itu
argos pasillos. Podía ver, Esteban en su ma
e de la cocina, él dejó el v
aluminio, bajo su mi
muy bien el propós
, ni siquiera se había interesado en siquiera refrega
e requiere mayor esfuerzo . Por eso siempre estuvo impecab
de zapatillas sucias, y eso le hizo
riste zapatillas blancas
se arr
ía pedido zapatil
zar algo así en ese sitio. Pero había r
uer
las blancas? -pre
y el la miró
este lugar n
tenido en ese momento. Porque ahora, no solo tenía un vestido e
fin, como fuera una niña. Él
piamos,
dejó lle
pecable y colgado en la parte de afuera. Sus zapatillas,
uriosidad y empezó a acariciar una que era un corderito. El corderito le olfatió la mano izquierd
ontraste la
de arrepentimi
decir nada, y aunque pudiera, no habrían palabras que pudieran salir de
qué hiz
imiento. Ella no sabía, si había exager
tierna y jugosa, en ese momento no le apetecía en lo más mínimo. Por alguna razón, se s
no querr
, no sabía si había hecho algo para que
su invitada, tenía ese rostro ta
res ma
la palabra, ella tomó l
ido; no obstante no dijo nada. El silencio tétrico
e miradas, con voltere
o entendí
afrontar aque
ocesar lo , su estómago empezaba hacer
a limpieza a Esteba
ró de soslayo, un poco confu
con una sonrisa, Brianna
ningún bocado. Aquello en parte, le pareció extraño. P
ara acercarse a la nevera. Sacó un yogur, de frutilla y lo s
e, si quieres horn
co que le había dado tanto miedo hace unos minutos atrás. Volvió
n inmersos en una preparación.
reparados; hechos de caja, bizcochuelos, siem
arreglar unos huevos, leche y batir; te quedaba
staba haciendo, distaba mucho
ianna. Introdujo tres huevos grandes, y los batió p
úcar blanca, le parece bastante dulce a decir verdad. A
tenía una batidora eléctrica, sino q
zcochuelos, galletas, pastafrolas y demás preparaciones de postres. Creo que era una forma , de conocernos el uno con el
sido? ¿Una abue
mo le hiz
or
qué
asi
ilómetros. Más adelante hay muchos montes, y a veces cuando vienen temporadas duras;
rante algún tiempo. Papá, le disparó de lleno en el corazón. Y dos niños, de 10 y 14 años, miraron con el dolor en el alma: su madre fallecida. Y no solo
si
n lo siento,