e la cara. Me dolía todo, no quería abrir los
tar y cuando lo hice, vi a mi primo Ro
muré. Estoy feliz de
viva. - Respondió é
- Los parpados se me caí
pital, ambos estamos vivos y de verdad estoy a tu lado. - Lo e
- A duras penas sonreí
uavidad por mi rostro, sentí un suave roce en mis labios, ¿Un be
sentía en cada espacio de mi cuerpo si lo era. El sufrimiento, tanto físico
caer d
lienta, pude observar a mi alrededor por unos minutos, nada más veía luces y parede
embargo, en todo momento, dos de sus hombres de confianza estuvieron a mi lado, Hugo e Iván. Cada vez qu
recía estar cansado. En todo momento estuvieron a mi lado, aunque casi no hablaban porque cada vez que alguien les decía algo, asentían o negaban, era muy raro escuchar sus
licía (que siempre tienen a alguien haciéndoles inteligencia escuchando las últimas noticias), donde daban mi dirección, fueron a ver qu
iamente un hospital, pero bastante lujoso, la habitación es amplia, cómoda, con TV s
tales. No es mucho lo que podía hablar por lo anestesiada que estaba casi todo
sible salvarlo. - Fue l
fuerte. Era lógico, con la paliza que recibí, no obstante, me dolió mucho en el alma, estaba muy i
bula y el tabique, aunque los doctores ya habían enderezado todo, todavía tenía moretones por todos lados, de diferentes colores, que forma
odrían hacerme algunas cirugías plásticas, que quedaría como nueva. Pero ¿Se le
biera sido mejor, me habría ahorrado mucho sufrimiento y ahora estaría junto a
las cirugías reconstructivas, de nuevo el dolor de la recuperación, y lo peor, al terminar todas las cirugías,
antados, mis ojos un poco achinados, mis labios un poco más carnosos y definidos. Sí, no podía negar que los médicos habían hecho un excelente
empo en el hospital, sufriendo
o físi
paraba de imaginar a Liam y Julieta sufriendo, teniendo un ac
antasía más
ngre correr y a ellos llorando clemencia, como ellos lo hicieron conmigo, tal cual como m
ía terapia física y psicológica. Luego de varios meses en mi tortura personal de dolor y sedante
que ya había pensado antes, sin embargo, o
ando por todo esto. - Ellos se miraron. - Pero si no les importa, si nos es mucho abuso, hay algo más que me gustaría pedirles. - Se quedaron en silencio, como siempre, esperando que termin
hagamos, señora?.
enen, que me enseñen a defenderme, a golpear, técnicas de torturas, todo sobre la mafia. Quiero toma
ienten y sonríen con satisfacción. Días después me dan el alta y sal