img Volando sin Alas - AL BORDE 1  /  Capítulo 3 2 | 16.67%
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Historia

CapĂ­tulo 3 2

Palabras:1091    |    Actualizado en: 02/02/2023

costumbre. Mi sonrisa parecĂ­a ser pegajosa porq

s dĂ­as

camisa

en huele

saludar a mi jefe con e

de mi Ăşltimo perfil. Lo revisĂł y che

nueva de un paciente categorĂ­

éndome realmente incómodo– Quiero decir... Usualmente tengo uno o do

con una muy buena posiciĂłn financiera porque era la categor

ado porque mis pacientes, o sus familias quienes son de hecho los que me contratan

a no sĂłlo buena, sino el triple de lo que t

de archivo de el paciente y no dudé e

al– aseguró y yo no pude más que asentir con seriedad–Te recomiendo discr

mujer estaba poseĂ­da? El doctor Saenz nunca daba un consejo pe

hivo pero no me fue posible puesto que un par de mis c

sonreĂ­. A su lado estaba Paco, su no

e no venías– ase

aseguré y sacudí la carpeta nueva– Ahora tengo una más, categoría 8, y eso q

reconociĂł y yo reĂ­, mucho

Paco– debe ser alguien i

antes de mirarse entre sí. Intercepté el gesto por lo que no pude evitar preguntar– Su padre me pidió a

o...– mur

que no entendía. Ella pareció apiadarse de mi ignorancia e iluminarme un poco– Lía es una abogada de renombre que se ha e

i nada de malo. Por lo

r dinero, como la mayorĂ­a de personas exit

é para ella, el año pasado. Apenas duré dos semanas– levantó

an ma

nena!–aseguró y yo ab

cía?– pregunté de in

da asĂ­ que no

as que querĂ­a

lo dijo!–ase

ido– afirmó Keila–Ti

a– aseguré sin entender el por qué sus opiniones a la vez se contradecían– No lo sé, chicos, no quiero juzgar. Voy a atender a la señora Lía Cla

n cuento, principito– se bur

sus hombros

con esa perra bruja– dijo

portancia y caminando al

udé mientras abría

adre?– sonreí contra el aparato–

ecordé con tranquilidad escogiendo una mesa vacía al

ía regañarla desde el fondo. Eso me recordaba a casa, por extraño que

o cedĂ­a no dejarĂ­a el te

asiado enérgica. Creo que llamaré a Mae más tarde para saber si los es

daba un mordisco a mi sá

en la iglesia a l

pude evitar carcajearme. La gente me mirĂł

tú también estás invitado

Será veinticuatro horas al día– dije sonriente con mi buen

bajo, niño– dijo con reproche

ye, diviértete muchí

con consternaciĂłn y no

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