/0/262/coverbig.jpg?v=eafbf3c16bb5d016c5f943a900b8a29b)
Hace dos años, Nina se casó con un hombre que nunca había conocido. Ella no sabía su nombre ni su edad; no sabía nada sobre este hombre con la que estaba casada. Su matrimonio no era más que un contrato con condiciones, y una de las cláusulas era que no debía acostarse con otro hombre. Nina perdió su virginidad con un extraño cuando llamó a la puerta equivocada una noche. Con la compensación que tuvo que pagar, decidió redactar un acuerdo de divorcio por su cuenta. Cuando finalmente se encontró con su esposo para entregarle los papeles, ¡se sorprendió al descubrir que su esposo no era otro que el hombre con el que lo había "engañado"!
El viernes por la noche a las ocho en punto, se estaba celebrando un banquete en el Four Seasons Garden Hotel. No solo todo allí era lujoso, sino que había un ambiente feliz con las personas brindando y charlando alegremente.
Al mirar la señalización, Nina Lu dijo: "Debe ser aquí".
Sin embargo, no pudo evitar sentir confusión al pensar que no sería fácil entrar en un lugar así sin una invitación. ¿Qué iba a decir en todo caso? Mientras se preguntaba eso, una figura delgada apareció justo frente a ella. Era Isabella Zhang, su compañera de clases.
"Isabella", la llamó saludándola. Como volviendo a la realidad, la chica se dio la vuelta parpadeando sorprendida cuando vio quién era. "¿Qué haces aquí?".
Al acercársele no olió el Perfume de Feromonas que le había dado y cuestionó: "¿Por qué no llevas el perfume?".
"Tengo algo urgente que hacer, por eso no me lo puse". A decir verdad, ella no estaba acostumbrada a usar ningún tipo de fragancia. Entonces miró a la multitud. "Por cierto, ¿podrías ayudarme a entrar?".
"Por supuesto", dijo la joven Zhang con una sonrisa inocente cuando algo brilló en sus ojos.
Enseguida se sacó el perfume del bolsillo y lo roció sobre Nina de arriba a abajo.
Tosiendo, esta se tapó la nariz. "Soy alérgica a este olor", explicó al tiempo que agitaba la mano en el aire.
Sin darle tiempo para pensar, Isabella la llevó al hotel y la empujó hacia el ascensor.
Una vez que la chica desapareció ahí dentro, una sonrisa cruel se dibujó en su compañera, pensando en que afortunadamente llevaba el perfume con ella. La verdad es que este era un invento oportuno, pues sin importar cuán pura o santa era una mujer, ella actuaría de manera provocativa bajo su influencia, e independientemente de lo abstinente que fuera un hombre, él sería seducido por el olor.
Ese día había cientos de hombres en la fiesta. Isabella sonrió y en su mente dijo: 'Buena suerte, Nina. Por tu bien, espero que no te acuestes con alguien muy feo'.
Nina llegó al vigésimo piso, donde únicamente había dos suites VIP. Ella tocó la puerta de la de la izquierda, la cual abrió un sujeto encantador con una mujer coqueta en sus brazos.
Tambaleándose hacia atrás, ella pensó que estaba en la habitación equivocada, y apartando la mirada, se excusó avergonzada: "Lo siento. Pueden continuar".
Tan pronto como se dio la vuelta, él la detuvo. "Espera, ¿estás buscando al señor John?".
Este la miró de los pies a la cabeza, pensando en lo pura que se veía y que tal vez por eso John podría no echarla como lo había hecho en el pasado con otras.
Tan solo unos minutos más temprano James Shi había llamado a John Shi para decirle que planeaba darle una sorpresa, pero no esperaba que la chica llegara tan pronto.
"Él está adentro". Antes de que la joven pudiera entender a lo que este se refería, él la empujó adentro y cerró la puerta.
Nina entró en la suite, tambaleándose hasta casi caerse. Cuando la puerta se cerró detrás de ella, sus ojos inspeccionaron la habitación.
No bien escuchó pasos aproximarse a ella, se dio la vuelta para encontrarse a un hombre alto y apuesto que la sorprendió. A pesar de que había visto a muchos tipos guapos en su vida, ninguno de ellos podía igualar al que se encontraba frente a ella en ese instante.
La parte superior de su cuerpo era muy firme, su piel clara y sus músculos definidos eran extremadamente atractivos, en especial ahora que las gotas de agua caían entre sus abdominales. Ella tragó grueso ante esta imagen.
"¿Te parece bien lo que ves?", preguntó este con frialdad, devolviéndola a la realidad. Al recordar su trabajo, la chica giró la cabeza con brusquedad y se disculpó: "Lo siento. Me parece que entré en la habitación equivocada".
En este mundo solo había dos clases de personas que se equivocarían de habitación: los estúpidos o los manipuladores. Él pensó que ella era de los segundos.
John Shi la miró fijamente. Ella tenía un rostro hermoso con una delicada nariz puntiaguda.
Su piel de porcelana estaba teñida de rosa claro y sus ojos brillantes estaban muy abiertos y llenos de inocencia. Había algo en ella que lo atrajo casi de inmediato y sonrió.
"No, no te equivocaste".
Esta chica debía ser la sorpresa de la que James le había hablado.
Él ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, aunque a las mujeres que el otro le había enviado antes las había sacado de allí. De hecho en un punto ni siquiera se molestaba en mirarlas.
Al ver que esta frente a él tenía alrededor de veinte años, aproximadamente edad de James, sintió que tenía que ser amable con ella.
"¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?", le preguntó como si estuviera regañando a su sobrino, James.
Con una mirada de desconcierto en su rostro, Nina frunció el ceño. "Es mi primera vez", dijo con sinceridad.
Ella no solía manejar casos que no habían sido discutido en la sala de profesores y esta fue la primera vez que salió a hacer una investigación de campo.
Le había dicho que había dos casos de suicidio que estaban a punto de cerrarse en la comisaría. No obstante, ella tenía el presentimiento de que no era un simple suicidio. Lo cierto es que había ido allí para conectar ambos eventos, puesto que creía que las víctimas estaban conectadas y quería descubrir más pistas que pudieran vincularlas.
La semana anterior ella había estado deambulando por los hoteles cercanos con la esperanza de encontrar algunas pistas para demostrar su punto.
"¿Tu primera vez? ¿Así que todo lo que has aprendido es teoría?", preguntó él sentándose para luego agarrar una copa de vino y tomar un sorbo.
Nina lo miró por accidente y descubrió que no podía quitarle los ojos de encima a este hombre.
"Estudié la parte teórica durante dos años".
"¿Ah, sí?", se burló él como si acabara de escuchar una broma.
'¿De verdad enseñan teoría en este tipo de profesión? ¿Cuáles son sus trabajos de grado, encontrar un hombre con quien practicarlo?'.
"No me menosprecie", espetó la chica. El instante en el que estaba a punto de voltearse para marcharse, escuchó su voz.
"¿Qué te hace pensar que eres digna de respeto? ¿Cuánto te pagaron?", dijo encendiendo un cigarrillo y exhalando una nube de humo. Él no creía que las mujeres hicieran cosas así sin cobrar.
"Nada", replicó ella con frialdad.
¿Nada?
Ella era la chica más hermosa que él jamás había visto, tanto así que en ese círculo podría valer decenas de miles de dólares.
Al ver que esta estaba a punto de irse, John se molestó. "¿Acaso dije que te puedes retirar?".
Nadie podía llegar e irse así como así bajo su techo.
Por su parte, ella se detuvo y su corazón palpitó de ira. "Mire, nuestra profesión no se puede medir con dinero. Debe comprender lo peligroso que es esto, especialmente en casos de este tipo. En un espacio tan cerrado alguien podría morir si no hago bien mi trabajo, así que debería irme ahora".
¿Alguien podría morir?
El hombre bajó la mirada inconscientemente. ¿De verdad era él tan terrible?
Los ojos de Nina se agrandaron, como si de repente se diera cuenta de todo.
Este sujeto debe haberla confundido con...
Entonces se sonrojó.
"¡Es un... sinvergüenza!", exclamó indignada mientras lo señalaba.
Inexpresivo, él se preguntó cómo podía ella llamarlo así si estaba a su servicio esa noche.
Durante su matrimonio de dos años, Brian ignoró a su esposa, Rosalynn, por completo; la consideraba una mujer fea. Él la evitó como si fuera la peste. Para colmo, su nombre adornaba las portadas de los tabloides numerosas veces por salir con diferentes mujeres. Harta de ese matrimonio que nunca había funcionado, Rosalynn pidió el divorcio y se fue con determinación. Sin embargo, todo cambió en solo unos días. Brian se interesó en una estilista que trabajaba para su compañía de forma anónima. Con un simple vistazo sabía que Cupido le había tirado la flecha y había acertado: no podía resistirse al encanto irresistible de la muchacha. Hizo todo lo posible para descubrir su verdadera identidad. Poco sabía que recibiría el mayor shock de su vida. Brian se arrepintió mucho al recordar el trato que le había dado a su exesposa.
Hace dos años, Ricky se vio obligado a casarse con Emma para proteger a la mujer que amaba. Desde el punto de vista de Ricky, Emma era despreciable y recurría a artimañas turbias para asegurar su matrimonio. Por eso mantenía una actitud distante y fría hacia ella, reservando su calidez para otra. Sin embargo, Emma amaba a Ricky de todo corazón durante más de diez años. Cuando ella se cansó y consideró la posibilidad de renunciar a sus esfuerzos, Ricky empezó a tener miedo de perderla. Solo cuando Emma estaba muriendo, embarazada, él se dio cuenta de que el amor de su vida siempre había sido Emma.
Después de que Ellie recuperara su verdadera identidad, se encontró en un inesperado matrimonio con el Sr. Thorpe, un hombre lisiado que era despreciado por todos. Su exnovio infiel aguardaba su arrepentimiento, mientras los demás la miraban con sorna. Sin embargo, para Ellie, su aclamado bar no era más que un proyecto secundario. Su vasta colección de joyas parecía trivial. Los mejores diseñadores estaban a su disposición. Poseía autos de lujo, grandes mansiones e incluso islas privadas. Tenía el poder de ganar prestigiosos premios y vengarse de su infiel ex y de la amante descarada de este. No obstante, para los extraños, su vida parecía aburrida, ensombrecida por la discapacidad de su marido. Un día, el Sr. Thorpe se levantó de su silla de ruedas, incapaz de mantener la fachada por más tiempo. "Ya no puedo seguir fingiendo. Mi mujer es demasiado extraordinaria", declaró. Ellie, con las manos en la cintura y los dientes apretados, se enfrentó a él: "¿Y el divorcio que prometiste?". Tocándole suavemente el vientre ligeramente abultado, el Sr. Thorpe respondió en voz baja: "¡En tus sueños!".
Fue engañada vil mente por su prometido y su hermanastra. Por lo que se vio obligada a contraer matrimonio forzado con el prometido de su hermanastra, a quien su hermana había rechazado porque estaba atado de por vida en una silla de ruedas de por vida. -No tuve más remedio que aceptar ser su sustituta porque ella está enamorada y embarazada de mi actual ex prometido y no quiere casarse contigo -dijo ella, mientras que el hombre en silla de ruedas se limitó a mirarla con el rostro desprovisto de cualquier emoción. -Supongo que no tengo opción -dijo el hombre fríamente. Cogió un expediente y se lo deslizó sobre la mesa. Ella sacó el documento y se quedó sin aliento cuando se dio cuenta de que era un contrato.
Durante sus tres años de matrimonio con Colton, Allison ocultó su verdadera identidad y se esforzó de todo corazón para apoyarlo. Sin embargo, fue traicionada y abandonada por su esposo infiel. Desanimada, ella se propuso redescubrir su verdadero yo: una perfumista de talento, el cerebro de una famosa agencia de inteligencia y la heredera de una red secreta de hackers. Al darse cuenta de sus errores, Colton expresó su arrepentimiento: "Sé que metí la pata. Por favor, dame otra oportunidad". Sin embargo, Kellan, un magnate que se suponía que era discapacitado, se levantó de su silla de ruedas, tomó la mano de Allison y se burló desdeñosamente: "¿Quieres que te acepte de nuevo? Sigue soñando".
Después de tres años de matrimonio, Becky finalmente se divorció de su esposo, Rory Casper, quien nunca la había amado. Solo tenía ojos para una mujer, y esa mujer no era otra que su cuñada, Babette. Un día, ocurrió un accidente y Becky fue acusada de ser la culpable del aborto de Babette. Toda la familia se negó a escuchar su explicación. Rory incluso la obligó a elegir entre arrodillarse frente a Babette para disculparse y divorciarse. Para sorpresa de todos, Becky optó por lo último. Después del divorcio, los Casper descubrieron que la mujer que consideraban viciosa y materialista era en realidad la heredera de una familia súper rica. Rory, mientras tanto, se dio cuenta de que su exesposa era realmente encantadora, hermosa y confiada, en una palabra, se enamoró perdidamente de ella. Pero ya era demasiado tarde, ella ya no lo amaba... Frente a la apasionada conquista de su exmarido, ¿lo aceptaría Becky? ¿O habría otro hombre que se adelantaría a ganarse el corazón de Becky?