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Melissa Sandoval, hija de una pareja apreciada en el país, terminó su carrera de Psicología en una de las universidades más importantes del país. Su novio Santiago que solo tenía a escondidas de sus padres le propuso viajar por un trabajo, pero todo era parte de un complot para dejarla cerca de la capital de Madrid, como una de las bailarinas de un burdel clandestino, donde los adinerados la tomaban a cambio de un pago por estar en privado. Cinco años han pasado desde que el hombre amaba se fue, ahora con un hijo del bastardo dueño del lugar que la había violado. Juro por su vida que jamás volvería a entregarse a alguien por amor, toda la alegría la perdió el día que le destrozaron el corazón. Pero. ¿Habrá algo de esperanza en su vida cuando conozca a Miguel, el chico que cambiará su forma de ver la vida? ¿Cómo actuará para evitar que la rechace si se entera de su actual vida?
Era de noche nuevamente en Salamanca, España, la gente de aquel lugar estaba preparada para atender a los hombres que llegaban a satisfacer los deseos carnales con las bailarinas que se ofrecían al mejor postor, Melissa Sandoval, una chica rubia de ojos azules, de 25 años de edad, estaba en aquel asqueroso sitio a causa de una trampa que le fue tendida por su ex novio, estaba lleno de millonarios que solo buscaban complacerse con ella, era la más solicitada por su exorbitante belleza.
La vida de esta joven era muy difícil desde hace ya años atrás, donde con engaños fue llevada a otra ciudad por quien creía era el amor que siempre deseo y por el cual daría su todo, pero estaba muy equivocada.
Sus lágrimas no paraban al recordar lo feliz que era cuando era una chica libre en su ciudad, con la mayor motivación de culminar sus estudios de Psicología.
Estaba nostálgica de solo recordar aquella conversación con el mejor de sus maestros.
―Nada de lo que dijo se cumplió Profesor, soy solo una vergüenza para mis padres.
Solo saber que confiar en un mal tipo la llevo a lo más bajo la deprimía demasiado, más el saber que allí la trataban de la peor manera.
Pero solo deseaba luchar por una sola persona y ese era su pequeño hijo.
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Flashback
Cinco años atrás en Madrid.
La alarma de su despertador sonó fuerte como siempre, su madre la esperaba abajo para el desayuno.
Pero la pereza no quería dejarla salir de su cama.
― Melissa por favor, se te hará muy tarde para ir a la universidad.
― ¡Ya voy mamá! ―Grito aun dentro de las cobijas.
― Recuerda que hoy es el último día y debes presentar esos exámenes para que encuentres trabajo rápidamente. ― Dijo su padre bajando al comedor.
De un brinco reacciono y se metió a bañar, no sin antes saludar a su madre y comer un delicioso bocado de su desayuno.
La rubia era hija única de Marcela y Eduardo Martínez, respetados por toda la sociedad de Madrid.
― Tengo que irme o se me hará muy tarde, los quiero Papá y Mamá. ― Dijo besándolos rápidamente a ambos.
Ya en la escuela de psicología de la universidad estaba muy nerviosa contestando todas las preguntas de su examen.
― Espero que todo esto esté correcto, lograre mi objetivo de ayudar a mis padres y ser su orgullo. ―Beso la hoja y se levantó llevándoselo a su maestro.
― Espero buenos resultados señorita. ―Profesor Hugo Ruiz.
―Desde luego que los vera profesor. ― Sonrió un poco llena de nerviosismo.
― Sabes que siempre te di mi confianza y quiero verte dando el discurso de graduación.
― Así será. ― sonrió y se marchó.
después de haber salido de sus exámenes estaba en la cafetería de su amigo Andrés esperando a su novio.
― Dime ¿Cómo crees que te fue Melissa? ―Andrés llego sirviendo una taza de chocolate con un plato de sus galletas predilectas.
― Siendo sincera Andrés, creo que muy bien, estudie cada día con dedicación desde el inicio y sé que es un resultado excelente. ―Melissa suspiro llena de felicidad.
― Me alegra mucho. ―Andrés sonrió y ella también.
― Iré a llevar los pedidos a otras mesas, si necesitas algo me dados.
― Claro―Melissa comenzó a comer esas ricas galletas con tanta emoción.
Un instante después la rubia estaba revisando algunos apuntes para saber si había acertado, al parecer por su risa así era.
Un apuesto joven castaño entro a la cafetería divisándola feliz, Andrés lo noto y se puso serio, jamás en su vida lo había visto.
Se sorprendió demasiado de ver que este se le acercaba a su amiga con un beso despampanante y sin vergüenza que lo vieran los demás.
― ¡Santiago amor mío! ―Melissa lo abrazo.
― ¡Mi amada Melissa! ―Santiago la abrazo besándola nuevamente.
―Creí que no vendrías―Dijo con mirada de amor y cariño.
― ¿Cómo no vendría? si es tu día importante. ― Santiago le beso sus manos.
El chico no podía creer que su amiga tuviera novio, siempre era una chica inteligente y dedicada al estudio.
― Andrés. ¿podrías llevar unos pastelillos a mi mesa? ― Melissa dijo acercándose a la estancia.
―No sabía que tuvieras novio. ―Andrés estaba serio.
―Perdón por no contártelo, ni siquiera papá y mamá lo saben. ― La chica estaba avergonzada.
― ¿Cuánto llevas con él? ―Se acercó susurrándole serio.
― Poco más de tres años. ―Melissa estaba sonrojada.
― ¿Que? ―Andrés se exalto.
― Lo sé, pero debería seguir una vida normal, no podía llegar a decirle a mis padres, él aun no quiere porque primero debe encontrar un gran trabajo como solista. ―Melissa miro de reojo a Santiago avergonzada.
― ¡Creo que mentirles a tus padres está muy mal! ―Andrés la miro con enojo tomándole la mano.
― ¡Lo sé, pero lo amo y no lo cambio por nada! ― Le sonrió tomando la orden llevándola a su mesa.
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En esos mismos años, en un lugar de Salamanca un chico de cabello negro, ojos azules, excelente estado físico muy guapo, su nombre era Miguel Duarte, recién llegaba a su nueva casa en Salamanca, era una hermosa propiedad cercana a la playa.
El joven de 19 años de edad decidió independizarse de su familia al finalmente culminar su carrera de abogado y aunque su padre tenía un prestigiado bufete prefirió comenzar por su cuenta, ya que no quería ser reconocido por los logros de su padre.
Además su vida habia tenido un rechazo rechazo amoroso que lo hizo dejar susu verdadera vocación de cantante.
― ¿Bien amigo aquí comienza la loca aventura sin el apoyo de tus padres? ―Jake, un chico ingles de cabello platinado y ojos verde esmeralda, primo lejano de Miguel.
― ¡No empieces con eso! sabes que vine a Salamanca para que él no sea mi competencia y vea que soy bueno en esto.
― Miguel dijo algo cansado al llevar la última caja de sus cosas a la sala de estar.
― ¡Tampoco te enojes, te acompañare en esto amigo! ― Jake le dio la mano sonriente.
Los dos chicos terminaron de organizar su nueva casa para después ir a festejar con su nuevo amigo Erick. Los dos chicos que lo acompañaban eran sus primos lejanos, se llevaban demasiado bien.
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Días después a Melissa le llegó una carta en la que le decían qué había pasado sus notas, su carrera con un promedio excelente, esto la puso demasiado feliz ya que su sueño se había cumplido.
Era la más hermosa en su graduación más aun dando el discurso que su profesor con orgullo le había dicho, al finalizar todos aplaudieron con mucho orgullo de verla tan radiante y que ese sería su último día feliz después de que su Supuesto amor le propusiera algo.
― ¿Por qué no vienes conmigo a Salamanca? Hay alguien a quien podría interesarle tu excelente trabajo y promedio. ―Santiago.
―Pero. ¿Qué le diré a mis padres? No puedo llegar y decirles que tengo novio. ― Tenia nervios.
―Pero cariño no es necesario que le digas, podemos ir y probar si entras en su empresa, si no te prometo que yo iré a tu casa a pedir tu mano.
―Melissa estaba totalmente estupefacta cuando escucho aquella propuesta ni siquiera sabía qué decir.
― ¿Tu? ―Lo miro fijamente feliz.
―Sí cariño, quiero estar contigo todos los días de mi vida, por eso quiero que aceptes ir conmigo. ―Le beso sus manos.
―Santiago yo... ¡claro que acepto! ―Melissa lo abrazo feliz
El chico estaba más que complacido con su respuesta, comenzó a besarla y a desabotonar la blusa de esta, por un momento pasión los sedujo, pero después Melissa se alejó muy asustada.
― Por favor perdóname no estoy preparada para algo así. ―Melissa estaba más que avergonzada.
―No te preocupes cariño Llegará el momento en que puedas estar conmigo.
Melissa lo abrazó agradeciendo, pero esta se sintió algo enfadado ante su actitud.
Unos días después le conto a sus padres que iría a Salamanca por una propuesta de trabajo y que no se preocuparan que todo saldría bien.
Al llegar a Salamanca el chico la llevó a un hermoso departamento en el que compartirían juntos, si se quedaban allí, Melissa no entendía como tenía ese lugar si se supone que apenas estaba iniciando, él le dijo que un amigo suyo lo había ayudado y que también la podría ayudar, aceptó ir a buscarlo, aunque sea mientras se buscaba un trabajo estable no quería regresar a casa sin nada.
Al entrar a aquel lugar se encontró con que no era lo que ella esperaba sino un bar de reputación.
Estaba totalmente asustada, fue cuando unos tipos la atraparon llevándola a la fuerza hasta donde se encontraba un hombre qué le desgracio la vida para siempre.
Atada en la cama aquel hombre la comenzó a acariciar en todo su cuerpo, quería gritar, pero tapo su boca.
― Ahora entiendo porque quería el dinero Santiago, si es que eres una verdadera diosa.
Melissa trataba de alejarse, pero este le rompió aquella ropa que no le dejaba apreciar la belleza de su mercancía nueva.
Gritaba, pero nadie le ayudaba, se fue encima de ella; sin esperarlo la penetro tan fuerte que no soporto el dolor y comenzó a llorar.
― Si me gustas preciosa, Santiago es un buen negociador.
Melissa escuchaba esto y no lo podía creer, su más grande amor era un ser perverso y desquiciado.
Desde aquel momento juro odiar para siempre a todo hombre que se le acercara con intenciones amorosas, ya no deseaba entregar su corazón a nadie.
El amor que profeso a Santiago desapareció, dejando a una mujer envuelta en hielo.
Meses después, la rubia no tuvo más remedio que aceptarle sus cochinadas a Iván y comenzar a trabajar en el bar.
Pero un día se sintió demasiado mal que tuvo que ir de urgencias.
―Señorita Sandoval lo que usted tiene no es más que tres meses de embarazo.
La chica estaba estupefacta con aquella noticia. Fue a contarle a Iván y este pidió a golpes que abortara.
― ¡De ninguna manera lo hare!, ¡ni, aunque estaba loca dejare que le hagas daño a un ser inocente que no tiene la culpa de haber sido engendrado por un maldito como tú!
― ¡Perderé dinero si te quedas así!
―No te preocupes, después de esto puedo, empezar a consentir a tus clientes más que bailando. ―Le susurró al oído algo asqueada.
― ¿Quieres eso? ―Iván la tomo contra el pegándola.
―Si eso te alegra y mi hijo puede venir al mundo lo hare. ―Melissa fingía seducirlo.
―De acuerdo, la verdad es que solo tú puedes ser la indicada para ellos, eres una belleza, me pagaran mucho más.
"Si supieras lo que hare maldito infeliz, vas a haber deseado no meterte nunca conmigo"
―Algo más, no quiero que mi hijo sepa que tú eres su padre, no te acerques a él jamás, si lo haces no sabes de lo que soy capaz, tampoco lo hagas conmigo. ―Logro soltarse alejándose.
―Bien, además no quiero saber nada de ese bastardo tuyo.
Fin de Flashback
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Actualmente Melissa ya estaba lista en su habitación con el traje de bailarina para presentar su show de rutina que todos los asistentes del bar esperaban su turno para presentarse y fue cuando ese mismo hombre llegó enfurecido a buscarla para reclamarle su comportamiento repulsivo hacia lo que debía hacer.
― ¿Nuevamente estás llorando como tonta? –Iván era el nombre del tipo que la tenía prisionera.
― ¡Te he dicho mil veces que me dejes sola que no te me acerques! ―Melissa se alejó gritándole. Solo recordar sus asquerosas manos sobre ella le daba asco.
― Sabes que soy el padre de tu hijo y eso nunca va a cambiar, eres de mi propiedad desde que tu maldito noviecito te entregó a mí. ―Iván la amenazo.
― ¡Aunque seas el padre de mi hijo, eres un asco! ― Melissa le grito cerca de su cara.
El hombre la tomo del pelo haciéndola llorar del dolor, la arrojo al suelo amenazándola apuntándole con su arma para que saliera de una vez o la mataría.
Lo maldecía cada instante de su vida y siempre esperaba que ningún hombre la tocara con su método que hasta el momento estaba haciendo efectivo, así que salió y comienzo su show como todos los días desde hace 5 años esperando poder salir de allí en alguna ocasión.
Un hombre pago una suma conveniente, así la llevó a una de las habitaciones del sitio. Como siempre le llevaba vino para dormirlo; espero unos instantes para salir de allí con algo diferente a lo usaba.
Logró ignorar a los guardias del lugar cruzando varias cuadras lejos, pero no vio por donde iba; cruzo la cera sin fijarse que un freno en seco.
Miguel que lo conducía bajo rápidamente asustado y se impresionó con la belleza que está enfrente suyo.
Melissa del shock quedó paralizada y de un momento a otro se desmayó, el chico la atrapo de inmediato y no tuvo más remedio que llevársela a su casa.
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La mañana siguiente, Melissa se movía relajada y dormía en la cama, algo que nunca había hecho desde que llego a esa ciudad.
― ¿Por qué esta tan suave mi cama? ―Se preguntó aun dormida. ―Debe ser que extraño mi hogar. ―Hablo y siguió durmiendo moviéndose entre aquellas suaves sabanas.
Y momento después se percató que no estaba con su hijo, se levantó sorprendida de estar en un lugar extraño, pero era algo en lo que siempre había deseado hacer realidad.
― ¿Estaré soñando? ― Abrió los ojos, se levantó de la cama, observando la hermosa decoración de la habitación.
Se acercó a la ventana en la que vio aquel mar tan azul, había un hermoso amanecer frente a ella.
― Si esto es un sueño que nadie me despierte. ―Decía ilusionada recibiendo cada rayo de sol; la brisa movía su cabello, se sentía libre de sus penas.
― Qué bueno que despertaste. ― Miguel entro interrumpiéndole aquella ilusión soñadora.
―Sí, me siento feliz― Sonrió suspirando con los ojos cerrados.
Hasta que se dio cuenta que el chico estaba en la puerta de su habitación con una bandeja del desayuno.
Melissa se asustó mucho de descubrir a aquel hombre y se acorralo:
― ¿Quién eres y que hago aquí contigo? ¿Acaso me drogaste y me trajiste para acostarte conmigo? ― Sus nervios la hicieron hablar como loca.
― ¡Oye cálmate!, yo sería incapaz de algo así, solo te quise ayudar después de que casi te arroyo con mi auto anoche. ―Miguel.
― Es cierto. ¿Pero porque estoy aquí? ―Melissa pensó.
― Te desmayaste al verme, seguro fue por la impresión del susto o de conocerme.
―No es así, ¡seguro me impacte que casi muero! ―Dijo algo enojada.
―Por favor discúlpame por mi imprudencia, en cuanto te vi que te desmayabas no dudé en auxiliarte.
―Bueno, pues te agradezco tu hospitalidad, pero ya debo irme a mi casa. ― Tomo sus cosas para cambiarse en el baño.
―Espera, primero come este delicioso desayuno que yo mismo te prepare, si quieres puedes darte un baño, aquí te dejo una toalla y algo de ropa que fui a comparte hace un rato, espero te quede.
―Gracias.
Miguel sonrió y se fue para no incomodarla más, mientras que la chica se quedó anonadada con aquel gesto gentil de ese desconocido.
Saco de la bolsa un hermoso vestido rosa parecidos a los que usaba en casa, muy formal y adecuado para ella, eso la hizo sonreír abrazándolo.
Se fue a bañar, después se arregló como en sus días de universidad, solo se puso la gorra que traía con la que se cubrió la noche anterior, encima el suéter.
Bajo a la sala donde estaba el chico revisando algunas de sus cosas para irse a trabajar.
―Hola.
―Hola de nuevo, que bueno que ya estás bien, si quieres puedes sentarte.
―Solo escucha, te agradezco todo lo que hiciste por mí, pero ya es hora de que regrese a casa, te devolveré este vestido en cuanto llegue.
No quería por nada del mundo seguir allí, pues corria el riesgo que se enterara que era una prostituta.
― ¡Oye no seas así! no lo aceptare, fue mi culpa que te sucediera eso y solo quise ayudarte.
― Sé que fue algo gentil de tu parte, pero no quiero nada que no provenga de mi propio esfuerzo.
― Te lo pido, no te pongas en ese plan, más bien si quieres te llevo a tu casa.
― ¡No es necesario! ―Dijo un poco nerviosa.
―Insisto y así aceptare que regreses ese vestido.
―Bien entonces acepto.
Era la primera vez en tanto tiempo en que un hombre se portaba así con ella, igual a como conoció a su primer amor.
Unos minutos después Miguel la convenció de llevarla a su casa para disculparse por causarle inconvenientes.
Se quedó observándolo todo el canino por el retrovisor del auto, le pareció muy guapo.
―Eso no puede pasar de nuevo, no puedo confiar en nadie ni mucho menos en hombres. ―Dijo muy enojada en sus pensamientos.
― Bueno, ya llegamos.
― Te agradezco esto.
―De nada, de ahora en adelante si necesitas ayuda con cualquier asunto, me dices. ― Miguel le tomo la mano, este sintió un sentimiento que no supo explicar, así que la alejo y bajo rápido del auto sin despedirse.
Miguel quedo algo indispuesto al percibir su reacción, pero se quedó un rato más en aquel lugar.
― Presiento que ella tiene algún problema grave, ojalá pueda volver a verte, porque en verdad quede encantado con tu belleza.
Melissa llego a casa, cerró la puerta y se recostó en ella tan pensativa en ese guapo hombre, tanto así que sus lágrimas corrieron nuevamente por sus mejillas.
― ¿Ahora que tienes?
Melissa abrió sus ojos sorprendida de verlo, se levantó del suelo asustada buscando a su pequeño.
― Iván ¿Qué haces aquí?
―Vine a visitar a mi hijo. ― Estaba bebiendo una cerveza.
― ¡Te he dicho muchas veces que no te dejare verlo!, además ¡tú no lo quisiste al enterarte que estaba embarazada! – Respiro aliviada cuando lo vio dormido en su habitación.
―Entonces si no quieres que le ocurra algo dime ¿A dónde diablos te fuiste sin mi consentimiento? ― nuevamente la sostuvo fuertemente arrinconándola en la pared.
― ¡Suéltame maldito!
― ¡No permitiré que te vayas de mi lado, pague demasiado por ti, me das mucho dinero en todo este negocio, además eres mía!
― ¡Me das asco! ― Melissa grito fuertemente y lo escupió.
Este no soporto aquella agresión y le dio una fuerte cachetada en la cara tumbándola.
―Espero que no olvides que, si no estás en ese lugar, ese bastardo puede morir.
Melissa comenzó a llorar más fuerte que antes, tenía rabia de recordar su maldito encuentro con ese tipo.
Ahora sabía que debía cuidarse de ese sujeto después de su intromisión a su casa, sobre todo cuidar a capa y espada a su pequeño, fue a la habitación en la que estaba su hijo dormido tranquilamente entre las sabanas.
Se acostó a su lado dándole un beso, acariciando su rostro y besando sus manitas.
―A pesar de todo lo que me ha sucedido, eres mi mayor tesoro mi amor, contigo puedo soportar esto que estoy pasando. ― nuevamente lo beso para después quedarse dormida llena de paz al lado de su hijo.
El pequeño despertó ya a media mañana cuando el sol estaba dándoles desde la ventana en la cara, comenzó a mover a su madre para que despertara, ya que siempre lo hacía de esa manera.
― ¿Qué quieres mi amor? ― Hablo soñolienta.
― ¿Podemos ir al parque? ―Dijo con emoción saltando en la cama.
― ¿Ahora mismo? ― Abrió los ojos viendo a su pequeño ilusionado.
―Si por favor mamita.
Su mirada siempre la convencía, además tenía un poco de tiempo antes de regresar a lo que era su vida nocturna.
―Ve a cambiarte y nos vamos entonces. ―Lo beso en la frente.
El pequeño salió corriendo alegre a vestirse, mientras ella se quedó allí pensando en aquel chico guapo que la había salvado la noche anterior, tomo el vestido y sonrió recordando su acercamiento.
―Seguro debes ser igual a él, primero te portas como un ángel y al final me apuñalaras por la espalda. ― Arrojó lejos de ella aquella prenda que tanto le había gustado y se acercó a la ventana.
― ¿Dónde estarás ahora Santiago? Seguro estas seduciendo mujeres para que te den más dinero, yo te amaba de verdad―Se echó nuevamente a su cama queriendo llorar.
―Jamás volveré a abrir mi corazón a nadie. ―Abrazó fuertemente su almohada intentando que las lágrimas no cayeran por sus mejillas.
Pero su hijo apareció ya muy bien vestido, le preparo un delicioso desayuno y un rato después decidió llevarlo al parque en donde jugarían los dos por un rato y así distraería su mente de tantos problemas que tenia su trágica vida amorosa.
―Al menos sé que estás conmigo mi amor, no dejare que nunca nadie te haga daño, por eso necesito salir de este bajo mundo en el que él me metió. ¿Cómo lo hago? Si no hubiera sido por ese hombre, ya estuviéramos lejos de aquí.
―Toma mamita, esta rosa es para ti. ― Su hijo llego sacándola de su pensamiento deprimente.
―Gracias mi cielo. ― Le dio un beso en la mejilla sonriéndole.
―Es para que no estés triste, porque eres como ella, hermosa.
Melissa sonrió y lo abrazo muy feliz sin saber de quién provenía esa rosa.
Miguel era el responsable de todo aquello, la había seguido desde que la dejó en casa y notó que tenía un pequeño, ante la aparente distracción de Melissa se acercó al pequeño para darle una rosa roja muy hermosa, deseaba que se la diera a la rubia sin decirle que era de su parte.
El pequeño no dudo en hacerlo agradeciendo a ese joven desconocido por el afecto que tenia con su madre.
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Erick estaba en casa de Miguel esperándolo hace horas para revisar algunos documentos. Miguel llegó como si nada muy sonriente recordando la sonrisa que tuvo la chica al oler el aroma de aquella rosa , se sentó a su lado y lo miro.
― ¿Qué sucede? ― Se sentó notando la seriedad de su amigo.
―Hace tres horas que te estoy esperando en este lugar, llegas como si nada. ―Suspiró al verlo tan tranquilo.
― ¿Había algo pendiente? ― Habló pensativo.
―Por supuesto que si Miguel, me pediste muy furioso que terminara de revisar los casos que llevaremos ante el juez el próximo viernes y te marchaste muy enojado. ―Cruzó sus brazos.
― ¿Entonces los tienes listos? ― Encendió la computadora.
―No alcance y por eso vine para informarte.
―Tranquilo hermano, ya habrá tiempo, es dentro de una semana después de todo. ― Sonrió recordando a la chica.
― ¿Qué? Estas raro hoy. ― Erick estaba realmente enojado ante la aparente distracción de su amigo.
― ¿Por qué? ― Miguel se sorprendió de su actitud.
―Algo ha hecho que te cambie ese humor del diablo de ayer, algo como...
― ¿Un ángel que se me atravesó en medio del camino?
― ¿Qué dices un ángel?
―Si una hermosa chica rubia que casi atropello con mi auto anoche, por suerte no le sucedió nada, solo se desmayó y la traje aquí. ―Miguel realmente sentía una alegría inigualable.
― ¿Qué?
― Tranquilo no le hice nada, sabes que no soy de esos hombres que se aprovechan. ― Grito al ver la cara de su amigo pensando lo peor.
― En eso tienes razón amigo, pero siempre creí que te quedarías soltero con tu trabajo.
―La verdad es que yo también creí lo mismo, pero el destino me tiene preparado algo muy hermoso y es ella, me dejo totalmente loco. ― Se recostó en su silla suspirando de la emoción que le provocaba aquella rubia.
Solo el recordarla lo volvía loco, aunque disimulara y tratara de concentrarse en su trabajo no podía alejarla de su mente.
―Creo que me estoy enamorando de ti, ni siquiera supe tu nombre.
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Esa noche Melissa fue al bar ya que no tenia de otra ante las amenazas de Iván, se miró al espejo mientras se pintaba la cara con el maquillaje, sorpresivamente le llegaron esas palabras del chico con el que se tropezó la noche anterior después de su intento de fuga.
Sus ojos azul profundo la tenían hipnotizada que su mente y corazón no querían dejar de imaginarlo estando allí.
― ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti? apenas te conozco, ni siquiera supe tu nombre, solo tengo ese vestido que me diste...―Cerró sus ojos renegando de su deseo de volver a verlo. ― No debo demostrarme débil ante cualquier hombre.
―Ya debes salir. ―Uno de los ayudantes llego sacándola de esos pensamientos.
Se limpió las lágrimas y fue a seguir con su rutina de seducir a los mal nacidos que llegaban a ese lugar solo para obtener su cuerpo.
Solo deseaba que ese chico jamás se enterara en lo que estaba metida por culpa de un amor falso, no se perdonaría si algo llegara a ocurrirle.
Mariana es una chica caprichosa de 17 años de edad, hija de un empresario muy bien conocido por tener una gran fortuna, su madre falleció cuando era muy pequeña quedándose solo con él y su tía. Antes de cumplir los 18 años y estar próxima a heredar la mitad de las empresas, recibe la noticia de que antes debe casarse con el hijo del socio de su padre a quien no conoce. Samuel por su parte es un chico muy responsable, con 17 años de edad ya debe asumir las riendas de la mitad de las empresas que su padre le dejó, junto a su abuelo, es capaz de dejarlo todo por satisfacer sus deseos por el bien de la familia. Se encontrarán estos dos jóvenes por el mismo camino en situaciones que no esperan. ¿Serán capaces de limar asperezas antes de comprometerse y casarse? ¿Habrán obstáculos para separarlos?
Verónica Russo es la dueña de una empresa de modas, pero detesta a los hombres por una mala experiencia con un ex novio Mateo De la Rosa, quien la traicionó años atrás con su mejor amiga. A pesar de todo debe que lidiar con su presencia en el mismo lugar que ella pues no ha podido sacarlos de sus vidas por sus abogados. También su hermana y asistente personal contratan a un chico que tiene las mejores capacidades en el área laborar que ella necesita, pero la rubia solo contrata chicas para no tener contacto con ese género debido a su ex. Así que su hermana le miente diciendo que el sexy chico es gay sin que él mismo se enteré. Aquel hombre es el guapo Michele D'Angelo, quién al igual que ella tiene un pasado amoroso que no quiere recordar. ¿En que acabara todo esto? ¿Cómo reaccionará al saber que es el casanova de la moda de D'Angelo Fashion? Ambos estuvieron presentes en un evento que no recuerdan hasta que vuelven a verse, en donde se dejaron llevar por la pasión del momento. Todos tenemos un destino fijado en esta vida, uno del cual a veces se torna raro y confuso llevándote a la felicidad.
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"Y así la bella se enamoró de su dulce Bestia." Mia Sorrentino se metió en la boca del lobo cuando se infiltró en el departamento de su vecino. No se suponía que alguien viviera allí. Escapar no parece tan difícil, el verdadero problema surge cuando se encuentra deseosa de ver al sexy, pero gruñón, hombre otra vez. Giovanni Vitale no había tenido tiempo para notar la existencia de su nueva vecina hasta que ella decidió meterse en su espacio. Ahora no sabe que hacer con la intrusa, la opción más fácil es sacarla cuanto antes y asegurarse de que no se vuelva a cruzar en su camino, pero por alguna extraña razón ella sigue apareciendo en su vida.
Eda Calloway y Christopher Davenport, se han unido en matrimonio por acuerdos familiares, claro que ninguno de los involucrados alberga sentimientos hacía el otro, es más Christopher siempre estuvo enamorado de su primer amor, Patricia Grenville, pero el amor no era más fuerte que los Imperios y los intereses familiares, aquello obliga a Christopher a tomar distancia de su gran amor. Patricia viaja a los Estados Unidos mientras que los Davenport cortan todo lazo y toda conexión de los enamorados, es así que Christopher empieza a sumergirse cada vez más en el mundo Empresarial hasta coronarse como uno de Empresarios más influyentes de Inglaterra, Escocia entre otros Países, hasta que sus familiares encuentran la candidata perfecta para su esposa.Eda Calloway, es el epítome de la dulzura y la fragilidad, una joven que irradia pureza y encanto con cada paso que da. Su inocencia, reflejada en su mirada clara y su disposición amable, es lo que la hace destacar en un mundo lleno de ambición y máscaras. Como heredera de la prestigiosa familia Calloway, Eda combina elegancia natural con una humildad que desarma incluso al más frío de los corazones.Los Davenport la han elegido como esposa del Gran CEO, Christopher Davenport, no solo por sus impecables conexiones familiares, sino porque Eda posee un aura especial, capaz de atravesar las murallas que Christopher ha construido a lo largo de los años. Su dulzura contrasta con el carácter frío y calculador del CEO, convirtiéndola en la pieza que equilibra y complementa su personalidad.Para la poderosa familia Davenport, Eda representa no solo una alianza estratégica entre dos linajes prominentes, sino también una esperanza de que su calor y bondad puedan suavizar el alma endurecida de Christopher, despertando en él emociones que ha mantenido enterradas durante años. Su capacidad de ver lo mejor en los demás y su inquebrantable optimismo la convierten en una figura única, destinada a marcar una diferencia en la vida del gran Davenport.
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Durante diez años, Daniela colmó a su exesposo de un amor inquebrantable, solo para descubrir que no era más que un chiste para él. Humillada, pero decidida, se divorció de él. Tres meses después, Daniela regresó a lo grande. Ahora era la CEO oculta de una marca líder, una diseñadora codiciada y una rica magnate de la minería, y su éxito se reveló en su triunfal regreso. Toda la familia de su exesposo se abalanzó sobre ella, desesperada por implorar su perdón y suplicar otra oportunidad. Sin embargo, Daniela, ahora querida por el famoso Sr. Phillips, los miraba con gélido desdén y dijo: "Estoy fuera de su alcance".
Paola Fischer vive un matrimonio aparentemente feliz hasta el día en que, al regresar a casa, encuentra a su esposo, Lucas Hotman, en la cama con su secretaria, Rose Evans. La traición la deja destrozada, y, sin saber cómo enfrentar el dolor, se marcha de su hogar. Esa noche, en un bar, conoce a un enigmático desconocido que le ofrece una compañía inesperada. Buscando escapar de su desilusión, Paola se entrega a una noche de pasión con él, dejando que el dolor de su traición se diluya en la intimidad. Al día siguiente, trata de seguir adelante, pero pronto se enfrenta a una sorpresa que cambia el curso de su vida: está embarazada, y el padre no es Lucas, sino aquel hombre al que apenas conoció.
Stella Richard se casó con Rene Kingston en lugar de su hermana Sophia por algunas razones. Pero desde el principio, ella sabe que su matrimonio era solo un contrato por tiempo límite y una vez que se cumplió el tiempo, ella tenía que irse. Para RK, este matrimonio fue solo una carga, pero para ella fue un regalo de Dios. Porque RK era el hombre al que había amado toda su juventud... Entonces, mientras tanto de su matrimonio, Stella hizo todo lo posible para que este matrimonio funcionara. Pero el día que descubrió que estaba embarazada, su esposo le dio el papel de divorcio y le dijo... "No quiero a este niño. No olvides abortar". Estas palabras salen de su boca, como una bomba para Stella, y cambiaron su vida... Ella firmó su nombre en el papel de divorcio y salió de la casa... Porque ella no quiere estar con un hombre tan frío... Seis años después... RK compró la empresa en la que trabajaba Stella. Pero Stella hizo todo lo posible por no tener nada que ver con él... Porque ella tenía un hijo y no quería que él se enterara de él... Pero un día, cuando Stella recogió a su hijo de la escuela, él la vio... RK, "¿Cómo te atreves a tener un hijo con otro hombre?" Stella, "No creo que tenga nada que ver contigo". RK estaba a punto de decir más cuando su mirada se posó en el niño a su lado... Su rostro se veía igual que cuando era joven...