ó la chica c
era bonita, la mejor adquisición
e vamos muy rápid
caricia un poco brusca, pero lo suficientemente satisfactori
sé qué quiere c
-le orde
ciendo en aquella oficina. Se suponía que únicamente había venido a traer unos documen
n esa falda, ¿
había comprado especialmente para l
encia y una brillante sonrisa. Lamentablemente, no pudo deduci
acé
frente al respaldo del hombre,
mo me mira ¿s
iro? No ent
fue claro y directo-, quiero fol
ó atónita. Sin embargo, la chica terminó asintiendo. ¿Por qué oc
se le hizo insoportable. Había aceptado aquel encuentro
l hombre disgustado an
ñor. No creo qu
ret
sí
ía con fuerza en su caja torácica... «¡Era una completa idiota! ¿Por qué había aceptado
ía permitido dar ese paso con ningún hombre, de hecho, ¿de qué ho
a. ¿Pero qué culpa tenía ella de haber nacido con una visió
a no negaba que quería experimentar, conocer un poco más del mundo, de los hombres, de su jefe, que parecía ser ese canal de escape que tanto nec
tre lágrimas. Así nunc
ella, ya era todo un logro. El hombre se había convertido en s
imeras palabras compartidas, la manera en que el h
uivel-solía decirle Massimo con u
oficina, Massimo solía recordar sus t
ría poner su mirada en el
rícula universitaria era demasiado costosa y no se la podía permitir. En cambio, había podido hacer algunos
llorando. Aplicó un poco de maquillaje en su rostro y decidió que lo mejor era olvid
a de esas típicas oficinas de paredes vidriadas, podía ver absolutamente to
a no estar de humor para ver a na
grisácea se posó en ella, profunda y reprochante. Parecía decirle con aquellas
que empezamos» hasta casi podía imagin
el contacto visual no duró mucho, Massimo regresó su atención al orden
ó una decisión frente al espejo. No se consideraba una mujer guapa, de hecho, se visualizaba a sí mism
todo, no todos los días un hombre guapo y m
nte al espejo. Massimo le gustaba, Massimo se había convertido en su amor platóni
iguiente. Puso un poco de labial carmín en sus labios y se quitó las gafa