iento unas poderosas ganas d
con llorar no soluciono nada y
bi
el gusto a los demás de verme derrumbar y muc
, no tan
ar cocaína, puede que mi nariz empiece a moquear y mi garganta duela por
quizá llore, pero a ninguno les
iéndoles saber que eso me afe
s lágrimas desaparecen. Puedo estar feliz, riendo con todo el mundo y de un momento a otro
vez es d
imaginación. Mis padres de verdad q
epto, tal vez me
sura y sobre todo, que aparente que lo material es más importante para él
todo volviera a
reció que Ahumrah me adoraba. Era su princes
iendo con Zhayid en el cuarto que compartía con mi madre. Aun
hica que me cuidaba no pudo ir y yo le dije a mi madre que no quería salir y al t
me correspondía y me quedé allí toda la tarde hasta que
ue ya había llegado; salí corriendo al darme cuenta que la puerta estaba entreabierta y como nu
ta que mi padre
tu esposa con tu hija? - preg
zos y con la cabeza echada hacia atrás para poder ver el rostro de mi pa
lo suficiente-, alcancé a escuchar que mi padre le susurraba al
endiendo, él cree qu
ni porque ella estaba así.
encaje y un brasier del mism
contré enrolladas en la alfombra, blanca com
tenía entendido, la mujer lo usaba solo cuando un hombre le resultaba realmente a
rgo de su cuello y hombros al mismo tiempo que alzaba su pierda izquierda y la recorría con lentitud-que viera que yo sí te
o, lo que estaba sucediendo. Había leído suficientes escen
hacer aquello? Mi madre lo atendía, le demostraba q
al ver como mi padre subía la mano con la que tocaba el seno de mi tí
eguir viend
amente la perilla y atraerla hacia mí, la puerta rechinó, haciendo que mi padre se c
o en mí y sin detenerme a pensar en lo que hacía, volví
ambos palidecían como si hubie
luego de ver a mi padre soltando a Zhayid y pasarse una
e enteré que mi tía no era su hermana de sangre y que él
ue le hubiera creído si no hu
ía que lo que estaba haciendo mi padre con mi tía era incorrecto,
cualquier cosa y sabía que Ahumrah me lo daría, pues el no deseaba que Assua
único que descubrí. Sus secretos iban
. Por ello, permití que me siguiera viendo la cara de estú
ra distraerme, intentando que dejara de indagar en el asunto. Por supuesto,
ona cruel que tenía preferencia en
austivamente para mantener a cuatro niños. Mi padre y
acabó siendo una esposa alcohólica que maltrataba a su esposo y de ve
cerse cargo de los otros dos. Abandonó los estudios temporalmente mientras
rmanos y ayudaba
a vida imposible, por lo que mi padre se v
superarse a sí mismo, a pesar de la au
conoció a mi madre y se "enamoró". Lo pongo entre comillas porque con su conducta actual, dud
ró por ella, pero al momento de enterarse de l
na familia acaudalada, más bien, poseían nume
ía que ir ante todo, porque la verdad siempre salía a flote; les infundieron que tenían que ser solidarios en c
itía olvidar que la familia t
esa persona lo necesitaba debía estar allí, dejando de lado los
o que le hicieron en un pasado, pero aprendió a reconocer que su
aber conocido alguna vez a la señora que se encargó de que s
lo, llegué a la conclusión de que, a veces, los padres no tienen la culpa de lo que hacen los hijos, sol
s juntas hacen que los jóvenes se dañen, de allí la tan
si esa persona era consciente y se daba
a, perdía, o dejaba corromper, solo si ella qu
*
esen y me aseguro que nadie nos vigila, po
ucha gente en esta
que vivimos en esta gigantesca mansión. Pero nunca está de más tomar prev
ra cuatro personas, pero Ahumrah cree que por tene
ca con la biblioteca -misma que rara vez uso-,
eden, ya que mi habitación no está acondicionada par
ta por el olor a putrefacción que emanaría de la e
s otros se quedan de pie, supongo que
ellos. Por lo general, cuando alguien decide
o- Les indico cuando
a la biblioteca en busca de mi mate
¿Dónde dej
de trabajo, pero tampoco la veo y comienzo a ponerme nerviosa por la mirada que me
preparando to
rdé dón
vuelta y cruzar nuevamente la puerta que da hacia mi habitación con el mentón en alto, sin mirar a nadie
on ceños fruncidos mientras voy directamente al baño para sacar el lienzo y roda
luz se encienda. Automáticamente, recibo más ceños fruncidos y expre
r mi mano derecha con el señalador, mientras sonrí
idea hacer diapositivas explicando todo lo que
oy tratando con compañeros de clase o profesore
s del persona
a forma, siento que los estu
ela la garganta, pero logro que aparten
a a comenzar y cuando vuelvo a abrir la boca, no
era lo que
iento, preguntándose por qué carajos abandonaron s
e doy cuenta que me mostraba más segura en mi
que estoy en una conferencia de negocios así
itores, ¿Correcto? -comienzo y ellos asienten, aún sin entender mi punto. -Okey, lo que intento decirles es que tenemos qu
más leales a mí. Sus edades varían desde los veinte a los treinta y una sola de ellos que tien
venes. Me emociona que por fin estén entrando en confianza y decid
su inocencia. No entendieron lo que intentaba explicar- ¡Déjenme hablar! -dice, sin dirigirse a nadie en especi
nk-increpo
¿E
itiéndoles confianza. - ¡Pero ni se les ocurra decirme Ankie! -le adviert
has hecho, h
llamarme Ankie cuando me quería, o cuando fingía hacerlo, pero se va
gobierno" es que tenemos que deshacernos a como dé lugar de Ahumrah y Zhayid-cuando digo aquell
es manda a hacer. El hijo de puta es tan cobarde que se excusa diciendo que una persona c
e no sabemos si va a funcionar, estoy sobrepasando lo
sí, compartiendo una mirada de pánico y yo comienzo a transpirar. Necesito su ayuda para dar mi golpe final, si no, todo puede ir
¿Dónde está tu pode
rme-les advierto y ellos me miran con resentimiento
mejor manera para convencer a alguien y debo ganarme su confia
die en específico y lucho con la sonrisa que empuja por salir a la superficie cuando logro captar su atención. - ¿No están cansados que los haga depender de la miseria que les paga?, ¿No están hart
ideas entre sí y yo se los permito, con
pedido, señorita Ankwar-interviene la seño
searíamos tener y pese a que yo todavía tenía a mi linda y hermo
mpadeciéndose, ella me enseñaba qué era lo bueno y lo malo, me reprendía con cariñó cuando debía hacerlo y cuando mi padre me d
o asesiné a Ahumrah con anterioridad
l que a
o en silencio, dejando que la voz de la sabiduría hable-. Sé que él la ha tratado muy mal y, aunque no me incumbe, no estoy de acuerdo con ello, pero no creo que eso sea
antes de volver a encontrarme con sus ojos-solo quiero que deje de maltratar a mi madre-hago un puchero-aunque pare
rma. Si fuera yo a la que maltrata-ya lo hace verbalmente-, e intenta a
to...-detengo mi descripción en el momento que veo la cara de horror de los presentes. Han de pensar que estoy loca. -Pero una cosa es que lo imagine, y otra muy diferente es que lo lleve a cabo-a
é que de verdad lo odio, pero necesito darles seguridad
si algo sale mal, las consecuencias para ellos pueden ser fatales. Los entendería si se niegan a trabajar conmigo. No lo estarían hac
darles un voto de confianza. No. Aún mej
estabilidad
que Ahumrah
s rostros, mientras que ellos permanecen en silencio y una inesperada sensación de calidez
os voy a ayuda
creerme o no, sé que la mayoría están cansados de recibir humillaciones por
con s
dad y celebro internamente
que se acerquen. Ellos se inclinan hacia mí, como si les
*
baba casi que se desborda de mi bo
e visto. Mi biblioteca está ubicada justo al frente de su habit
s a mis diecisiete años nunca ha
ra está llena de pecas y no tengo el cabell
admitirlo, mis grandes ojos gris acero me conferían un as
manera, pues se llevaban una sorp
oreando con la mirada a través de la cortina traslúcida y al tener las lu
ndo flexiones y me tiene salivando por esos músculos ondulantes. La humedad recorre su cuerpo como una suave tela tr
a ah
inferior y contin
n cruel con estos pobres ojos
ía ser blanco y cae en cascada por toda su espalda hasta llega
na trenza francesa. Ese cabello tan hermoso
squillear, pero no le tomó mucha importa
bido. Pero es que, ¡Joder!, nunca había visto a un chico ta
he leído, deseo saber si en tu estomago se sienten mariposas cuando es
nte ser penetrada por un macho pecho pel
con m
e poner en práctic
piernas, para luego bajar su peso casi hasta el
ar en esa cama para
e có
a punto de darme un patatus. Parece el rostr
onscientemente y trago
va a tener un orgasmo
os de ser descubierta. Puedo ver que tiene cejas gruesas y tupidas sobre ojos almend
an s
da y la centra justamente en mi venta
cubierta y mi piel se pon
ra
Vergü
el galope de un caballo cuando se apart
No
n pervertida. Pero es que entiéndanme, estoy en la edad en que las hormonas se alborotan y
saben que si me hubieran dado más lib
salir corriendo, empiezo a practicar mi disculpa. ¿Pe
na, yo suspiro con fuerza y tomo e
o hacer ruiditos con la boca, al mismo
dem
negro subirse a mi ventana, rosándose con el marco
o malan
mi vecino lo llama una vez y ya lo tiene
los animales, pero si esa bola de pelos alza la cortina, ahí sí me va a descubrir. El gato mira a tr
dre cuando casi levanta
sonrisa llena de profundos hoyuelos
jos se achican, dejando pequ
, a mí me va
animal y mira nuevamente a mi ventana, entrecerran
jos tan preciosos
de un trago de Whiskey. El otro, es de color agua marina y trasmite una calma
o solo con admirar es
ado? -le pregunta al g
a y un escalofrió agradable me recorre de los pies a la cabeza. Su voz es grave
ndome cada vez más por su aspecto
o es real, no piens
ado por labios regordetes, el inferior más relleno que el superior y con un aro en una esquina. Pero no importa,
y esas atractivas líneas que definen su pelvis me tienen salivando, ya podía imagi
emblo cuando esa imagen se
y un mechón rubio blanquecino escapa
ndo la cortina se alza con la brisa y onde
prendente y su rostro...su rostro lo hace parecer
ue declararme lesbiana, no s
étero está pa
finalmente, deja el gato, mira una vez
enamorada y sigo leyendo, a
o tendrá de h
ra vez q
ara apagar la luz y volvió a salir, pero de pronto escucho un ruido en su habitación así que ap
cia su habitación, pero no hay nadie. Las luces
ventana. Cierro los ojos, dejando que el aire haga ondear mi corto cabello pelirrojo y sin poder evitarlo, una imagen de mi vecino
Hashi
tener que comprar un v
observándome con expresión divertida, regalándome
ara tengo para que
u mano-me alegra conocer finalmente a la pequeñ