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Adriana vuelve a encontrarse con su viejo amor de secundaria, Alex, después de seis años, pero él no la reconoce luego del incidente ocurrido en la presentación de examen de grado, donde no solo perdió su memoria sino también a su hermano. Sin embargo, cuando ambos fueron secuestrados por un grupo de policías, él consigue recordarla y promete cuidarla y protegerla de Jaime, su padrastro y cabecilla de una de las bandas más poderosas del narcotráfico y trata de personas; quien regresó para raptarla y llevársela con él. Al hacerlo, Adriana conoce a Nathan su nuevo guardaespaldas y con quien empezaría una nueva historia de amor prohibida.
Mi equipo de trabajo fue invitado a una de las convenciones de cómics más grandes del país, por lo que debíamos dejar organizado todo lo que necesitaríamos para el fin de semana. Carlos siempre fue mi gran apoyo y nunca cambió su trato conmigo pese a todos los roces que tuvimos y que nos llevó a terminar nuestra relación sentimental para que no influyera en nuestro flujo de trabajo; y aun así puedo decir con firmeza, que, si no fuera por él, probablemente no hubiésemos conseguido un puesto dentro de este gran evento.
Siempre se categorizó por ser una persona ordenada y muy persuasiva, eran pocas las personas que se negaban a lo que él les pedía, incluyéndome.
El día llegó y nos instalamos junto a los demás artistas, entre nacionales e internacionales. Luego de una mañana agotadora recorrí el lugar con Carlos. Todas las esculturas e ilustraciones de cada artista poseían detalles inigualables, y aunque en su mayor parte apuntaba a un ámbito conocido, los trabajos de él eran diferentes.
-Hola, nos encargamos de la elaboración de cómics como también de folletos guía para su diseño -dijo Carlos y extendió el folleto a uno de los dos chicos-, y como entidad queremos regalarte un ejemplar.
-Que gusto saber de ustedes, para mi compañero y para mí, será un placer recibirles -dijo mientras recibía el manual en sus manos-. ¿Ella también viene contigo?
Intenté esconder mi rostro de él, pero no lo conseguí. No había cambiado en nada, su cabello mantenía su color castaño que se volvía dorado cuando recibía iluminación directa y tampoco había ganado contextura, lucía tal cual lo recordaba hace seis años.
-Sí, ella también viene conmigo -respondió Carlos y se hizo a un lado.
-Hola, soy Adriana -lo miré y le extendí mi mano. Él la sacudió-. Noto que su afinidad va por la parte tridimensional, ¿de dónde son? -pregunté tímidamente.
-Hola Adriana, soy Alex, y venimos de la capital, Quito. Junto a mi compañero Emmanuel llevamos seis años en el negocio -sus ojos se deslumbraron como los de un niño cuando recibía su primer juguete-. Apreciamos el buen diseño y el concepto del arte en los cómics.
-Es...interesante -tartamudeé.
-Lo es, hemos trabajado para licencias de productoras conocidas. Ha sido todo un reto trabajar con alguna de ellas e incluso...
Y fue así como mi corazón volvió a latir cuando lo vi. Él era perfecto.
En el último día de la convención me acerqué nuevamente al puesto de Alex con la esperanza de poder encontrarlo y que su amigo Emmanuel no estuviera cerca. Él estaba conversando con su compañero y otros interesados en su trabajo, mientras que yo lo observaba desde un pilar, estaba sola y era mi única oportunidad para hablarle.
-¡Hey! Creo haberte visto el otro día -dijo Alex al notar mi presencia. Giré para ver si se dirigía a alguien más, pero era la única arrimada a un pilar observándolo.
-Sí, que gusto verte de nuevo.
-Ana, ¿verdad? -preguntó con tanta determinación como si estuviera seguro que así me llamaba.
-No, lo siento, es Adriana.
-Mucho gusto, Adriana. ¿Te acuerdas de mi compañero, Emmanuel? -se dirigió a él.
-Tranquilo, Alex, estoy seguro de que se acuerda de mí -se acercó y me saludó de la mano-. Es un gusto verte de nuevo, Adriana.
-Estuvimos leyendo tu folleto y nos pareció magnífico, ¿todos los que colaboraron tienen tu edad? -dijo Alex colocándose entre Emmanuel y yo.
-No todos, algunos llevan más años en el mundo del cómic que yo. Mi afinidad es la pintura -dije. Emmanuel y yo lo miramos como si esperábamos ver una reacción, pero no ocurrió.
-Lo siento, Adriana, tengo una llamada que atender -dijo Alex mientras se retiraba del puesto.
-Disculpa a mi amigo, hay algunas cosas en él que han cambiado con el tiempo -mencionó Emmanuel para captar nuevamente mi atención.
-No te preocupes, y ¿qué tal les ha ido hasta ahora? No creas que no sé lo que...
-Todo muy bien, tu gente nos ha recibido con los brazos abiertos -me interrumpió ignorando lo último que aludí.
-Emmanuel no pretendas que... -insistí.
-He vuelto -dijo Alex-, puedes creer que no conocen un buen lugar para comer -se colocó en medio de nosotros.
-Alex, nosotros investigamos sobre los restaurantes.
-Lo sé, pero nos encontramos con una lista enorme -dirigió su mirada cándida hacia mí-. Quizás tú sepas...
-No es apropiado, Alex -interrumpió Emmanuel.
-No, está bien, luego de la convención les puedo indicar sobre un lugar delicioso que no se encuentra lejos de aquí -Emmanuel regresó al puesto para atender a las personas que se acercaron.
-Tenemos que regresar en dos días, sería magnífico que pasáramos tiempo los tres -me miró fijamente-. ¿Te parece bien el día de mañana?
-Claro, podemos encontrarnos mañana en la salida.
-Alex acércate que tenemos gente con nosotros -reclamó Emmanuel.
-Alex, yo...
-Me parece perfecto -me interrumpió Alex-. Nos vemos mañana en la salida.
Me maquillaba los ojos frente al espejo mientras escuchaba mi canción favorita en Spotify, Unsteady de X-Ambassadors, me traía muchos recuerdos sobre mis padres, y era mi favorita cuando tenía una cita. De cierta forma buscaba llenar ese vacío con algún pretendiente. Siempre creía que no tendría suerte en el amor, y cuando tenía una salida con un chico guapo, no podía creerlo. Tenía el color conchevino y rojo pasión de lápiz labial y no estaba segura cuál escoger. Por mi tez blanca diría que el rojo, me asentaba mejor, y como dicen que también es el color favorito de los hombres no dudé en usarlo. Me apliqué un poco de rubor y cogí mi pequeña cartera para salir por la puerta.
-¿A dónde vas? -me preguntó Carlos. Se había levantado al oírme bajar las escaleras.
-No te debo explicaciones, saldré un momento y estaré de regreso antes de la merienda.
-¿Quieres que le avise a mamá?
-Yo le mandaré un mensaje, no quiero levantarla de su siesta -abrí la puerta.
-Espera -Carlos me retuvo del brazo-, no quise sonar sobreprotector y sé que ya no estamos juntos...
-Carlos estaré bien, puedo cuidarme sola -aparté mi brazo-, estaré de regreso antes de la cena.
Caminé diez minutos hasta la parada de bus más cercana. Hacía demasiado sol lo que me ponía aún más nerviosa e irritable. Muchos pensamientos y recuerdos me atormentaban y temía que Emmanuel y Alex lo notaran, ya que lo que menos quería causar, era una mala impresión en una primera, pero no tan primera cita, y aunque había un tercero, igualmente podía contarlo como cita. Nunca dejó de gustarme, y tampoco dejé de gustarle, hasta Carlos y Emmanuel lo notaron y no podía evitar sentir alivio al no ser la única.
Recopilación de 31 microrelatos por los 31 días de octubre. Si te gusta el terror esta es tu señal.
Isabela conoce a Aarón en su primer día de colegio, ambos comparten el mismo curso y crean un vínculo muy estrecho, pero la desconfianza de Aarón sobre su físico hará que las cosas cambien entre ellos, llevándolos al límite de su apoyo. Sin embargo, Isabela conocerá secretos que jamás se pudo imaginar para que ambos pudieran seguir juntos.
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Corinne dedicó tres años de su vida a su novio, pero todo fue en vano. Él no la veía más que como una pueblerina y la dejó sola en la boda para estar con su verdadero amor. Tras ser despechada, Corinne recuperó su identidad como nieta del hombre más rico de la ciudad, heredó una fortuna de mil millones de dólares y acabó llegando a lo más alto. Pero su éxito atrajo la envidia de los demás, y la gente trató constantemente de hundirla. El Sr. Hopkins, famoso por su crueldad, la animaba mientras ella se enfrentaba uno a uno a esos alborotadores. "¡Así se hace, cariño!".
Carolina Navarro fue obligada por su padre a casarse con un hombre desfigurado para salvar a su familia de la ruina. Maximo Castillo tenía todo lo que cualquiera deseaba, hasta que un accidente aéreo destruyó su cuerpo, su alma y su relación, haciendo su vida desesperada. Sin embargo, independientemente de eso, todavía necesitaba una esposa y un heredero. ¿Podría funcionar un matrimonio entre estas dos personas? ¿Sería solo un matrimonio de conveniencia o crecería el amor entre dos almas heridas?
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".
En su borrachera, Miranda se acercó audazmente a Leland, sólo para encontrarse con su mirada fría. La inmovilizó contra la pared y le advirtió: "No me provoques. Dudo que puedas soportarlo". Poco después, su compromiso se canceló, dejándola en la indigencia. Sin otras opciones, Miranda buscó refugio con Leland. Con el tiempo, asumió el papel de madrastra, cuidando a su hijo. Llegó a comprender que la decisión de Leland de casarse con ella no se debía solo a que ella era obediente y fácilmente controlada, sino también porque se parecía a alguien que él apreciaba. Ante la solicitud de divorcio de Miranda, Leland respondió con un abrazo desesperado y una súplica para que reconsiderara su decisión. Miranda, impasible, respondió con una sonrisa de complicidad, insinuando un cambio en su dinámica. El señor Adams, que siempre fue el controlador, ahora parecía ser el atrapado.