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¿Alguna vez piensas en el día de tu muerte?, ¿en lo que hay más allá del mundo que conocemos?. ¿Alguna vez piensas en lo que pasa con la gente que dejas atrás?, ¿cómo se sobreponen a tu ausencia?, ¿cómo viven día tras día con el dolor?. ¿Alguna vez piensas, que se siente morir?, me refiero a ese instante en el que tu corazón comienza a dejar de latir, ¿qué se siente entonces?, ¿eres consciente de que estás muriendo? Y, si es así, ¿lo aceptas y ya?, o ¿luchas hasta que llega tu último aliento? Quien sabe... Aún hoy, hay una cosa de la que estoy cien por ciento segura. Vivir sin pensar en el día de tu muerte, es la mejor forma de vivir.
"La vida es eso que pasa mientras estás haciendo planes". Esa siempre fue una de las frases favoritas de mi madre. Y a lo largo de mi vida, sus palabras, siempre llenas de sabiduría, se convirtieron en una gran influencia para mí.
Estamos a mediados de abril y el calor de la primavera se comienza a sentir en la ligera brisa del ambiente, más allá de la ventana y las delgadas cortinas blancas de gasa que ondulan con la voluntad del viento, se pueden ver claramente las flores rosas del árbol de durazno que está plantado frente a la casa, como cada nueva cálida estación se ha llenado por completo de hermosos retoños, pequeñas florecillas de color blanco en las orillas y rosado al centro que dentro de poco se convertirán en dulces y jugosos duraznos. Igual que el viejo manzano, que ahora presume un montón de nacientes frutos verdes que comienzan a tomar forma.
Desde pequeña, siempre me gustaron esos árboles, no solo por los dulces frutos que nos proveían cada año, verlos desde la lejanía cada vez que volvía a casa de la escuela me llenaba de felicidad, a través de ellos podía sentir la seguridad de un abrazo de mi madre, la elocuencia de un consejo de mi padre y las interminables sonrisas de mi hermana pequeña. Esos árboles han sido para mí más que solo un par de plantas viejas, son los custodios de un hogar lleno de felicidad y cariño, son los guardianes de la mayoría de mis recuerdos.
El viejo ventilador de techo hace un extraño ruido al andar, suena como si tuviera una especie de silbato entre sus partes, no es un sonido molesto, tan solo es raro para alguien que como yo tiene demasiado tiempo libre. Mi familia permanece reunida en el comedor, últimamente procuran estar todos en casa para compartir el desayuno y pasar tiempo de calidad juntos. No puedo verlos desde donde me encuentro, pero escucho sus voces tan claramente como si estuvieran sentados junto a mí.
Papá y mamá discuten tranquilamente sobre la lista de pendientes que se acumulan en el negocio de mamá y las clases que mi hermana menor tiene que volver a tomar porque perdió la oportunidad de presentar los últimos exámenes. Son, (supongo) temas triviales dentro de una familia común y corriente, pero nosotros dejamos de ser una familia común, y nuestros temas de conversación cambiaron tan drásticamente, que no puedo más que agradecer ese breve momento en el que la normalidad parece volver a ser parte de nuestras vidas.
Afuera el aire sopla suavemente, mueve las hojas de los árboles y levanta pequeñas cantidades de polvo que tiñen de diferentes matices en tonos sepias, la vista de las montañas que tengo desde mi asiento, el clima seco típico de estas fechas no es de mis favoritos, prefiero la humedad del verano, los días más largos, las noches cálidas, las comidas al aire libre, los paseos de fin de semana, los juegos bajo los aspersores, las tardes en el columpio de la terraza hablando con mamá. Sí, el verano, la época de vacaciones en la que el tiempo parece detenerse solo para darnos la oportunidad de disfrutar del sol y las risas de los niños, siempre será mi época favorita del año.
Sentada en el enorme sofá de tapiz, café y cojines a cuadros; no puedo evitar que los recuerdos de mi infancia me inunden con tal fuerza, que aún puedo degustar el dulce sabor a mango de las paletas heladas que preparaba mamá en verano para nosotras. Recuerdos, eso es todo lo que queda ahora. Un montón de viejos y oxidados recuerdos que se apilan unos contra otros tratando de subsistir en el inmenso pozo de mi lamentable memoria.
A pesar del calor de primavera, la habitación se siente extrañamente fría, una sombra oscura y solitaria comienza a crecer desde debajo de la puerta principal, repta por el suelo con la lentitud de una tortuga. "Es solo una sombra" me digo a mí misma, pero no puedo evitar temerle. Sé lo que su presencia significa y no estoy segura de estar preparada para su llegada, es demasiado pronto.
El ventilador del techo no deja de girar, el aire que esparce por la sala se siente cálido, reconfortante. Estoy realmente cansada, llevo varios días con problemas para dormir y el desayuno parece haberme caído pesado, tengo sueño, mucho sueño. Quiero cerrar los ojos tan solo por un momento, solo por un segundo...
Lucian, Rey de la organización más poderosa de Europa, ha estado dando caza a los enemigos de su gente, tomando venganza por todos aquellos a los que han tenido que enterrar y por quienes muchos aún lloran y guardan luto. Pero su enemigo es astuto, y cuando cree que lo tiene acorralado, descubre que el peor error de un rey es ser tan arrogante como para pensar que no necesita a nadie más. Lucian entonces, se verá obligado a elegir entre la venganza y el amor. Consciente de que cada decisión, tendrá sus propias consecuencias.
“Mi cuerpo será tu espada, mi vida será tu escudo.” “Desde este día y hasta mi último aliento, lucharé a tu lado.” “Unidos como uno, en cuerpo, alma y espíritu.” Miguel Arcángel recitó con voz tenue el juramento que milenios atrás hizo ante el creador y en presencia de sus hermanos, habían pasado por tantas cosas juntos, lucharon tantas batallas cuerpo a cuerpo, siempre cubriéndose las espaldas, siempre uno al lado del otro. Había jurado permanecer con ellos por toda la eternidad y estaba a punto de romper esa promesa. ¿Algún día lo perdonarían? Ya no importaba, ya no había marcha atrás. El arcángel se quitó el abrigo de piel, el cinturón con la espada y la muñequera con el escudo, el sonido metálico de los objetos al tocar el piso de mármol rompió el ensordecedor silencio de los cielos. Con una enorme carga sobre su corazón, miro atrás por última vez, el sol se escondía más allá del horizonte, bañando el cielo con sus colores cobrizos, la imagen de Hemah llego hasta su mente. Le sonrío con ternura, cerró los ojos y salto al vacío.
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Cheryl, una huérfana ordinaria, logró casarse con el hombre más poderoso de la ciudad. Era perfecto en todos los sentidos, excepto en una cosa: no le gustaba ella. Tres años después de su matrimonio, finalmente quedó embarazada, en el mismo día en que su esposo le entregó los papeles de divorcio. Parecía que se había enamorado de otra mujer, y por alguna razón que ella desconocía, él creía que ella también se había encaprichado de otro hombre. Justo cuando ella pensaba que su relación estaba llegando a su fin, él no quería que se fuera. La mujer ya estaba dispuesta a renunciar, pero él le confesó su amor. ¿Qué iba a hacer Cheryl en esta maraña del amor y del odio, mientras estaba embarazada?
Clarissa Chapman, un día, al entregar preservativos a una habitación de hotel, descubrió que su cliente era su... ¿prometido? ¡Atrapó a su prometido y media hermana en la cama! ¡Solo entonces Clarissa se dio cuenta de que su novio de seis años la había engañado! ¿Qué es más ridículo? Su padre dijo que era porque ella no era atractiva y su hermana lo merecía más. Dejó a su prometido idiota, ¡se encontró con su Sr. Correcto en una aventura de una noche! Espera... ¿por qué este hombre se veía exactamente parecido al CEO multimillonario - Anderson Jordan en la televisión? Anderson era de muchas cosas, guapo, considerado y leal. Nunca imaginó que un apuesto como Anderson se enamoraría de ella, hasta ese día... Su familia de pesadilla la encontró, tratando de arrastrarla al pasado miserable... otra vez...
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Cuando eran niños, Derek le salvó la vida a Norah. Años más tarde, Derek quedó en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y Norah se casó con él sin pensarlo dos veces. Con sus conocimientos médicos, incluso lo curó. Durante dos años, Norah amó a su marido con todo su corazón, esperando poder devolverle su bondad. Pero cuando volvió su primer amor, él pidió el divorcio. Sin dudarlo, ella estuvo de acuerdo. Lo que pocas personas sabían es que ella, etiquetada como "abandonada", era en realidad una piloto de carreras, una famosa diseñadora, una genio hacker y una reconocida doctora. Lamentando su decisión, Derek le pidió perdón a Norah. De repente, apareció un encantador CEO, abrazó a Norah y le dijo: "¡Aléjate de mi esposa!". Sorprendida, Norah soltó: "¿Qué?".
El día de su boda, Khloe fue inculpada de un delito que no había cometido por su hermana y su novio. Fue condenada a tres años de prisión, donde soportó mucho sufrimiento. Cuando finalmente liberaron a Khloe, su malvada hermana utilizó a su madre para obligarla a mantener una relación indecente con un anciano. El destino quiso que Khloe se cruzara en su camino con Henrik, un elegante y despiadado mafioso, así cambió el curso de su vida. A pesar de su frialdad, Henrik quería a Khloe como nadie. La ayudó a vengarse de sus enemigos y evitó que volviera a sufrir acoso.