a, feliz o no, poseía al que sería su si
más alto que ella, pero su estatura era engañosa, pues era tan pesado qu
ojada por la fina lluvia que había caído durante la noche. A Amanda le encantaba el olor a tierra m
dó a sí misma de que era un hombre, estaba infectado por la bacteria, y como consecuencia no tenía pensamientos u
nuestra casa -le dijo, dir
stre donde Amanda y su familia vivían, tenían que
ontrársela de frente. La chica se paró delante de ella con l
a buscarme después de
a casa, ¿no estás agotada? -se di
a examinarle el rostro―. No finjas que tienes sueño,
eligentes que la habían conquistado, y los vio brillar co
uera su ama. Una chica hermosa y casi tan alta como él, con la que combinaba
dió su amiga, posando una de s
s palabras en su boca. Quería ordenarle que no lo tocara,
de adquirirlo y ya había senti
un hombre sano. No necesitaba reciprocidad por parte d
az. Ya lo han mano
rendida, pero enseguida apartó
te a ella-. No vayas a acabar como esas damas ri
os. Le disgustaba que
as chicas palpándolo y pidiéndole que hiciera cosas
la que su personalidad era capaz. No obstante, cuando sus ojos cayeron so
monstruosidad? La mitad del pueblo me
ado en gemas cuyos bordes terminaban en hojas, como dictaba la moda. Bajo el lazo, la gran gema turquesa de forma ovalada estaba rodeada de pequeños diamantes. El adorno era la combinación perfecta entre sencillez y modernidad, o al menos eso
con fuerza para que la acompañara. Era como intentar mover una mo
a, Jane. Nos
para desayunar ―exclamó
charla y apresuró el
verdoso. El canto de los pájaros y la suave brisa acariciando los árb
con la pesada falda, y segundo porque se había sentido incómoda tras las palabras de Jane. Supuso que iba a necesitar unos
do del bosque -le informó, dá
ndo a su alrededor. Parecía confuso, como a
ías que estaba percibiendo en Callum. Pero se dio cuenta de que no tenía intención
s, al verlo allí parado en medio de un bosque, a la luz del día y con
men era suyo, le pertenecía. Podía acercarse y tocarlo como h
rodara por el suelo. Callum giró la cabeza de golpe par
hacia él―. No tienes nada que temer. La
Tal vez fuera normal que tras dieciocho años viviendo en el Andrónicus salir a un n
de Jane y se deshizo el nudo que lo sostenía en su nuca. Observó la joya con labios prietos, y la tiró a un lado con cierto pesar. La gargantilla voló ha
lver a clavar una mirada inquisitiva sobre ella, y por un instante, crey
ía juzgarla con aquellos ojos del color de una armadura medieval. A
friaran. Tenía que recuperar la co
rvarla con detenimiento. Era mucho más grande que la suya. La p
e -le dijo, sonrojándose aún
aña de raíces en la tierra. Se giró para continuar su cami
esitaba tiempo. Por lo que rela
se cerraron con fuerza sobre los suyos. Callum ti
ó con el rostro en la tierra y sintió la hierba pincharle la piel. Su frente se había
o pudo y miró
l continuaba brillando como si el mundo ent
n embargo, los latidos de su corazón martilleaban sus oídos y su respiración estaba dem
ontra ella de esa forma? Nunca antes había escuch
a villa y reportar la conducta del muchacho
ngún otro siervo; lo quería a él. Toda la felicidad de instant
rarle», pensó, a
itar y rogó que todo aqu
ba lejos de la villa. ¿Se habría ido en dirección al pueblo? Si
e el pecho y una mano cubriéndole los labios para evitar que gritara. Callum la
e que alguien la viera
ra algo inhumano. Apenas podía moverse entre sus brazo
oyó susurra
ura posible para el muchacho, estaba totalment
da entre sus brazos. Su respiración
más suavidad de la que sus músculo
ritara no la oirían de
que si Callum era un hombre de verdad no sería m
omiso de su
? -lo oyó
ra mirarlo y ento
ente-. No soy como tú, pero tampoco soy como
da-. Están infectados por la b
bact
da no podía creer que estuviera teniendo una conversación con un ho
frente, hundiendo las gemas de
untó ella, observando los nudillos apr
una semana que desperté, bueno, que recobré la co
dijiste
jefa del Andrónicus y pensé que me harían daño, pero ella tranquilizó a la cuidadora y le pidió que no se lo contara a nadie para no alarmar a la población, hasta que no supieran exactame
nciarlo para que volvieran a infectarlo con la bac
sto? -preguntó, revolviéndose los
en tales circunstancias. Lo mejor sería que lo infectaran cuant
y se extendió con rapidez por toda Europa -explicó ella-. Tú naciste con e
l árbol, recibiendo el
todo ese tiempo no ha
la? La bacteria había afectado a toda la población masculina de Europa y Asia antes del fin
osible que
queños para que compren
rde
stañeó va
indignados para señalar la villa. Su tono d
ó ella, sonrojándose―
on los ojos fijos en los suyos. A Amanda se le puso
que puedan estudiarme y aver
las manos, pero
é oc
curarlos. Callum emitió un
gusto -dijo, paseándose de un lado a otro. De pronto s
Pero había crecido en un mundo seguro y libre, y le daba miedo perderlo. Las historias que co
clavas -musitó. Callum asintió
s hebras castañas de su cabello
as de bienvenida al nuevo día, totalmente ajenos a lo que esta
ervarla por un instante-. Tienes que ayudarme a encontrar la cu
a que lo infectaran de nuevo y después volvería a ser suyo. Todo aquello que
de colaboración de Amanda, avanzó ha
des -le ordenó mien
en su vida había sentido la magnitud de esa fuerza en su propio cuerpo y su procedencia le pareció un misterio que el aspecto físico no explicaba. Callum podía ser más grande que ella, pero su facilidad para inmovilizarla iba más allá de lo natural. ¿Porqué Dios había decidido darle aquel regalo a los hombres, aquella ventaja sobre las mujeres? ¿Acaso era su
iró observó las marcas en su piel con el ceño fruncido. Parecía sorprendido de haberla dañad
mo se atrevía a considerarla endeble? Ella era normal y era él el qu
tía capaz de recuperar las riendas de la situación-. Pero vas a tener que hacerlo a mi ma
a conocía solo había visto a la Amanda nerviosa buscando a su siervo, a la Amanda dulce, que le susurraba fr
te matarán. Tienes que fingir todo el tiempo hasta que encontr
ocaba, con cierta mofa-. Veamos..., ¿cuán
bofetón para quitarle la irritante expresión de prepotencia que le estaba dedicand
r la calma ante
es -le espetó con cierto gusto. Especialmente al verlo ofend
noció en un susurro apenas audible. Por su expresión
Callum la observó pensat
tó, masticando la palabra «a
ntornó l
su alrededor. Aún era temprano para que las lugareñas pulularan por el bosque, pero
un dedo delante de su rostro-. Debería
lo que le hubiese gustado-. Normal es dócil, obediente y
u rostro mostró cierta determinación, y comenzó a dar
plastar insecto rubio al andar ―con pasos de sonámbulo y manos
ose de dónde sacaría aquellas ideas alg
isciplinado
crujió al rasgarse, mientras se caía sobre la tierra. Su vestido, que milagrosamen
él contemplándola desde arriba con los brazos en jarra
cudir su falda intentando deshacerse de la arenilla y de las hojas secas. Había notado algo peculiar en la mano d
lamentó-. ¿Cómo voy a
te persigui
or aquí, están en
o real
e un pavo real? -inquirió
ó de hombros-. ¿Para qué
tra del sentido d
do una reverencia como si acabara
yamos perdido todo este tiemp
había aprendido muchas cosas tras años de espectador de obras. Se le puso la piel d
n camino -aseguró él-, me esforzaré
o le salió bien del todo. Aquella mañana
yo recupere el tiempo perdido -continuó m
m no la mirara de forma tan directa.
la vida antes de que se encargaran de él. Sopesó la idea con todas sus implicaciones. Tener a un hombre despierto era arriesgado, pues no los conocía y no sabía a qué atenerse con Callum. Todo lo que había escuchado sobre su sexo era violencia y crueldad; y ella misma había comprobado su fuerza y
-le advirtió-. Y debes asegurarte de qu
erte he tenido una semana pa
tentaste escapa
e quedó mirándola con fijeza. Su mente se distraía
encontraba en el mismo estado que los demás hombres del Andrónicus y me di cuenta de que fuera a donde fuera me encontraría con lo mismo. Así que regresé a mi cama. No dormí nada esa noche, dándole vueltas a lo que estaba ocurriendo y sobre cuáles eran mis opciones. Intenté recordar mi pasado pero solo me venían a la cabeza imágenes nub
ebiste sentirt
Pero todo es mucho mejor
ás honda de su corazón y tuvo que apartar la mi
están esperando. Todas quieren v
ncontrar la cura si lo
osque que desembocaba en la villa, pero en realidad
bacteria y continúan buscando la cura ―mintió―. Les escribiré y l
rvó con cierto
? ¿Por qué no me l
emana para inventar una excusa creíble para mi familia. No pued
ido nunca antes le había parecido aterrador. Siempre paseaba sola por ese bosque sin el más mínimo atisbo d
e pudo. Si notaba que lo temía, comenzaría a sospech
. Tenemos que ayudar a los
detendrían enseguida -le aseguró-. Tienes que tener paciencia. Dame una semana;
estatura ventajosa. Parecía tener problemas par
ranizado a las mujeres por completo, relegándolas a tareas doméstic
de mujeres, por lo que tendría que aprender a esc
eron delante de la fachada de su casa. Callu
ginándose lo que Callum veía, valoró lo agradable de la fachada amarilla con puertas y ventanas marron
guntó Callum, quizá deduciendo que aquel
uí con m
ado para una sola familia -apr
sus siervos viven aquí. Mi ma
o entendiera que relación guardaba la ocup
n desde pequeños, por lo que conocía probablemente el significado de casi todas las palabras; pero Callum nunca había
En el establo? Se giró para mi
o puede que empiece
o cambiaba por completo
ar es h
me detengo a apreciarlo. El jov
mece los sentidos, incluso,
s se posaron s
ueden hacer que deje de a
mejillas, como miles de lenguas de
inclinó sobre ella. La golpeó
―Callum lucía genuinamente curioso, y eso la hizo sentir alivi
a para que comprendiera que lo que est
star infectado, y asegúrate siempre de que est
, a
sgo muy extendido entre
, a
de inmediato -continuó, sin oculta
qué disfrutarlo tanto -protest
as, se da
esentar mi papel, lo he
lo todo a perder y mandarlo todo al garet
creción, cuando pensaba denunciarlo tan pronto como e
ó sin poder evitarlo―. Al verla, has mostrado
con el pelo negro
forma en la que alguien hambriento pronunciaría
por qué el corazón era el símbolo del amor, lo
interés -le indicó, sorprendida de lograr q
on apatía―. No me será muy difícil
ía tenido sobre su futuro siervo, recibir insultos nunca había estado en el menú. No dijo nada, pues estaba