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Un Amor Posible

Un Amor Posible

5.0
5 Capítulo
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Gran Ky tenía el mundo a sus pies, la fama lo seguía y el mundo lo adoraba. Se había posicionado como El base de los Boston Celtics, había logrado todo profesionalmente, pero detrás de todo su éxito estaba siempre ella: Ginger Westbury, su mujer, y la persona que lo había descubierto con apenas 17 años en la primavera del 2008, mientras caminaba sólo por las calles de Boston. Ella le había dado todo y él a cambio la había amado y protegido, ella era suya y de eso no cabía dudas. Esta es la historia de amor del Gran Ky, de su adopción con los Westbury, de cómo se volvió una estrella del Basquet y de cómo la vida de su esposa peligraba. Gran Ky debe descubrir uno de los secretos más profundos y peligrosos de Ginger mientras intenta mantener su matrimonio apartado del espectáculo para evitar las amenazas. Un amor posible es una novela muy cortada de amor interracial inspirada en la película un sueño posible, basada en la vida de Michael Oher.

Capítulo 1 Gran Ky

Ginger bufo con ira mientras subía a su auto, habia pasado dos horas parada en una esquina como una estúpida mientras esperaba que su novio hablara plácidamente con sus amigos en plena fiesta a la que le había rogado ir por que no quería asistir solo y no tener con quien conversas. Quien no había conversado nada era ella.

-Idiota- gruñó girando la llave, el auto hizo un sonido muy fuerte pero no encendió, sintio las manos frías, y volvió a girar la llave, el sonido retumbó en toda la calle oscura y solitaria.

No. No. No. Esto no podía pasarle. Pero pasó.

El maldito automóvil que su padre había rogado por cambiarle no encendía, podia admitir que la chatarra debería estar en un basurero y no en las calles siendo conducido como si hubiere salido recién del concesionario pero no quería admitirlo. Gruñó ferozmente y azotó con furia el volante.

-Maldita sea... ¡Te he dado más de cinco mil dólares asquerosa chatarra! - su respiración acelerada por la ira no mermo y su subconsciente temió un posible infarto. Se inclino hacia los asientos traseros y tomó su cartera antes de bajar del Honda Civic 1989.

Azoto con fuerza la puerta y se dispuso a observar el entorno, la primavera estaba llegando a Boston y el clima era tormentosamente frío en las noches y fresco durante el día.

Se castigo mentalmente cuando una oleada de viento la hizo querer esconderse en su pequeño suerter, mal momento para usar un vestido veraniego solo por el hecho de que hiciese calor en la mañana cuando debía ir a la escuela.

Habia parqueado dos calles hacia arriba de la casa donde Flinn Acherman celebraba el ingreso a Yale, había invitado a su círculo de amigos y a otras 100 personas que se arremolinaban en la casa mediana, no cabía una alma, ni en la casa, ni en el parqueadero ni en la cuadra es por eso que habia parqueado a dos calles y muy mala idea por que se habia alejado de las vías centrales y de la gente, suspirando sacó su celular y marcó a su mellizo, debía estar seguramente durmiendo, pero no importaba, le compraría comida, eso parecía siempre contentar lo.

-Maldita sea Ginger, es cerca de la una de la mañana - se encogió con vergüenza ante el tono de regaño de su hermano mayor.

-Lo siento, no te llamaría si no fuera urgente- el suspiro de su hermano le subió los ánimos.

-¿Qué pasó y por qué no estás en casa aún? - sin esperar un segundo más procedió a contarle sobre la fiesta y su auto averiado, Marcus no preguntó nada - Esta un poco apartado, por favor mantente en el auto, llegare en una hora, no te expongas- Ella suspiro con tranquilidad.

-Te amo- su hermano bufó y le colgó.

Decidida a no cometer una imprudencia más en el día se dispuso a abrir la puerta del auto pera esta se negó a cumplir su cometido.

-No más maldita chatarra, ¡ábrete! - grito zarandeando la puerta con pánico, sentimiento que se duplico al escuchar una voz detrás de ella.

-Pero que preciosidas he encontrado hoy- se giro con susto hacia la voz. Un chico tal vez más grande que ella por poco, eso no la alarmó, lo que la hizo trastabillar fue su rostro, tenía los ojos inyectados en sangre, una botella de vodka en una de sus manos y un porro en la otra mano- Podré darme un festín esta noche- soltó en cigarrillo y con la mano libre intento alcanzar sus rizos, los reflejos le hicieron saltar hacia la derecha y darle un manotazo a la mano del pervertido -¡Luchadora, como me gusta! - exaltó.

No espero más, su instinto se lo gritaba muy fuerte, ¡CORRE!, y eso hizo, sin dudarlo, corrió como si su vida dependiera de ella y así era.

-¡Maldita zorra, no huyas! - miró por un segundo hacia su espalda y lo observó correr hacia ella.

Ya era muy tarde y no había manera de pedir auxilio en una de las casas, todas estaban con más luces apagadas y sospechaba que no serían muy amables si ella se acercaba a pedir ayuda.

No tuvo más opción que correr y encontrar a alguien que se apiadara de ella o algún lugar donde esconderse, los ojos le escocieron y el terror la quiso comer viva. Sus pies no descansaron incluso cuando tomó una curva y a lo lejos observó un parque.

-¡TE ALCANZARE, PUTA! - debía llegar al parque, sus pulmones ardieron pero se negó a dejarse tocar por ese cerdo.

Y cuando sus pies tocaron el pasto del parque se direcciono hacia un puente rodeado de muchos arbustos y árboles en los que trató de camuflara, miró a sus espaldas, el hombre giraba sobre si tratando de encontrarla, estuvo a punto de sonreír de victoria cuando su cabeza retorno al frente y su cuerpo colisionó con una gran pared, grito de asombro y cuando se sintió caer, unos brazos se enredaron en su cintura y evitaron su caída.

Kylliam se apresuró a detener el pequeño cuerpo con asombro, su corazón brinco con el puro sentimiento del asombro, no la había visto venir, había sido un borrón colisionan do en su pecho, bajo su cabeza y observó una maraña de rizos rubios muy lindos, y cuando unos ojos azules se elevaron hacia él su corazón brinco sin prevenir.

Era una chica, una mujercita, delgada y hermosa, el ser más lindo que habían visto sus ojos, el cabello le llegaba hasta la cintura y era completamente indomable y hermoso, ojos grandes y grandes pestañas, nariz pequeña y respingona, labios gruesos y acorazonados, jadeo de asombro, pero no pudo hacer mucho cuando noto el terror en los ojos de ella, tenía las mejillas húmedas y el rostro rojo y sudoroso.

-Ayuda... - fue un susurro cortado por grandes pisadas que provenían del camino donde la mujercita corría y entonces lo vio, un hombre y su maldita cara, lo entendió todo y no dudo en lo que debía hacer.

-A mí espalda - la mujer lo hizo sin rezongar y giro su cuerpo hacia el hombre mientras una de sus manos aún estaba sujetando la muñeca del hermoso ángel. El sujeto paro abruptamente al verlo y gruño.

-¡Hija de puta! - el insulto lo hizo tensar- te refugia tras la espalda de un monstruo que podria hacerte cosas horribles- el insulto esta vez dirigido a él no lo amedrento, ya habia pasado por eso muchas veces, no era una vista muy linda que digamos.

-Largo- gruño con el ceño fruncido, el hombre lo ignoro.

-Zorra, ven conmigo y prometo ser más amable que la bestia que te sujeta- pero la mujer se pego más a su espalda en busca de protección.

-No lo volvere a repetir, lo mejor es que te vayas- trato de no dejarse llevar por la violencia interior que la situación lo orillaba, el hombre dio un paso hacia atrás pero al parecer decidió a último momento que era mejor irse hacia él y arremeterlo.

Incluso antes de que el sujeto hiciera algo, Ky apartó a la mujer hacia un lado a tiempo justo para recibir el impacto, el hombre intentó golpearlo pero por un suspiro pudo esquivarlo, la calle le había enseñado lo suficiente como para sobrevivir una situación como esta.

Era por mucho más alto que el hombre que tenía altura considerable, pero Ky era un tanque, era Gran Ky y su apodo no era en vano, así que de un solo empuje tiro al hombre al pasto con la suficiente fuerza para que diera una voltereta y que al levantarse del suelo lo viera con miedo, no habia más que hacer.

-Vete- la primer pelea que duraba muy poco tiempo y lo agradecía por que podía observar el estado del hermoso ser a sus espaldas.

Ginger observó como el hombre escupia en el pasto y con rabia se giraba y desaparecía de sus vistas. Su corazón martillaba con ímpetu en su corazón, sin esperar observó al gran hombre girarse a ella. No, era un chico, posiblemente de su misma edad o un poco mayor, pero su aspecto era de un hombre. Dios, ya sabía que era un bicho raro, se lo decía su hermano muy seguido, pero lo compró baba ahora, el muchacho no era para nada agraciado, posiblemente en el futuro sería interesante, pero en este momento no lo era, sin embargo, tal vez eso lo hacía atractivo a sus ojos, era muy grande, podia ser que midiera casi dos metros, y si su suposición sobre su edad era cierta sería lógico que creciera aún más, era muy robusto, algunos lo llamarían gordura, aunque a ella eso le pareciera aún más atrayente, era un tanque, hombros anchos y brazos macizos y fuertes, una amblia barriga que era ocultada por una camisa demasiado ancha, posiblemente podria cobijarse con esa sola camisa, piernas muy anchas y fuertes, su rostro era interesante, ojos promedio y marrones, nariz chata y unos labios gruesos propios de su raza, su color era lo más exquisito de ver, un marrón terrozo, no tan oscuro pero tampoco tan claro.

-¿Te encuentras bien? - su voz seguía siendo baja, con tintes de preocupación, y un grosor que la hizo erizar. Asintio con la cabeza.

-Gracias - su voz estaba llena de gratitud. Su corazón martilleaba, se sentía muy rara, debería estar preocupada de estar a solas con él, pero extrañamente se sentía tan segura -Muchas gracias - volvió a repetir con la voz esta vez temblorosa. Tal vez esa misma seguridad la hizo sentirse y actuar así, el hombre la miró con ternura y ella no lo dudo un segundo en por segunda vez en la noche lanzarse al desconocido y abrazarlo.

Ky abrió los ojos con sorpresa cuando sintió al angelito abrazarse a él, su corazón se aceleró, Dios, era tan chiquita a su lado, le llegaba a la mitad del pecho pero parecía encajar a la perfección con su cuerpo, lo descubrió cuando pasó sus brazos por la espalda de ella y la apreto a él.

Dejó que ella se desahogara, su camisa estaba mojada por las lágrimas que ella derramaba, pero no se quejo, lo más probable es que no la volvería a ver en su vida, ella no pertenecía a su entorno lo sabía por su vestuario, simple pero elegante, toda ella hablaba de mucho dinero así que con esa idea en mente aprovecho cada segundo de ese abrazo y la consoló como si su deber fuera ese.

Ginger no quería separarse pero debía hacerlo. Dios mío, le había llorado a un desconocido y más encima le había ensuciado la camisa, que aunque muy vieja había estado muy limpia, aún después de separarse y soltar sus brazos del gran oso podía oler el jabón. Seguridad.

-Lo siento - miro hacia el suelo con timidez y totalmente sonrojada.

-No hay nada que sentir- la calma en su voz le hizo levantar su cabeza y observar el rostro de él. Dios mío estaba sintiendo algo muy extraño, mucha fascinación.

-Sin embargo, he estropeado tu camisa- señaló las grandes manchas de maquillaje regadas en la camisa y mezcladas con sus lágrimas.

-No importa- él le resto importancia y la observó con habido interés, como si quisiera memorizarla.

-Soy Ginger, todo el mundo me llama Gin Tonic, pero tu puedes llamarme Ginger o Gin- se presentó extendiendo la mano con la única idea de no sentirse como una extraña para él.

-Kylliam- la gran mano estrecho con delicadeza la suya y ambos dirigieron la mirada a la unión, su tez extra lechosa contrastaba exquisitamente con la de él, se sonrojo inmediatamente, él la soltó y la observó con más curiosidad- me dicen Gran Ky, pero no me gusta que me llamen así... Aunque puedes decirme como quieras - Ella sonrió.

-Gracias por salvarme, Ky- ambos se sonrieron.

-¿Estas sola por aquí? - ella asintio y luego negó.

-Si, se podría decir, estaba esperando a que mi hermano me viniera a recoger, mi coche se averió y me he quedado a una calle de aquí, estaba esperando a Marcus cuando ese loco aparecio- señaló hacia donde el hombre había desaparecido.

-Esta bien, entonces te acompañaré a donde debas esperar a tu hermano hasta que él llegue-no fue una pregunta, fue una orden que ella agradeció gustosa.

-Gracias- ambos caminaron en silencio hombro contra brazo -¿Eres de por aquí? - él se encogió de hombros pero no respondió, se preguntó si la razón es por que ella era una extraña y deseaba evitarla de raíz para nunca volver a encontrarse con ella.

Sin decir nada, decidio no hacer más preguntas y caminar a la par de él, fueron unos cuantos minutos antes de que viera su auto aparcado.

-Ese es mi auto- Él asintio, ambos se quedaron parados a tres carros del suyo, ella observó sus bailarinas de charol y luego observo los desgastados tenís de Ky.

-Por favor, ten más cuidado la próxima vez - ella levantó abruptamente la cabeza hacia él, asintio frenéticamente.

-Lo haré, lo prometo- ella vio como los grandes hombros de él se destensaron.

-No deberías estar en estos lugares a estas horas, evitalos- volvió a asentir.

-Juro que no soy así, venía de una fiesta - señaló hacía una calle por donde se iba a la casa de Flinn - he parqueado aquí por que no había lugares por allá y ha sido un completo error... A decir verdad no quería venir, pero me han engatuzado- dijo en voz baja la última frase.

Kylliam asintio y antes de poder detenerse una de sus manos agueco la mejilla terza de ella, no pudo contenerse y cuando se dio cuenta de su acción e iba a apartar la mano de ella con vergüenza, la dulce Ginger cubrió su manos con la de ella y se dejó acariciar, su corazón se detuvo. Santo cielo, ella era divina y no lo había visto con asco. Debía ser un ángel.

Las luces de un auto acercándose a ellos los hizo separar, Ginger dirigió su mirada a la carretera y entrecerrando los ojos observó el auto.

-Es Marcus- él asintio.

-Sera mejor que vayas- ella asintio con pesar.

-Ky... Muchas gracia, juro que si te vuelvo a ver te lo recompensare- Ky se apresuró a negar.

-Solo cuidate, con eso estaré satisfecho- ella asintio, sin dejarse llevar por sus nervios se acercó a él y poniendose en puntilla tomó su rostro y lo jalo hacia ella con delicadeza, él se dejó hacer, y sin detenerse posó sus labios en los de él, un casto beso que jamás olvidaría.

-Nunca te olvidaré Ky- ambos se observaron con intensidad.

-Yo tampoco- ella sonrió y sin esperar más se giro hacia el carro en movimiento, estaba acercándose, a tres carros de su auto y cuando se giro por última vez hacia Ky, encontró la calle vacía, su corazón se sintió de pronto triste. El auto se detuvo a su lado.

-¡Ginger, te dije que esperaras dentro del auto! - el saludo fue un regaño, ella sonrió y abrió la puerta del Jeep, se internó sin dudarlo y cuando él carro se puso en marcha.

-Gracias por venir, Marcus-

-Claro que iba a venir, tonta- ella le sonrió y luego con la última esperanza llevó su mirada a la calle y lo vio, la gran sombra oscura escondida tras unos coches, mirando hacia ella.

Su corazón se lamento, y de pronto se sintió extrañamente incompleta.

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Recién lanzado: Capítulo 5 Los Westbury   04-28 15:07
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