per
sus espaldas, Ofelia se da la vuelta y divisa aquel sujeto que vio e
se hombre, realmente era muy atractivo. Y aquellos ojos verdes,
ocedió dos pasos, puesto que no comprendía que era lo que buscaba
e, y por la expresión de pánico que puso,
oco tímido -. No sé s
ón de allá atrás -Ella interrumpe sus
y la mira tranquilamente -. Ayer me pareció que estabas en un apuro, por e
o como eso? No me c
me con
año. O se estaba haciendo la ingenua par
está haciendo muy tarde para ir a trabajar, no sé qué
tengo problema, ya he terminad
iba demasiado tarde para el trabajo. Si aceptaba el
¿cómo demonios me voy
a tanto? -Ella vuelve a mir
e estoy realmente atrasada
on él, o la despedían del único
.
de los dos dijera una sola palabra... Ofelia quería preguntarle a ese hombre porque estaba siendo
ía dicho fue la dirección del restaurante donde trabajaba y eso fue tod
el establecimiento donde laboraba. De inmediato, el c
ar las gra
has
amas? -Él la
Responde
llido, para ver que reacción tenía la mujer, pero no asumió ni
acias por traerme -In
el, y lo único que pudo hacer es
, y no le daba tiempo al romance de meterse en su vida. Lo que menos deseaba era enrollarse la vida con
, echo la vista hacia atrás y notó que el coche de Adriel seguía esta
ue? -Se pregu
.
sigui
u empresa consistía en la venta de maquinaria pesada para la construcción de grandes edificaciones.
a ayudar a muchos. Cuando era un político, presto mucho de sus servicios, y no por dejar
u escritorio. El CEO mira el habitual, en donde la primera plana resaltaba perfectamente su rostro, lu
o que está
ás al pasar la primera página, el CEO se da cuenta de lo que estaba habl
el. Aparte de ser tu asistente, también soy quien habla por ti en muchas cosas. Mi teléf
dicho? -Pregunt
omo se te ocurrió montarla en el coche. Y de paso, sabiendo que
a en muchas páginas del periódico, y Ofelia también salía. Les tomaron fotos cerca de l
erse a llevarla a su trabajo. Se había olvidado por comp
uncio que llamo
no se ha fijado en una típica prototipo de mujer. Se le ha visto con una muchacha bastante sencilla, qu
e mujer, pero también desconocida
-Murmura en voz baja, mientras que
ya que, ciertamente; si le causaba un poco de risa -. Esto no es broma, esas personas es
ran, Cecilia. No debes d
vitar estar viéndote con esa mujer, vas a c
ente a su asistente -. ¿Eso te queda claro?, te digo que no le
s de haber tratado con esa mujer que ni conocía. A Cecilia le preocupaba mucho el qué dirán de l
e ganó enemigos y envidiosos. Muchos de esos eran periodistas buscando hacerse famosos, lo metier
steriosa, volvería a ser la cotilla de la ciudad. Ella quería que f
rrera de su jefe. Puesto que era la primera vez que se