jóvenes estudiantes. La belleza masculina que posee provocó que las chicas a su alrededor se derr
nte y eso se debe a lo que oculta. No habla con nadie a excepción de su compañero de deportes, Jordan. Han transcu
o verbal. Todas esas chicas que estuvieron al inicio de su llegada detrás de él
tas chicas que hay en su clase, es ella la que tiene que pasar por una serie de situaciones que la ponen en pe
>
uación porque puedes llegar a confundirte sobre quién es quién. Más adelante puedes necesi
ITU
Alexander, mi hermano, era la persona que tocaba la puerta como siempre lo hacía antes de irnos
dado el día en que ingresamos a la universidad, justo después de que la abuela falleciera. Papá nos dijo que era hora de volvernos independientes
imos quedarnos
a un hermano responsable, se encargaba de los gastos de la casa y de cualquier inconveniente. Según él, yo debía preocuparme solamente po
a que pensa
cambio, era extrovertido, sociable y arrogante. No entendía cómo s
ue abras la puerta -lo escu
cama y luego de arrastrar los pies po
ojos y aún somnolienta, lo vi en
j de su muñeca y se dio la vuelta,
sos antes de dejarme caer en la cama de nuevo. Odiaba levantarme temprano como cualquier per
ó a sonar y me incliné a la mesita de noche. Era una llamada de Alexander. Sabía que solo l
o récord. Me colgué la mochila en un hombro y tomé la caja d
hecho. Dejé salir un suspiro y me advertí menta
oviendo el pie. Cuando me miró, rápidamente lo guardó en sus bols
runció el ceño, inspeccio
je tomando su mochila. Salimos de c
n esa clase -dijo cua
ado de un color gris opaco. El panorama era algo extraño debido a que la mayor parte de l
>
como todos los inicios de semana. Después de un par de vueltas, Alexander localizó un lugar donde aparcar. Bajé de la camio
-dijo Alexander, toma
ra el único que conducía un vehículo tan intimidante y escandaloso. Lo vi bajar de la moto y comenzó a caminar dando pasos sólidos y firmes. Era evidente que le molestaba integrarse con sus compañeros,
sexi que era. Sin embargo, dejaron de intentar entablar una conversación con él, ya que
nte a especias. Algunos lo observaron disimuladamente mientras avanzaba a la entrada del edificio. Ninguno se enfrentaba a él por miedo a salir perjudicado. Los primeros días se in
por los pasillos hasta llegar al salón de Bioquímica. Le agradecí a
uché decir cuando salió trot
derno de apuntes y el bolígrafo de la mochila, escuché la voz chillona de Kim al fondo del salón. Me giré y sonreí entusiasmada cuando se levan
orita, la clase
nadamente. Me volví a mi lugar al mismo tiempo
tal,
talmente audible y lo mi
ciendo otras cosas, dibujaba garabatos en el cuaderno, revisaba discretamente su teléfono o simplemente se quedaba ahí esperando a que dieran el
er el deteriorado portafolio sobre el escr
a más aburrida de todo el día. Era tentador tomar una pequeña siesta y recuperar algunas horas de sueño interru
ión de los hidrocarburos-sacó un rotulador y empezó a escribir formulas y ecuaciones en la piza
a cargo, inicié sacando los recipientes de vidrio de la caja y agregando las sustancias correspondientes. Las reaccion
oté los resultados que coincidían con los de la pizarra y seg
esitar paciencia y dije entr
siado cada vez que pretendía estar interesado en los trabajos cuando estaba por finalizarlos. Er
sé. Los conflictos no eran lo mío, prefería encontrar la manera de solucionarlo sin llegar a ser agres
canzó el recipiente y cuando hice un movimi
atorio. El profesor dejó de escribir en la pizarra, y cuando las miradas de los demás se posaron en nuestra mesa, contuve la respiración deseando tener algú
pido
isa burlona del rostro. El profesor llegó hasta noso
Me contuve en decirle que era bastante obvio, p
uedó callado, solamente me observ
comencé-, es
mpiar este desorden -o
ico se concentró en revisar los resultados
antándome del asiento y po
, menos aun cuando se trataba de una situación embarazosa. Comencé a caminar por los pasillos vacíos en
vaban al segundo piso. El chirrido metálico de la puerta hizo un sonido espeluznante cuando la abrí. Permanecí cerca de la puerta y llamé a
ograba entrar por la rendija superior de la pared. Una lámpara encendida estaba encima de un viejo escritorio permitiéndome no
erme que el hombre de mantenimiento había regresado. Pasé saliva y me volví con lentitud. No creía en fantasmas y ese tipo de supersticiones, pe
e, pero a pesar de eso comprendí el interés de las chicas. Su cabello negro estaba peinado en ligeras puntas y algunos mechones estaban desordenados. Entre las penumbras, pude notar que tenía una mandíbula cincelada y un rostro que era de admirar. Sus labios
iablos
tener problemas para mantener mi respiración estable. Frunció el ceño, esperando una respu
ome con la escoba y l
... -tartamudeé, sintie
fríamente, señalando la
que relajara su actitud, pero sabiendo que estábamos solos en el sót
os demás por su apariencia. Una parte de mí pensó que todos los rumores y especulaciones de
es de seguir explicando algo relacionado con la asignatura. En silencio, limpié el desorden y soporté algunas
taríamos para la próxima clase. Miré los trapos y la escoba mordiéndome la mejilla interna. Decidí detener a Lein y le pedí que dejara las co
>
. Consideré contarles lo que me había sucedido con Max, pero re
ró tristemente mientras ponía l
signaturas -la calmó Kim, dán
estarían quejándose -dije,
e era dedicada en ese aspecto. No tenía las mejor
Kim probablemente se quedaría sin salidas los fines de semana y a Claire le quitarían su pequeño y viejo
La cafetería estaba llena como era de esperarse, pero mis ojos buscar
pensando?, yo era un cero a la izquierda para él. Me volví hacia Kim y Claire, quienes seguían lamentándose
de Claire sonó
La miré interrogante, pero Kim
o con una pizca de sú
gunté, aparenta
estás mirando te arrepentirás d
ustifiqué, encogiéndome de hombros
de atrás -dijo Kim, lanzá
ré tristemente porque sabía que ella había estado enamor
a. Aún podía recordar su rostro decepcionado, pero
que estaba actuando como una boba, pero sentía curiosidad por él. Era intrigante cómo resaltaba entre l
i tuviera algún poder sobre mí, sin olvidar mencionar que había algo inexplicable en sus ojos. Pare
a que no debía saber. Desvié la mirada hacia mis amigas y trat
e que estaba hablando del profesor Andrew-. Llevaba un tr
bre cerca de los cuarenta años y el más joven de todos. Se convirtió en el amor imposible de Kim desde que se present
cuando se acerca a entregarte el examen
n sorbo a mi bebida-. Más bien me preoc
io y Kim
uena dando
rriesgué a saber su punto de vi
a peque
o -lo miró por un instante antes de continuar
una mueca-. Quiero decir, sí lo es, per
ealmente inquietante debía estar
él? -me preguntó Kim
ando estaba por responder escuché un
algún p
miraron sobre mi hombro con sorpresa, las expresiones aterrorizadas d
causar este tipo