Casada por la mafia

"¡¿HASTA CUANDO VAS A SEGUIR CON ESA ACTITUD VICTORIA?!"

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El grito de Víctor se escucho nuevamente. Con una expresión tan enojada mientras miraba a su hermana menor, quien tenía un montón de heridas en su cara y en su cuerpo por meterse en peleas con los guardias de ella para escapar de la villa.

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Volviéndose el rostro de Victor más rojo de la ira. Fulminandola con un claro disgusto.

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"¡La maldita boda será en una semana, y tu lo único que haces es dañarte a ti misma..!. ¡¿Que harás si el señor Alexander ya no decide casarse por tu cara magullada?!"

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"Entonces seria bueno para mi"

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Victoria dijo con una mirada indiferente. Limpiándose con el dorso de su mano la sangre que salía de su nariz. Haciendo enojar más Victor, que tuvo que apretar sus puños con fuerza para no golpearla ahora mismo y dejar más fea su cara.

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Porque su hermana menor siempre era tan problemática y egoísta que lo enojaba. Viviendo siempre de manera despreocupada sin entender nada.

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"Déjame decirte Victoria" la voz de Víctor bajo dos tonos, volviéndose más fría y amenazante mientras se acercaba más. Tomando a Victoria por el brazo con una gran brusquedad. Continuando sus palabras sin apartar la mirada: "Hasta ahora, te he cuidado y me he encargado de que ninguno de nuestros otros hermanos te mataran por ser una mestiza. Así que es momento de que me empieces a pagar. Y si te tienes que casar para yo tener el apoyo de Alexander Volkov y pueda convertirme en el líder de la familia, entonces hazlo, y cásate sin hacerme enojar más. ¡Porque es tu obligación!."

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Le decía. Por eso Victoria sonrió con Ironía. Por como su hermano quien la cuidaba todo este tiempo desde que era una niña, revelaba que la única razón por la que lo hizo era para usarla en un futuro. Y ahora solo llego la oportunidad.

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Sin embargo, Victoria no tenía intención de que el destino de su vida de decidiera de esa manera tan frívola y despiadada, incluso si tiene que acabar ella misma con su vida como último recurso.

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Porque había escuchado que las mujeres con las que se relacionaba Alexander Volkov, siempre terminaban muertas en un corto periodo de tiempo. Y Victoria no quería que sea alguien como él quien la matara.

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Por eso hablo de nuevo con seriedad mientras se safaba del brusco agarre que Víctor le tenía: "No importa que es lo que tú quieras. No me voy casar" mirándolo con un desagrado sutil.

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Haciendo a Víctor reír con absurdo por lo que Victoria acababa de decir. Soltando varias carcajadas frías.

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"¿Acaso piensas que tienes opción de negarte?, ¿piensas que no tengo como amenazarte?"

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Su tono mostraba una burla muy clara mientras se acercaba más hacia ella. Que hizo que Victoria se disgustara más mientras retrocedía. Pensando que en definitiva, desde que comenzó la intensa lucha para ser el próximo líder de la familia, Víctor ya estaba fuera de si. Diferente al hermano con quien trató muchos años mediante crecía.

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"Incluso si me amenazas con matarme sino me caso. Te digo de antemano que no funcionará Víctor. Prefiero morir que ser ultrajada y luego asesinada por Alexander Volkov como a las otras mujeres que tuvo"

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"¿Oh~?"

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Victor alzó sus cejas y se rio mirándola de manera fija. Provocando en Victoria un mal sentimiento, porque su reacción no debería de ser tan suave tras escuchar sus palabras. Y en cambio debería de estar gritándole o amenazándola muy enojado. Pero no, solo se reía muy relajado.

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Y cuando él sacó su teléfono y se lo puso frente a su cara con una sonrisa, entendió la razón de la manera en que actuaba.

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"¿Cómo es que tú...?"

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Sin poder Victoria ahora si sentirse asustada. Apretando sus manos en un puño a tal grado de que los nudillos de sus manos se pusieron blancos. Porque lo que le mostraba Víctor ahora mismo en el teléfono, era la imagen de los niños de un viejo orfanato que cuidada en un pequeño pueblo de la ciudad de Kazán.

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"Dime Victoria" Víctor volvió a hablar. Sin perderse como la mandíbula de Victoria se tensaba cada vez más: "¿Ahora si dirás que no te casaras?"

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"¡No los vayas a involucrar Victor!"

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Victoria grito enojada. Causando que Víctor se disgustara con ella nuevamente. Frunciendo sus cejas.

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"¡A MI NO ME ESTES ALZANDO LA VOZ DE ESA MANERA!"

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"¡Ack-!"

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La empujo al piso con fuerza. Golpeándose Victoria la cabeza de manera tan dolorosa con un escritorio de su habitación, que no se contuvo a cubrirla con sus manos. Mirando a Víctor con odio, y con sus lagrimas amenazando de caer de sus ojos.

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"¡Te juro que sí te atreves a hacerle algo a esos niños, te voy a matar sin piedad Víctor!"

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"¡Ja!, ¡¿Me vas a matar, tú?!, ¡¿UNA MALDITA PERRA QUE NO SABE NI EMPUÑAR UN ARMA?!. ¡No estoy para bromas ahora!"

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"¡Ugh-!"

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La pateo está vez en su vientre. Olvidándose de la idea de no golpearla para no arruinar más su apariencia de lo que ya estaba para no disgustar a Alexander una vez que llegara. Pero ahora no le importaba, y solo siguió golpeando a Victoria con patadas cada vez más fuerte. Hasta el punto en que cualquier segundo se desmayaria de todo el dolor, teniendo una mirada nublada llenas de lagrimas estando en un estado lamentable en el piso.

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"...No...n-no le hagas nada a esos niños...t-te lo pido Víctor..."

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"Vaya"

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Empezó a rogar de manera deseperada. Provocando que Víctor se riera a carcajadas, ante el patético acto que le mostraba la sucia mestiza de su hermana tosiendo sangre.

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Sin tardar Víctor en agacharse, jalando el cabello rojizo de Victoria con brusquedad. Diciendo con una clara frialdad:

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"Si quieres que no mate o venda a esos niños. Deja la maldita idea de acabar con tu vida, y solo cásate y sirve nada más para complacer al señor Alexander. Porque que de esa manera, me esperara un futuro mejor."

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Hasta el final le demostró que no tenía ninguna opción. Por eso Victoria sollozo, sollozo bajo de manera tan lastimera porque sabia que su hermano sería capaz de destruir a esos niños y darles un final que no merecían si ella se mataba para no casarse.

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Teniendo ella que enfrentar un destino incierto, pero estando segura de que sería lamentable casada con un hombre despiadado como Alexander Volkov. ¿Pero que podía hacer?, no tenía manera de escapar de lo que le esperaba. Esa era su obligación.