ra los cristales del carro me zumba en los oídos, haciendo
alento -Una risa se me escapa, la felicidad plena que si
igo, de un conocido de mi compañero de clase en la Universidad del Sur de California. Así fue que di con él. Tuve que asistir a un par de fiestas para que me preiluminación le daba un toque elegante y sofisticado. Las pinturas se lucían unas seguidas de otras a lo largo del amplio espacio, mientras que algunas columnas en formación de círculo lograban darle una impresión de museo. Cada lienzo dest
se muestren allí, colgados a la vis
to -le respondo a Mila mientras si
a esta hora de la media tarde es que no hay tanto tráfico, no como en las horas pico cuando debo ir a ver a mi padre a su empresa. Y eso
n sonoro beso al aire igual que ella que se d
ta del momento, y para relajarme tecleo rápido en mi celular la lista de
ar los cristales de la ventanilla del conductor. Elevo la vista hacia de
a gravedad desaparece junto a un jalón muy fuerte. El cinturón de seguridad me lastima y los cristales rotos de las ventanas y del parabrisas se me clavan en todos lados. Cierro los ojos con fuer
as llegan a mí y me aterran. Los bocinazos cesaron, reemplazados por un silencio que me a
dos camiones que antes tocaron claxon están tumbados, uno tiene la cabina del conductor totalmente aplastada. Un carro está a más de la mitad inc
l frío cala mi piel y todo mi cuerpo comienza a tener espasmos, las lá
seca que la palabra sale estra
izquierda y trato de patear la puerta. El metal y el hierro está machucado y doblado, y la puerta no cede. La desesperación y el terror de morir salen junto con un grito sofocado, y doy patadas lo más fuerte que puedo. El nuevo estallido me ensord
e la situación y una sensación de resignación aflora de a poco. Mis párpados pesan demasiado, y el sueño comienza a invadirme. El aire a
idad como si fuese nada. Caigo y trato de apoyar las manos en lo que era el techo del carro, lastimando mis rodillas con los trozos de cristal laminado que está esparcido por
na zona segura, limitada por algunos policías y carros que frenaron a ver el ac
más fuerte que los anteriores. Algunos trozos de metal y fierro sa
al océano, mi lugar favorito cuando era pequeña. Su nariz griega resalta su mentón pronunciado, que está c
elo de la ruta, pero mi cuerpo no responde. Las sirena
rre mi cuerpo. Sus manos se sienten muy calientes en donde me sostienen, y su
que mis ojos captan antes