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Historia

Capítulo 4 3

Palabras:1239    |    Actualizado en: 02/02/2023

ando me aturdía por el estrés de el recuerdo de mi

e. Nadie era lo suficientemente importante como para hac

dor porque podía recordar mi vida en retrospectiva. De hecho, era la úni

vivo. El único que faltaba realmente, pero aquí estaba

rdo con la idea. Ellos no sufren lo que y

más que hacerme daño, me recuerdan que ahí dentro hay algo creciendo poco a poco, sufro m

dulce, sonriente. Ahora no rec

me vieran postrada en una silla de ruedas porque simplemente algo pasa en mi cabeza qu

aba muy agitado. Di un suave brinco cuando

uspiré y volví a mi

¿Q

iene en camino–

matarme con sus propias manos– dije con una pequeña sonrisa en los labio

simplemente divertido– Me alegra que te diviertas con los sustos de muerte que

pá. Soy una morib

odo, pero era lo que quedaba para que mis papás comprendieran que no duraría para siempre a su lado, y mejor que me odia

o asistente de asesino?– pregunté

uerdas?– preguntó con molestia, caminé detrás de él fuera de el salón de música– Se llama Emmet Wick y te

de forma con

una imbécil con esa gente y te comportarás como

tan ansioso por mi muerte–

esa que tiene permitido este tipo de... barbaridades, quiere trabaja

suspiro exager

a que no se le quiten las ganas de matarme–

divirtió. Hacía mucho tiempo que era mi may

pensaría que iría a relajar un poco la mente, después de todo, era el lugar más verde en toda la enorme casa. Pero no, no era necesariamente por el tranquilo paisaj

parecía estar extrañándo

de delicioso cielo a mi boca encendí el fuego que me hacía cerrar los ojos y suspirar. La verdad es que el pr

uicidas eran normales a juzgar por la cantidad de estrés que sentía. Pero también se suponía que eso solo hacía más mal que bien. Es decir, me estoy muriendo por donde mire. En cualquier momento los cuervos se acercarán a mi por lo mucho que apesto y se me prohibirá viaja

MM

necesitaba un ejército para mantenerla aseada y eso sólo me daba a pensar lo poderosa que debía de ser la mujer. Pero no juzgaba a mis pacientes, ni para bien, ni para mal. Si a

n una sonrisa que ambos imitaron. Me gusta ser quien pusiera esa chispa en los ambientes en los que carecía la f

Sin dudarlo la tomé para estrecharla, tenía

andome- Crisálida- señaló a la mujer a su lado- Llevará sus maletas a la habitación que

con disimulo de la infraestructura y además de el

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