El amor es ciego. Lucinda renunció a su acomodada vida por un hombre. Se casó con él y se ocupó de todo durante tres largos años. Un día se le cayeron las escamas de los ojos. Se dio cuenta de que todos sus esfuerzos habían sido en vano. Su marido, Nathaniel, siempre la trataba como a una mierda, porque su amor ya pertenecía a otra mujer. Se dijo a sí misma: "¡Ya basta! He terminado de malgastar mi tiempo con un hombre desagradecido". El corazón de Lucinda se rompió en pedazos, pero de todos modos, reunió el valor para pedir el divorcio. La noticia causó un gran revuelo en Internet. ¿Una joven rica que acababa de divorciarse de su marido? ¡La mujer soñada! Innumerables directores ejecutivos y jóvenes apuestos acudieron a ella como abejas a la miel. Nathaniel no aguantó más. Dio una rueda de prensa y suplicó con los ojos llorosos: "Te quiero, Lucinda. No puedo vivir sin ti. Por favor, vuelve a mí". ¿Le dará Lucinda una segunda oportunidad? Siga leyendo para descubrirlo.
Era tarde en la noche.
Lucinda Ross no dejaba de dar vueltas en la cama.
Sentía a un hombre encima de ella, presionándola con su peso y dificultándole la respiración.
Le oía jadear y sentía su aliento caliente en la mejilla.
Y entonces, sin previo aviso, un dolor agudo le llegó de entre las piernas.
Cuando por fin se dio cuenta de lo que ocurría, abrió los ojos horrorizada. En la oscuridad, vio vagamente la figura del hombre que tenía encima.
"Nathaniel... ¿Eres tú, Nathaniel?".
Él respondió con un gruñido, y el penetrante olor a alcohol asaltó los sentidos de la mujer. Luego Nathaniel no emitió ningún otro sonido, solo continuó penetrándola como si su vida dependiera de ello.
Ella soltó un suspiro de alivio al reconocer su voz. Llegados a este punto, no podía hacer otra cosa que ceder a sus embestidas amorosas, aunque dejaba escapar a veces algún gemido de dolor.
Sus movimientos se volvieron más frenéticos, y ella tuvo que apretar los dientes para soportar la extraña mezcla de dolor y placer. Aun así, no pudo evitar sentirse eufórica ante el inesperado giro de los acontecimientos.
Llevaban tres años casados, pero su esposo, Nathaniel Roberts, nunca la había tocado. No quería.
Su abuelo, Logan Roberts, lo había obligado a contraer matrimonio con ella, por lo que siempre le guardaba rencor y la había tratado con frialdad.
Ahora mismo, a Lucinda no le importaba qué le había hecho cambiar de opinión.
Estaba feliz de entregarse a él.
Al cabo de un par de horas, el hombre soltó un último gruñido y se desplomó sobre ella, exhausto. Un rayo de luz de la luna entraba por la ventana, delineando su perfil tan exquisito como una obra de arte perfecta.
Lucinda escuchó cómo los latidos de su corazón se calmaban gradualmente. Todo aquello le parecía tan surrealista que una pequeña parte de ella sospechaba que solo estaba soñando.
Si realmente era un sueño, no quería despertar de él.
Le rodeó el cuello con los brazos. "Nathaniel...", ella canturreó con todo el afecto que sentía por él. "Nathaniel, yo...".
Estaba a punto de decirle que lo amaba, pero antes de que ella pudiera pronunciar las palabras, lo oyó murmurar en su estupor de borracho: "Ellie...".
Lucinda se quedó helada, como si le hubieran echado un cubo de agua fría por la cabeza.
A ella le dio un vuelco el corazón que su esposo la confundió con otra mujer.
Eleanor Turner era quien ocupaba su corazón. Fue su primer amor. Pero como Logan no aprobaba esa relación, ella se vio obligada a permanecer en el extranjero todos estos años.
Sin embargo, acababa de regresar al país ayer.
Y no había perdido el tiempo enviando un mensaje a Lucinda, uno que obviamente estaba destinado a provocarla.
"Ya estoy de vuelta, Lucinda. Muy pronto, no habrá lugar para ti en la familia Roberts".
"Puede que te hayas casado con Nate, pero él y yo crecimos juntos. ¿De verdad creíste que podías reemplazarme? Conoce cuál es tu lugar y vuelve al orfanato del que saliste. Ahí es donde perteneces".
"Estoy segura de que sabes cuánto me quiere. Aunque yazca desnudo en tu cama, te aseguro que será mi nombre el que pronuncie. ¿Lo entiendes, Lucinda? Para Nate, solo serás mi sustituta".
Su sustituta...
¡Lucinda era la mujer que Logan había elegido para ser la esposa de Nathaniel! ¡No era la sustituta de nadie!
Entonces el sonido de la voz de Nathaniel la devolvió al presente. Su esposo seguía murmurando el nombre de otra mujer.
Mientras tanto, las burlas de Eleanor se repetían en la cabeza de Lucinda. Tal y como estaban las cosas, no podía seguir engañándose a sí misma. Tenía que enfrentarse a la realidad: Nathaniel no la amaba y nunca la amaría.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus manos se cerraron en puños. Lucinda temblaba por la pena y la indignación que le recorrían el cuerpo.
A lo largo de los años, había sido dócil y sumisa con él, e incluso había dejado su trabajo para poder dedicarse a ser una buena esposa y cuidar de su marido.
Lucinda había soportado abusos y humillaciones en manos de la familia esnob de su esposo. La madre y hermana de él no se esforzaban en ocultar su desprecio por su origen pobre y hacían todo lo posible por complicarle la vida. Lucinda no quería molestar a Nathaniel con esas cosas. De todos modos, probablemente él las consideraría nimiedades, así que se tragó su pena y siguió adelante.
Se había humillado más allá de lo imaginable para ganarse su corazón, pero parecía que todos sus esfuerzos habían sido en vano.
¿Por qué tenía que pisotearle el corazón y despojarla de la última pizca de dignidad y amor propio que le quedaba?
El resto de la noche le pareció una eternidad.
Lucinda seguía con los ojos abiertos y el sueño se negaba a visitarla.
A la mañana siguiente, Nathaniel se despertó por la luz cegadora que entraba por la ventana.
Se frotó las sienes y abrió los ojos al ver a su esposa sentada frente al tocador, dándole la espalda.
Los recuerdos de la noche anterior volvieron a él de golpe y se quedó petrificado al darse cuenta de lo que había hecho. La miró fijamente y sus labios se curvaron en una mueca de desprecio.
Aunque Lucinda no podía verle la cara, notaba la rabia que emanaba de Nathaniel.
Mantuvo la compostura y continuó con su rutina de cuidado de la piel. Pero de repente el hombre la agarró por la muñeca y la puso en pie a la fuerza.
El pequeño bote de crema se le resbaló de las manos y cayó al suelo, derramando su contenido.
Ella levantó la cabeza y lo miró. A pesar de lo enfadada que estaba, no pudo evitar la punzada que sintió en el corazón cuando se encontró con sus ojos.
"¿Crees que puedes obligarme a reconocerte drogándome para que me acueste contigo?", le apretó la muñeca mientras escupía esas palabras. Tenía un aspecto absolutamente aterrador en ese momento.
Pero... ¿Drogarlo?
Lucinda le dirigió una sonrisa amarga. "¿De verdad me ves como la clase de mujer que utilizaría trucos tan viles?".
Su esposo resopló con disgusto. "Manipulaste a mi abuelo para que confiara en ti y así pudiste casarte conmigo. Así que deja de actuar como si fueras una chica inocente. No me lo tragaré. ¡Una oportunista desvergonzada como tú nunca podrá compararse con Ellie!".
¿Una oportunista? ¿Que engañó a su abuelo?
Entonces, eso era lo que pensaba de ella.
Si hubiera querido drogarlo, lo habría hecho hace mucho tiempo. ¿Por qué iba a esperar hasta ahora y sufrir tres años de acoso por parte de su madre y su hermana?
Estaba claro que Nathaniel no la conocía de nada.
Lucinda se daba cuenta de lo ridícula que había sido en el pasado. Había hecho todo lo posible y más, todo en un intento de complacerlo y conseguir aunque solo fuera un momento de su atención.
Sin embargo, si así era como él la veía, no había necesidad de seguir ahí.
La mujer apretó los dientes y se zafó de su agarre.
Luego levantó la barbilla y habló con voz resuelta: "Nathaniel, quiero el divorcio".
Hace cinco años, la familia Powell quebró. Madeline Powell dio a luz a gemelos; dejó uno con el padre del niño y se llevó al otro. Años espués, Madeline regresó como líder de Internet de opinión. Sin embargo, alguien se enteró de su regreso. El hombre la pellizcó por la barbilla y se burló fríamente: "Has publicado muchos videos en Internet, ¿qué tal filmamos algo picante juntos?". Los ojos de Madeline se abrieron y su garganta se secó. Al día siguiente, vio a un niño pequeño que se parecía exactamente a su hijo en la casa del hombre. Madeline no pudo evitar besar la mejilla regordeta del pequeñito. Sorprendentemente, el niño no estaba contento. Puso una cara solemne y preguntó: "¿Qué estás haciendo?". Madeline estaba furiosa. ¿Cómo pudo ese hombre haber hecho que su hijo fuera tan desagradable como él?
Sebastian Parrow, millonario, guapo, y muy cotizado, había anunciado su matrimonio con su novia María, con la cual llevaba años de relación. Dueño de una empresa de vinos de alta calidad, justo el día, en que iba anunciar su exquisito vino estrella, un accidente automovilístico acaba con la vida de sus padres, los cuales iban a celebrar junto a él, pero para desgracia de Sebastián, queda con vida y una ceguera total. Su vida se había convertido en un infierno, y su única esperanza era su novia María, la cual, lo abandona días antes de su boda sin importar los sentimientos y la condición en la que él se encuentra actualmente. La peor pesadilla de Sebastián se había hecho realidad, quedarse solo por ser un hombre ciego, el cual lo volvió un hombre lleno de frialdad y arrogancia. Una noche, una chica hermosa, la cual había sido drogada por un hombre maligno queriendo abusar de ella, logra escapar de sus garras, su única salvación fue subir a un auto, ya que su cuerpo no daba para más, debido a que la droga estaba haciendo de las suyas, y justamente, es el auto de Sebastián Parrow donde él se encuentra con un genio de los mil demonios porque su mano derecha estaba tardando. Aquel encuentro del destino, arrastró a Anastasia a ser la esposa Sustituta de Sebastián Parrow, a cambio de que él pagará los gastos médicos de su madre, ya que tiene cáncer avanzado y necesita atención con carácter urgente.
Charlotte Hill's, es una chica dulce y hermosa de corazón puro y muy amable, debido a su pobreza extrema a punto de quedarse en la calle por una deuda grande que dejó su padre antes de morir, se ve obligada a cuidar el bebé de un CEO, ser su madre de reemplazo, dónde James Brown, el hombre todo poderoso la hace firmar para que cumpla sus reglas, la principal es no enamorarse de él. James Brown, no pudo evitar envolverse por la gentileza y belleza de Charlotte, dónde la seduce y la somete a él, para luego proponerle matrimonio a cambio de liberar la deuda, ella acepta pensando James que era por el apuro de la deuda, pero en realidad era porque Charlotte, se enamoró perdidamente de él. Enamorarse es un error que le costó a Charlotte.
Traicionada por su pareja y su hermanastra en la víspera de su boda, Makenna fue entregada a los despiadados príncipes licántropos como amante, pero su propio padre ignoró su difícil situación. Decidida, ella intentó escapar y buscar venganza, pero, sin darse cuenta, captó el interés de los tres príncipes licántropos, que la deseaban en exclusiva entre muchas admiradoras. Esto complicó sus planes, atrapándola y convirtiéndola en rival de la futura reina licántropa. Enredada en deseo y celos, ¿podría Makenna lograr su venganza en el intrincado baile con los tres príncipes?
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".