alidez desde que lo había conocido en la biblioteca de la universidad, Aiden no era realmente como los rumores decían, todos lo tachaban de Playboy y mujeriego, sus co
as, Capitán del equipo de Rugby siempre estaba acompañado, del que todos sabían, que era su mejor amigo Erick Connor y la rubia voluptuosa, capitana del equipo de gimnasia, hija aristocrática y perfecta Amelia
o financiero, la francesa había heredado el cabello negro azabache de su madre y los ojos de un hermoso color agua marina, demasiado claro para ser verde, pero tampoco para ser celeste, de espesas pestañas, rasgos delicados de muñeca y unos labios carnosos, Rossete era conocida también en interne
zados más larga de todo el campus, no había hombre que no se le quedara mir
la gran parte de la semana. Era un edificio antiguo con muchos pasillos y recovecos don
os días de diferencia, prácticamente habían sido concebidos al mismo tiempo y el compromiso de ambos era solo una cuestión de tiempo, la unión definitiva de ambas familias era un deseo de sus padres desde hace muchos años, así como el papel de buen hermano menor, aquel que apoya al mayor en las gestiones empresariales. Podía renunciar al matrimonio como una
elo, su espalda apoyada en la pared en un rincón, a su alrededor muchas guías e impresiones que llevaba horas estudiando, en su regazo, yacía un libro de cálculo avanzado abierto y a un costado, su cuaderno de notas, ella d
seguro de que lo llevó a acercarse a ella, tal vez la vulnerabilidad que mostraba en el profundo sueño, o la curiosidad de saber que era todo aquello que tenía disperso por el suelo como si fuera su espacio personal, pero se
es de que la gruesa portada chocara con la baldosa fría del lugar, pero Rossete tenía el sueño sumamente ligero y al sentir e
iolenta y despertó un sentimiento de posesividad primitiva que no pudo controlar
la primera vez que veía a un chico tan guapo, su corazón dio un pequeño vuelco y la voz se le quedó escondida en algún lugar de su garganta, anonadada, sin poder comprender la reacción que le provocaba, arrancó l
ligó a dejar de mirarla. -¿Puedes explicarme por qué dec
o, ella no tenía nada que demostrar, ni le interesaba la docencia, pero así mismo, tampoco pudo deshacerse de la propia curiosidad que
d junto a una inevitable atracc
ualm
e noche, pero no reconocía el lugar y por una fracción de segundo todo dio vueltas y el pánico quiso enterrar sus garras
mencionó ella después de algunos min
buelo debió encargarse de que se llevaran todas
ilar, Rossete se dio cuenta de que el Mercedes de Aiden no estaba en el garaje y tampoco había señales de que hubiera vuelto a casa. Entraron a la acomodada sala ya completamente amoblada, de un gusto exquisito y moderno, para
eguntó mientras ella se
a idea, Aiden puede llega
entía atraído por aquella fuerza que destilaba y como se había visto involucrada en todo aquel embrollo, la furia de aquella mu
r favor.- pidi
rmir, aun con el vestido de novia puesto, la falta de costumbre vividora le pasó la cuenta, vomitando los costosos pantalones del traje de su cuñado y para colmo, cayendo inconsciente sobre él. Has
ido del cuarto de baño, su cabello corto y castaño se veía
tuación -se disculpó ella con las mejillas suavemente
abajo.- dijo finalmente dejándola so
cuarto de baño se dio cuenta de que las pocas prendas que traía en su maleta habían sido pulcramente orde
preparado un par de cafés, y le ofreció la se
ella contra la taza,
y lo acompañó a la salida. Cuando Jimmy estaba por subir a su coche se quedó mirando unos segundos a la hermosa esposa de su hermano- déjame darte un consejo, no confíes en nadie, ni siquiera en mí, conozco cada un
andar fuera de la propiedad, ¿Qué era lo que sabía?, ¿Conocería su identidad francesa? ¿Sabría sobre la patética forma en que había sido rechazada por su
novia en una bolsa y guardarla en un rincón del cuarto de closet. Se puso su camisón de pijama, sentada sobre la cama, rodeó sus rodill
ués de haber pasado aquellas horas en un bar cercano se había dispuesto a volver a casa, no estaba seguro de que esperaba al reunirse con ella, tal vez lograr identificar los verdaderos motivos de porque Rossete había vuelto, pero no, no esperaba aquello, un déjà vu de lo que había sucedido hac
ente dio un brinco, se levantó de la cama rápidamente, con el fin de decir algo, lo que fuera, pero la presencia de aquel británico siempre lograba fundir sus poderosas n
édula, sin comprender bi
órtate a la altura, no me interesa cuántos han pasado por tu cama, pero, ten un mínimo de respeto, no perm
eron estremecer levemente, una gri
es lo que
da de asco y desagradó. - Un mes más, y luego sin falta deshare
n paso, sintiendo un nudo en su garganta y su pecho como si fuera un bloque de
ra su voluntad y en un hilo de voz, Aiden terminaba de
a de lo que creía ... -dijo él con hastío -Debid