Se dice que debemos sufrir en nuestro linaje cuando volvamos a coincidir en el mismo tiempo. Pero conmigo no será así, seré el primer portador de la sangre del universo que romperá ese lineamiento. Tenemos el conocimiento y la tecnología a favor, puedo cambiar nuestro destino. Por alguna razón era la encarnación más fuerte; mi padre y mi tío me entrenaron para ello. El camino fue trazado por la dinastía D'Montecarlos, no habrá errores. ¿Qué puede cambiar? Nada... solo esperar a que mi futura esposa vuelva a reencarnar. En esta historia no se puede dar nada por sentado, siempre habrá cambios y no sabes a quien encontrarás en el camino para hacerte cambiar tus propósitos. La vida, como en la naturaleza nada era seguro, el cambio era eminente y más cuando por décadas ella nos lo viene avisando. No se puede olvidar, que no solo nosotros realizamos cambios. El mal también lo hizo... y siempre se debe tener en cuenta que el universo se conspira a sí mismo para cumplir su promesa de proteger a la madre tierra. Segunda entrega de la saga Necesitamos el quinto elemento, la madre tierra reencarna para preparar el camino para el cambio del planeta y él encarna para protegerla... Siempre para cuidarla. Porque algo si no había cambiado, su amor, ese que por siglos han venido disfrutando.
A lo lejos escuchaba varias voces y se lamentaban, ¿hablaban sobre mí?, me era imposible salir del estado en el cual me encuentro. Siento que sus comentarios eran dirigidos a mí. He recibido cuidados por meses, siento las manos de personas haciendo su trabajo; al pendiente de mi higiene personal y cambian de ropa.
Las escucho hablar del paciente solitario al que ningún familiar se ha dignado a preguntar, no he sido visitado. El problema era mi falta de recuerdos, no sabía cómo me llamaba, no había recuerdos ni nosotros de personas conocidas. No tenía nada ni a nadie, era incómodo no saber quién eres, y daba impotencia ni siquiera recordar el color de mis ojos, ni el de mi cabello. ¡Era desesperante! ¡¿Quién soy?! ¡¿De dónde vengo?!, devastadoras preguntas las cuales carcomida mi alma.
Una y otra vez he escuchado a las enfermeras decir el tiempo transcurrido en estado vegetal, iban meses... Y era un puto vegetal consciente, si las personas escucharan mis groserías y pensamientos, me habrían desconectado. No sé si era correcto, ético o un desahogo por no saber quién era y como mis groserías no las oyen me tenía sin cuidado. Me sentía cansado de ser el conejillo de indias del departamento médico.
Agradezco las oraciones, las charlas de un sacerdote que viene todos los días sin falta, a leerme un libro y el periódico. En este tiempo cada uno de los libros narrados por ese sacerdote lo había leído. Desde que empezaba con el primer capítulo ya sabía la historia. Eso quiere decir mi agrado por la lectura, cuando los doctores hablaban de mi estado, también comprendía los términos, lo que me confirmó el vasto conocimiento en esa rama... ¿Seré médico?
El sacerdote lee un libro semanal, el de hace dos semanas no lo había leído antes y me gustó mucho escuchar cien años de soledad de Gabriel García Márquez. En las tardes leía en voz alta el periódico. Debía encontrarme en un lugar religioso, porque los pocos visitantes, siempre rezaban por mí... ¿Seré un sacerdote?
Trato de moverme sin obtener avance y al final término agotado, frustrado y lanzando groserías a la nada, porque ni puedo hablar. Después pido perdón porque una extraña sensación me invade, en todo caso mi vida era frustrante.
Escuché pasos, acercarse, ¿quién será ahora?, otra vez era el sacerdote, en un horario no habitúa ¿Otra vez viene a visitarme? -Era extraño, sabía los horarios de todos los enfermeros que me atendían. -Lo saludaron, escuché que le pidieron su bendición. Sí, era el cura, quien me ha acompañado a lo largo de estos meses.
-Este es el joven del que le he hablado, mi Señora. -Esa era otra de las cosas que me incomodaban, me hacían sentir como si fuera un trofeo, era una exhibición-. No sabemos su nombre, cuando lo encontré en esa calle solitaria, sentí compasión por él, usted es la única persona que podría ayudarlo.
¿Ahora podría ser un joven abandonado y por eso me encontraron tirado en una calle?
-¿Crees que ya es hora de utilizar los conocimientos? -Esa voz era un delicioso susurro-. Puede ser un drogadicto o asesino, no lo sabemos. -¡No soy nada de eso!, quise gritarle, me retorcía en mi cerebro, ¡qué frustrante era todo esto!
-Los exámenes realizados, dan como resultado a un joven sano y...
-¿Y qué? -cortó la mujer.
-Nada, mi señora, dejémoslo en que es una corazonada.
-Lo haré solo por ti, mi guardián. -¿De qué hablan?, ¿qué van a hacerme?
-Se lo agradezco, mi diosa.
Se alejaron. Desesperado, sumergido en el nexo en el que he permanecido desde mi regreso a la consciencia, frustrado por saber ¿quién rayos era? ¿Por qué estaba así? ¡Por qué no recuerdo nada!
Las enfermeras y el sacerdote volvieron, alguien frotó algo en la cabeza, el olor era penetrante tanto que asfixiaba. Comencé a moverme sin poder controlarme, no podía respirar por ese penetrante olor, las enfermeras empezaron a correr, llamaban a los médicos a gritos.
-¡Es un milagro de Dios! -habló una de ellas.
-Él la envió, usted es una creación directa del Señor, por consiguiente. Muchas gracias por el milagro otorgado para ese joven. La naturaleza. -comentó el fraile.
Estuchaba el correr de varias mujeres, me quedé con los médicos o no sabía quién se encargaba de atenderme. Por fin logré respirar, esa la mezcla puesta en la frente penetró hasta el fondo de la cabeza, fue como si me hubieran incrustado alfileres, eso dolió.
-Se está moviendo, ¡reaccionó! -¿Qué?, yo no hacía eso de los moviendo-. ¡Sujétenlo! -Unos pitos perforaron mis oídos, hacían que me retorciera más en mi desespero por callar el ruido-. ¡Ay qué sedarlo!
Llevaba una hora de haber despertado, una tierna religiosa de avanzada edad ingresó con un plato de sopa, me ayudó a tomarla, ya ese líquido me pareció glorioso, luego de tantos mese ese sabor fue revitalizante. Debe de ser normal después de haber estado tanto tiempo inconsciente. Sonreía, cuando le preguntaba si podía darme un poco más, el sacerdote se sentó al frente de la cama, a lo mejor analizando mis reacciones.
-¿Quieres un plato más? -preguntó sonriendo.
-No, hermana, ya fue suficiente, Dios le pague.
Había escuchado hablar tanto de Dios que me fue muy natural hablar en los mismos términos.
-¿Cómo te llamas joven?
Por fin, preguntó, era un hombre de estatura media, con poco cabello, la mitad de su cabeza lucía una calvicie anticipada, porque no debe tener más de cuarenta años, lo miré, no me fue familiar ningún nombre, me escudriñaba por encima de sus anteojos.
-No lo sé. -Me acomodé en la cama pegando la espalda en la pared fría.
-¿No recuerdas nada? -arrugó su frente.
-No, señor. -decidí acostarme otra vez.
-¿Nada?
La recámara tenía una cama, un sofá y la imagen de Jesús en la cabecera, caminó de un lugar a otro en el estrecho espacio.
» ¿Entonces no sabes dónde se encuentran tus padres o cómo podemos encontrarlos para darles noticias tuyas? -enfatizó las últimas palabras, negué-. Bueno, no sé si te interesa este ofrecimiento, podrías quedarte en nuestra institución, si quieres aprender nuestra doctrina podrás hacerlo.
-No tengo a dónde ir, no sé quién soy, tampoco recuerdo mi pasado. Lo único que recuerdo es su voz leyéndome todos los días. -Lo miré con agradecimiento, alzó una de sus cejas-. Es usted la persona que más se asemeja a un familiar, le agradezco por su dedicación para con un desconocido, si no hay inconveniente, mientras mis recuerdos regresan permaneceré a su lado. En el monasterio que usted lidere.
-Buen chico, tienes sensatez. -seguía reparándome-. Cuando te encuentres recuperado vendré por ti. Y no es un monasterio, estarás en la orden de la Madre tierra. -Su mirada fue más escrutadora, me encogí de hombros, no comprendo su insistente mirada.
-Gracias. -Fue mi respuesta.
Dos historias de amor entrelazados por la amistad. Corazones para restaurar, intensiones de enseñar a confiar, de aprender a amar, porque la vida se trata de crecer, de restaurar, de pedir perdón, de entregar perdón y de perdonarnos a nosotros mismos, porque no somos perfectos. Santos Domínguez un hombre marcado por el pasado, y eso hizo que no confiara en nadie más que en las personas que estuvieron a su lado en su secuestro. No cree en el amor, solo disfruta del placer de las mujeres, y tampoco engaña, ellas saben que lo único que puede ofrecer... Es un par de horas en una cama. María Constanza Abdala desde que lo vio de nuevo decretó que sería suyo, aunque todos le digan; «es mayor y no mires a Santos Domínguez». Pero en silencio le fue imposible ocultar la atracción y cayó ante ese enigmático seductor sin importar la diferencia de años entre ellos. Guillermo Guzmán a su edad adulta no lograba encausar de nuevo sus sentimientos. El tiempo le recordaba siempre la misma mujer del pasado. A pesar de haber terminado porque el amor se acabó... Sin embargo, todo en él cambió cuando le llegó una invitación para una boda y ahí comprendió que él era historia en su vida. Natalia Salamanca, le costó superar esa tarde cuando le dijo que ya no sentía lo mismo y había dejado de amarla, cayó en una gran soledad y tardó en superar ese fracaso. Ahora se encuentra con la ilusión de formar un hogar... Ya no podía quedarse en el pasado, él continuó su vida, ella debía realizar la suya.
Es imposible no acordarme a diario de ella. Desde que estamos de nuevo en el mismo círculo de amistades ha vuelto a ser mi anhelo, a ser esa Brisa fresca que alegra mi mañana, la misma que se agradece en una tarde calurosa. Eso es, sin duda alguna, Blanca Varela en mi alma. No es fácil verla feliz en su matrimonio. Y para mi desgracia, a su lado se encuentra un hombre que la ama de la misma manera en que yo lo hago. Ya no viene al caso aclarar esos hechos del pasado. Pero duele verla y no tenerla, siento celos cuando no debo, me aferro a toda mi cordura para no arrancarle las manos al hombre que tiene todos los derechos sobre su cuerpo Yo solo me puedo conformar con tenerla en sueños. No solo por mi pasado iré al infierno, sino también por desear tanto la mujer del prójimo.
Cargar con un oscuro pasado trae consecuencias, en algunos casos vergüenza. Quise ocultar el sol con un dedo e ignoré todos los consejos que me dieron las personas que me aprecian y perdí lo que más he amado en mi vida, perdí a mi salvación. No hay nada oculto entre el cielo y la tierra… no solo son palabras sabias, es una realidad. La vida me ha dejado en claro que no puedes levantar vigas solidas si lo haces en cimientos quebrados. Por eso debes aprender a caminar aceptando tus errores, ocultarnos solo te hace bajar la cabeza. Siento tanta vergüenza por mi pasado, que preferí ocultarlo y cuando ya no pude más, estaba envuelta en una red de mentiras que me ahogó por completo. Opté por el camino fácil y terminé dañando al hombre que adoro con el alma, avergoncé a mis padres y no tuve valor para mirar la decepción que debí causarle a mi hermana María Joaquina, lo que tanto temía salió a luz, ahora soy la decepción de la familia L’Charme Novoa y el error de José Eduardo Villalobos Daza. Ahora no sé si es mejor alejarnos… ¿Podrá el amor superar un terrible pasado?
Hay momentos en la vida en donde pierdes criterio de tus ideales y valores, por muy maquiavélico que parezca olvidas el futuro que habías imaginado con esa persona importante en tu vida. Creo que todo ser humano tiene un pasado que lamentar, momentos para levantar y otros para olvidar. En mi caso por caer en la monotonía creí que no te amaba y por esa mentira creada en mi subconsciente te perdí. No tengo a quien culpar más que a mi mismo y por más que en silencio mi alma le grita a la tuya lo mucho que me arrepiento, es evidente que tu lejanía solo me confirma que no te importo o, por el contrario, no me has olvidado y prefieres poner kilómetros entre nosotros y vivir caminos separados. Espero y anhelo poder tener la oportunidad de pedirte perdón algún día, deseo que hayas alcanzado la felicidad, esa que yo perdí y solo con los meses me di cuenta. Es muy duro ser el culpable de tu desdicha, solo espero que donde quieras que te encuentres Belleza… Me perdones.
¿Un matrimonio por obligación? No estamos en la época victoriana donde el hombre debe cumplir por robarle la virtud a una mujer. No, ya no estamos en ese tiempo, entonces ¿por qué nos casamos?, lo cierto es que tenemos un matrimonio envuelto en intrigas, celos y venganza. Todo eso son motivos para que no haya cabida al amor… o tal vez, es un medio extraño para que crezca… María Joaquina no lo quiere volverlo a ver, no soporta un desprecio más a su integridad… por todo lo vivido no quería salvar su matrimonio. César Luis no quiere perder lo único importante que siempre ha tenido; su familia, aunque no supo demostrarlo al inicio y permitió que los celos destruyeran su matrimonio. Ahora que ella ha regresado serán la familia que siempre debieron ser, la que soñaron desde que eran jóvenes. Dos almas gemelas que, por intrigas, malos entendidos, suposiciones y orgullo arruinaron nueve años de sus vidas hasta el punto de llegar a ignorarse. Los celos ciegan, las intrigas destruyen y el amor, … Sana. ¿Será suficiente el compromiso y amor para restaurar una relación?
Yaro Lozano, militar retirado que fue reclutado después de un nefasto accidente que le cambió la vida. Ahora trabajaba para una nueva agencia de antinarcóticos. Un agente en cubierto entrenado para desmantelar una de las redes narcopolítica más grande de su país. Salomé Carvajal, viuda de uno de los políticos y empresario más importante, quien resultó ser un narcotraficante, se convierte en la principal sospechosa de la muerte de su marido. Cuatro mujeres se volvieron piezas claves para esclarecer la misión de la nueva agencia. Y por ello quedaron en la mira. Pero… ¿En la mira de quién? Una historia de acción y romance que comparte un pasado doloroso. Dos seres que se ven envueltos en medio de una guerra de poderes, donde se evitará a toda costa que la verdad salga a la luz y en donde no era conveniente enamorarse de la persona de quién desconfías.
Casarse con su mejor amigo fue un sueño hecho realidad para Kelly, pero todo tiene realmente una limitación. Pierce es el primer amor de Kelly, pero como su mejor amiga, sabía bien que siempre había otra mujer en lo profundo de su corazón. Lexi Gilbert. La mujer que Pierce nunca podría olvidar incluso si ya hubiera acordado casarse con Kelly. *** Kelly finalmente se dio cuenta de que su feliz matrimonio de los últimos tres años era solo un hermoso sueño cuando Pierce pidió el divorcio solo porque Lexi regresó. Ella sólo podría ser su mejor amiga incluso si estuviera encinta de su bebé. *** Dado que su amistad se había convertido en una jaula, Kelly decidió dejarlo en libertad, así como a la miserable misma. Pero ¿por qué entonces fue Pierce quien se negó a seguir adelante? Para empeorar las cosas, su diabólico hermanastro también intervino de manera dominante al mismo tiempo, pidiéndole que fuera suya. *** ¿Su príncipe azul contra su hermanastro diabólico? ¿Cómo podría Kelly salvar su corazón en esta batalla de amor y odio?
Mackenzie O 'Sullivan es la heredera de Holding O 'Sullivan Park, ha tenido que luchar mucho para convertirse en el CEO. Ya que su tío, Rónan O 'Sullivan, siempre había creído que sus dos hijos, Shane y Murphy, serían los verdaderos herederos de su hermano, ya que ella es mujer, y más joven que sus hijos. Así que sólo desea que fracase. Cuando sonó la alarma de incendio, en el hotel donde estaba reunida, para firmar un multimillonario contrato, tras indicar a su asistente que guie a todas las personas de la sala hacia las salidas de emergencias, Mackenzie se quedó para recoger los documentos. Solo cuando un enorme y aguerrido bombero, tan grande como un coloso, entró en la sala donde estaba, fue cuando se sorprendió al no percatarse del peligro que corría. En un principio el bombero intentó indicarle que lo acompañara a una salida, pero la CEO no le obedeció, sus prioridades eran otras, incluso cuando empezó a toser por el humo, no lo hizo. Sin pensarlo, el bombero levantó a su reticente víctima sobre su hombro, para salir de allí y la CEO, furiosa ya que habían perdido todos sus contratos, decidió enterarse de quién había sido el responsable. A partir de este momento la guerra entre estos dos será total, complicada con una atracción innegable, y nada pedida en especial por el atractivo bombero, todo ello regado por una historia llena de humor, atracción, sexualidad, emociones extremas, peligros, y grandes enfrentamientos.
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
Eden McBride pasó toda su vida siguiendo las pautas de la sociedad. Pero cuando su prometido la dejó un mes antes de su boda, Eden deja de seguir las reglas. Una furia insaciable es justo lo que recomienda el médico para su corazón roto. No, en realidad no era así. Sin embargo, era lo que necesitaba Eden. Liam Anderson, el heredero de la empresa de logística más grande de Rock Union, era el tipo perfecto. Apodado el Príncipe de los Tres Meses porque nunca estaba con la misma chica por más de tres meses, Liam había tenido una buena cantidad de aventuras de una noche y no espera que Eden sea nada más que eso. Cuando se despertó y la encontró con su camisa de mezclilla favorita, Liam comenzó a estar irritado, pero extrañamente intrigado. Ninguna mujer había abandonado su cama voluntariamente ni le había robado. Eden había hecho ambas cosas. Necesitaba encontrarla y arreglar las cuentas. Pero en una ciudad de más de cinco millones de habitantes, encontrar a una persona era como buscar una aguja en un paja. No se vieron hasta que el destino los volvió a reunir dos años después. Eden ya no era la chica ingenua que era cuando saltó a la cama de Liam; en ese momento tenía un secreto que proteger a toda costa. Liam estaba decidido a conseguir todo lo que Eden le robó, y no fue solo su camisa.
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.