Hace dos años, Nina se casó con un hombre que nunca había conocido. Ella no sabía su nombre ni su edad; no sabía nada sobre este hombre con la que estaba casada. Su matrimonio no era más que un contrato con condiciones, y una de las cláusulas era que no debía acostarse con otro hombre. Nina perdió su virginidad con un extraño cuando llamó a la puerta equivocada una noche. Con la compensación que tuvo que pagar, decidió redactar un acuerdo de divorcio por su cuenta. Cuando finalmente se encontró con su esposo para entregarle los papeles, ¡se sorprendió al descubrir que su esposo no era otro que el hombre con el que lo había "engañado"!
El viernes por la noche a las ocho en punto, se estaba celebrando un banquete en el Four Seasons Garden Hotel. No solo todo allí era lujoso, sino que había un ambiente feliz con las personas brindando y charlando alegremente.
Al mirar la señalización, Nina Lu dijo: "Debe ser aquí".
Sin embargo, no pudo evitar sentir confusión al pensar que no sería fácil entrar en un lugar así sin una invitación. ¿Qué iba a decir en todo caso? Mientras se preguntaba eso, una figura delgada apareció justo frente a ella. Era Isabella Zhang, su compañera de clases.
"Isabella", la llamó saludándola. Como volviendo a la realidad, la chica se dio la vuelta parpadeando sorprendida cuando vio quién era. "¿Qué haces aquí?".
Al acercársele no olió el Perfume de Feromonas que le había dado y cuestionó: "¿Por qué no llevas el perfume?".
"Tengo algo urgente que hacer, por eso no me lo puse". A decir verdad, ella no estaba acostumbrada a usar ningún tipo de fragancia. Entonces miró a la multitud. "Por cierto, ¿podrías ayudarme a entrar?".
"Por supuesto", dijo la joven Zhang con una sonrisa inocente cuando algo brilló en sus ojos.
Enseguida se sacó el perfume del bolsillo y lo roció sobre Nina de arriba a abajo.
Tosiendo, esta se tapó la nariz. "Soy alérgica a este olor", explicó al tiempo que agitaba la mano en el aire.
Sin darle tiempo para pensar, Isabella la llevó al hotel y la empujó hacia el ascensor.
Una vez que la chica desapareció ahí dentro, una sonrisa cruel se dibujó en su compañera, pensando en que afortunadamente llevaba el perfume con ella. La verdad es que este era un invento oportuno, pues sin importar cuán pura o santa era una mujer, ella actuaría de manera provocativa bajo su influencia, e independientemente de lo abstinente que fuera un hombre, él sería seducido por el olor.
Ese día había cientos de hombres en la fiesta. Isabella sonrió y en su mente dijo: 'Buena suerte, Nina. Por tu bien, espero que no te acuestes con alguien muy feo'.
Nina llegó al vigésimo piso, donde únicamente había dos suites VIP. Ella tocó la puerta de la de la izquierda, la cual abrió un sujeto encantador con una mujer coqueta en sus brazos.
Tambaleándose hacia atrás, ella pensó que estaba en la habitación equivocada, y apartando la mirada, se excusó avergonzada: "Lo siento. Pueden continuar".
Tan pronto como se dio la vuelta, él la detuvo. "Espera, ¿estás buscando al señor John?".
Este la miró de los pies a la cabeza, pensando en lo pura que se veía y que tal vez por eso John podría no echarla como lo había hecho en el pasado con otras.
Tan solo unos minutos más temprano James Shi había llamado a John Shi para decirle que planeaba darle una sorpresa, pero no esperaba que la chica llegara tan pronto.
"Él está adentro". Antes de que la joven pudiera entender a lo que este se refería, él la empujó adentro y cerró la puerta.
Nina entró en la suite, tambaleándose hasta casi caerse. Cuando la puerta se cerró detrás de ella, sus ojos inspeccionaron la habitación.
No bien escuchó pasos aproximarse a ella, se dio la vuelta para encontrarse a un hombre alto y apuesto que la sorprendió. A pesar de que había visto a muchos tipos guapos en su vida, ninguno de ellos podía igualar al que se encontraba frente a ella en ese instante.
La parte superior de su cuerpo era muy firme, su piel clara y sus músculos definidos eran extremadamente atractivos, en especial ahora que las gotas de agua caían entre sus abdominales. Ella tragó grueso ante esta imagen.
"¿Te parece bien lo que ves?", preguntó este con frialdad, devolviéndola a la realidad. Al recordar su trabajo, la chica giró la cabeza con brusquedad y se disculpó: "Lo siento. Me parece que entré en la habitación equivocada".
En este mundo solo había dos clases de personas que se equivocarían de habitación: los estúpidos o los manipuladores. Él pensó que ella era de los segundos.
John Shi la miró fijamente. Ella tenía un rostro hermoso con una delicada nariz puntiaguda.
Su piel de porcelana estaba teñida de rosa claro y sus ojos brillantes estaban muy abiertos y llenos de inocencia. Había algo en ella que lo atrajo casi de inmediato y sonrió.
"No, no te equivocaste".
Esta chica debía ser la sorpresa de la que James le había hablado.
Él ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, aunque a las mujeres que el otro le había enviado antes las había sacado de allí. De hecho en un punto ni siquiera se molestaba en mirarlas.
Al ver que esta frente a él tenía alrededor de veinte años, aproximadamente edad de James, sintió que tenía que ser amable con ella.
"¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?", le preguntó como si estuviera regañando a su sobrino, James.
Con una mirada de desconcierto en su rostro, Nina frunció el ceño. "Es mi primera vez", dijo con sinceridad.
Ella no solía manejar casos que no habían sido discutido en la sala de profesores y esta fue la primera vez que salió a hacer una investigación de campo.
Le había dicho que había dos casos de suicidio que estaban a punto de cerrarse en la comisaría. No obstante, ella tenía el presentimiento de que no era un simple suicidio. Lo cierto es que había ido allí para conectar ambos eventos, puesto que creía que las víctimas estaban conectadas y quería descubrir más pistas que pudieran vincularlas.
La semana anterior ella había estado deambulando por los hoteles cercanos con la esperanza de encontrar algunas pistas para demostrar su punto.
"¿Tu primera vez? ¿Así que todo lo que has aprendido es teoría?", preguntó él sentándose para luego agarrar una copa de vino y tomar un sorbo.
Nina lo miró por accidente y descubrió que no podía quitarle los ojos de encima a este hombre.
"Estudié la parte teórica durante dos años".
"¿Ah, sí?", se burló él como si acabara de escuchar una broma.
'¿De verdad enseñan teoría en este tipo de profesión? ¿Cuáles son sus trabajos de grado, encontrar un hombre con quien practicarlo?'.
"No me menosprecie", espetó la chica. El instante en el que estaba a punto de voltearse para marcharse, escuchó su voz.
"¿Qué te hace pensar que eres digna de respeto? ¿Cuánto te pagaron?", dijo encendiendo un cigarrillo y exhalando una nube de humo. Él no creía que las mujeres hicieran cosas así sin cobrar.
"Nada", replicó ella con frialdad.
¿Nada?
Ella era la chica más hermosa que él jamás había visto, tanto así que en ese círculo podría valer decenas de miles de dólares.
Al ver que esta estaba a punto de irse, John se molestó. "¿Acaso dije que te puedes retirar?".
Nadie podía llegar e irse así como así bajo su techo.
Por su parte, ella se detuvo y su corazón palpitó de ira. "Mire, nuestra profesión no se puede medir con dinero. Debe comprender lo peligroso que es esto, especialmente en casos de este tipo. En un espacio tan cerrado alguien podría morir si no hago bien mi trabajo, así que debería irme ahora".
¿Alguien podría morir?
El hombre bajó la mirada inconscientemente. ¿De verdad era él tan terrible?
Los ojos de Nina se agrandaron, como si de repente se diera cuenta de todo.
Este sujeto debe haberla confundido con...
Entonces se sonrojó.
"¡Es un... sinvergüenza!", exclamó indignada mientras lo señalaba.
Inexpresivo, él se preguntó cómo podía ella llamarlo así si estaba a su servicio esa noche.
Jennifer Bennett, la legítima heredera de los Bennett, luchó denodadamente por el reconocimiento de su familia, solo para verse eclipsada por una impostora. Enfrentada a falsas acusaciones, acoso y humillación pública, Jennifer acabó renunciando a ganarse su aprobación. Con la promesa de superar la injusticia, ella se convirtió en la pesadilla de quienes la agraviaban. Los esfuerzos de la familia Bennett por doblegarla no hicieron sino alimentar su éxito, llevándola a la altura con la que sus rivales solo podían soñar. Alguien le preguntó: "¿Te sientes defraudada por tus padres?". Con una sonrisa tranquila, Jennifer respondió: "No importa. Al final, el poder prevalece".
Después de ser traicionada por su novio de cinco años llena de dolor, ira y con deseos de venganza contra el hombre a quien ella amo ciegamente y la traicionó, acepta un matrimonio relámpago con un misterioso millonario. .... La parte B será una buena esposa y realizará sus deberes de esposa perfectamente sin quejarse. Éstas incluyen; Preparando el desayuno de Party A antes de ir a trabajar, preparándole la ropa de trabajo y otorgándole sus derechos conyugales. La parte B no interferirá en la vida privada de la parte A y no provocará ningún tipo de escena. La Parte B hará todo lo posible para asegurarse de que la Parte A esté satisfecha y cómoda. La parte B no puede solicitar el divorcio hasta que la parte A lo diga. ¿Qué pasará en su nueva vida y matrimonio? ¿Es su salvador o es otro diablo disfrazado?
Kaitlin se enamoró de Alan a primera vista, pero no consiguió conquistar su corazón ni siquiera después de tres años de matrimonio. Cuando su vida estaba en juego, él lloraba ante la tumba de su amada. Eso fue la gota que colmó el vaso. "Divorciémonos, Alan", dijo Kaitlin. Después del divorcio, Kaitlin prosperó en su nueva vida, ganando fama internacional como diseñadora. Recuperó la memoria y reivindicó su legítima identidad como heredera de un imperio joyero, al tiempo que asumía su nuevo papel como madre de dos preciosos gemelos. El pánico se apoderó de Alan cuando vio a los pretendientes alrededor de su exesposa. "Me equivoqué, cariño. Por favor, déjame ver a nuestros hijos", le suplicó Alan.
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Hace tres años, Eunice dio a luz a trillizos, pero solo uno de los tres niños sobrevivió, o eso le dijeron. Para heredar la propiedad de su madre, Eunice se vio obligada a casarse con un programador pobre pero atractivo. Después de casarse con este hombre misterioso, comenzó a preguntarse si... Hace tres años, aunque nunca había tenido sexo con un hombre, se había quedado embarazada... No solo eso, descubrió que tenía otro hijo vivo... ¿Cuál sería la verdad? ¿Y por qué su marido 'pobre' se parecía exactamente al magnate multimillonario que había visto en la televisión?
Fue engañada vil mente por su prometido y su hermanastra. Por lo que se vio obligada a contraer matrimonio forzado con el prometido de su hermanastra, a quien su hermana había rechazado porque estaba atado de por vida en una silla de ruedas de por vida. -No tuve más remedio que aceptar ser su sustituta porque ella está enamorada y embarazada de mi actual ex prometido y no quiere casarse contigo -dijo ella, mientras que el hombre en silla de ruedas se limitó a mirarla con el rostro desprovisto de cualquier emoción. -Supongo que no tengo opción -dijo el hombre fríamente. Cogió un expediente y se lo deslizó sobre la mesa. Ella sacó el documento y se quedó sin aliento cuando se dio cuenta de que era un contrato.