mbre de 194
ndole inicio a un hermoso día que a
ahogarte -. Dijo Britta bajando a la coc
una etiqueta inexistente, como si nu
Estoy muy ansiosa por conocer a mis
eo q
a hoja pobre y descuidada que a penas contenía una mínima información, pero al menos dejaba en claro que había sido adoptada por una pareja adinerada del
y no con ellos, pero decidió no darle más vueltas al asunto. Sin nada más que hacer salió de su hogar tomando la mano
que la niña llevaba algo en su otra mano, un pedazo de hoja arru
ce para mis padres -.
puedo
as grandes y una más pequeña enfrente de un cuadrado que representaría la casa. En la mente de la pequeña
ó. --Quiero tener una familia muy
, si las familias decidían desechar a los miembros más jóvenes al no ser de utilidad, e
, llevándose susurros a su paso. Britta se sintió intimidada ante la falta de prudencia de las
é con mis padres, pero les pre
ambién trataré de visitarte -
amente sola y su única esperanza para no dejarse vencer por la soledad era aquel chico del que siempre esperaba noticias en los telegramas, o al menos así fue hasta que Annelise apareció en su camino. La pequeña niñ
ecibió. Britta no pudo evitar girarse para mirar a la pequeña niña y pensar que esas persona
ó Annelise. - ¿
hacia enfrente endurecía el nudo en su garganta. No
clara y golpearon un par de veces, en menos de un minuto la puerta fue abierta y las recibió una
familia -. Explicó Britta. - Estab
na niña, no obstante, Britta le mostró la ficha de adopción y la evidencia fue innegable; por lo que
os podían darse en la población noruega, Britta se sintió feliz al pensar que Annelise estaría bi
con poca barba que tenía un semblante muy serio y tras él iba una mujer de piel de porcelana pero que se encontraba tan pálida como si hubiese visto al mismo
lmente. - Mi nombre es Britta y he enco
encia decidió dar un paso al frente, acercándose a sus padr
l hombre. - Esas sucias monjas nos
del hombre y Britta no podía creer lo que escuchab
Le recordó. - Además, usted la ado
no -. El odio bajaba como veneno ardiente en sus palabras lastima
nnelise es una niña dulce,
que masacraron Europa -. Fue la mujer del hombre quien habló.
hable de esta manera de Annelise, solo es una niña
un alma putrefacta y malévola, yo no expondré a mí
esconderse detrás de las piernas de Britta, af
e simple de su responsabilidad -. Dijo Britta sintiendo
vayan de mi casa -. Gruñó el hombre acercándose a paso r
tó -. Seguía re
mana hasta un día antes que llegase aquí, no voy a cri
as con la pequeña nazi, no nos importa -. Escupió el ho
da tomó la mano de la niña y con la vist
rubia. - ¿Estás segura de q
esas personas contra su pecho, era tan pequeña que siquiera comprendía las situaciones
preocupes, seguramente vamos a conseguir una f
roca en su camino y Britta no supo que responder, le había dicho que sus padres
an hecho atrocidades inimaginables que iban desde allanar casas hasta masacrar personas y exhibir los cuerpos en las calles; pero
grando que el color del mismo se corriera por la humedad, dejando manchones a lo largo y ancho de la hoja, lamentablemente Annelise apren
la a jugar un rato. Le dio una sopa de pescado cuyos ingredientes los había conseguido a costa de hacer muchos trabajos pesados en la panadería y varias horas e
eguntó la pequeña cuando cas
tengo ham
falta de alimentos. Tras terminarse la comida y lavar sus dientes la pequeña rubia fue llevada al patio trasero por Britta, quien la vigilaba mientras jugaba con montones de hojas secas,
, sus pequeños ojos verdes parecidos a dos pequeñas esferas de jade parecían bril
rto, tú eres un
y buena -. Refutó. - Y quizás
te ha sufrido mucho y por eso creen que tienen el derecho de hacer
ero
ciendo de noche -. Ordenó la
bien,
nelise y dirigirse a un pequeño despacho que le pertenecía a su difunto padre, ya allí saco una hoja de papel blanco y decidi
a de dinero era un problema qu