ujer que siempre se encontraba en la recepción, y a la que saludaba, como mínimo, cuatro veces al día
o de dos de los abogados que trabajaban en las oficinas
al guardia de seguridad y al velador que cuidaban del lugar, no era la persona más joven del mund
la tienen en reposo para evitar complica
ese joven había estado cuidando por al menos una hora, porque ella había entrado a las nueve, y las o
leno centro de la ciudad, de parte de un tío abuelo que no había hecho una fami
campo del hombre y la casa a las orillas de la ciudad, porque dinero no tenía mucho, sus propiedades, qu
tos para hacerlos oficinas, que decidió rentar a diversas personas, creando, sin quer
el estacionamiento, dos salas para reuniones y un salón multieventos, ade
ra que fuera; pero, con el tiempo, y tras que dos de los cuatro pisos
cina de administración, que dirigía Marisa, y una sala de reuniones que, por lo
ado de especialistas de la salud: una dentista, una nutrióloga, un psicólogo
ro oficinas; dos de las cuales estaban ocupadas por abogados que
tos que, por lo general, no se rentaban al mismo tiempo. De esos dos, si uno se
a, se dio cuenta de que el salón estaba reservado toda la semana para un taller de artetera
ue su estómago se contraía porque en una hora estarían
ala de la planta baja, avisando a todas las secretarias y usuarios que estaría ocupada, para que,
sto cada uno de los profesionales establecidos en ese lugar pagaban su parte, y así,
ba no solo para ella, también un poco para todos los profesionales que ocupaban las oficinas de la torre de profesionales, pues repartía tarjetas de ello
al, porque además tenía un segundo trabajo, uno que le daba para uno que otro gusto lujo, porque era extra a sus entradas regulares, que le mantenían
a heredado, y trabajaba en ello más por amor al arte que por ganar dinero. Es decir, un contrato le podía dar dinero por algu
ro no necesitaba preocuparse demasiado cuando lo que la mantenía a flot