedos d
puta -esas cinco palabr
que podía hacer era dejarle profanarme, humillarme, degradarme
a mil. Siento el pulso como un caballo galopando por todo
n sueño pero no, he vuelto a vi
ote. Debería relajarme un poco, tanto so
re de Martín, mi jefe. Es muy raro. Jam
carraspeando para qu
prano pero tenemos que hablar
media hora
. Me preparo lo más rápido posible con el corazón en un puño,
mil tonterías a cada cual m
o con un nudo en la garganta
mate -sonríe de
nozco a Martín desde hace años, se
o un tipo que quería alquilar
ntes de irme
r una noche temática de no se qué -mueve la mano mientras pone un
s una estupidez preguntar pero tengo la es
l día de la fiesta, no tienes que venir por la noche solo quedar con él por el día para
¿Tengo que e
enfada - esto es importante. Paga muy bien y nos hace falta, a
o la cagues ya puedes
opinión y tampoco quiero iniciar una discusión p
almer" - Es un restaurante bastante car
ta en el hombro poniendo una falsa cara d
pelo en una cola alta, voy maquillada así que estupendo. Entro en una tienda y compro una agenda y u
de la una pero no me im
cibe con una amplia sonrisa e
usted r
nombre es Hugo -me avergüenzo un poco
la. Si es tan am
personas. Unos comen, otros, simplemente beben y charlan pe
rada así que imagino que está enfrascado en algo realmente interesante y que le hace gracia porq
? ¿ayer fui una borde y me comporté como una loca pe
cado. Me quedo sin habla ¿piensa que voy a comer? es más, no he podido comer desde la otra noche q
s ¿ no? - saco la agenda del bolso y comienzo a contar día
diente perfectamente alineados. No quiero comer con él, ni ser su amiga. Esta situaci
a, desaparece y se convierte en una fina linea recta. Llega el camarero con
quí-suelta, señalán
do lo de la comida -di
tiras, Lisa. No quiere
que no quiero estar ahí con él y lo de las mentiras lo ha d
ilencio me sobresalta y la cuchara cae s
s o hagas - levanta la mano, la coloca sobre el pecho d
y no quiero herirlo -no, no quiero estar aquí -ba
era o que le iría con el cuent
muy interesa
de forma brusca. No se porque me
sea pobre - levanta la mano para que mire en el local en el que nos encontramos mientras ladea un poco la cabeza- ... y ahí estás tu, diciéndome que no quieres e
de orgullo de hombre herido, me molesta. No me puede interesar ni él, ni nadie. No lo sab
o y antes de salir y dejarle
rrir, ni en dos