/0/12031/coverbig.jpg?v=c437f1c92d003a203f9e74c2cd03ba03)
El prometido de Lindsey era el diablo encarnado. Él la engañó con su madrastra, y no solo eso, era tan desvergonzado que quería quitarle los bienes de su familia. Incluso la drogó, con la intención de entregársela a otro hombre. Incapaz de soportarlo más, Lindsey decidió buscar un hombre para colarse en su fiesta de compromiso y humillar a este tramposo. Sin embargo, nunca imaginó que pronto conocería a un extraño increíblemente atractivo que cumplía con sus requisitos. En la fiesta de compromiso, declaró audazmente que ella era su chica. Al principio, Lindsey pensó que él era simplemente un tipo pobre que quería aprovecharse de ella. Pero desde que conoció a este hombre, se dio cuenta de que la suerte siempre estuvo de su lado. Ella pensó que terminarían después de la fiesta de compromiso, pero el hombre le dijo con seriedad. "Tenemos que estar juntos, Lindsey. Recuerda, ahora soy tu prometido". "Domenic, ¿estás conmigo por mi dinero?", preguntó Lindsey, entrecerrando los ojos. Domenic se sorprendió por lo que escuchó. Como heredero de la familia Walsh y CEO de Grupo Vigor, ¿por qué codiciaba su dinero? ¡Lo que menos necesitaba era dinero, ya que controlaba la economía de la ciudad! Con el paso del tiempo, la relación entre ambos se hizo cada vez más estrecha. Un día, Lindsey finalmente descubrió que Domenic era en realidad el extraño con el que tuvo una aventura hace unos meses. ¿Este descubrimiento cambiaría su relación? ¿Sería mejor o peor?
"Ten más cuidado, podrías despertarla...".
En una habitación del hotel Harmony, Lindsey Stewart yacía en la cama con un terrible dolor de cabeza y el cuerpo prendido en llamas. Luchó durante mucho tiempo antes de poder abrir los ojos finalmente, pero casi colapsa de nuevo al ver la escena que se desarrollaba frente a ella.
Su novio, Chayce Burton, sostenía a una mujer contra el ventanal que resultó ser nada más y nada menos que su madrastra, Kendra Stewart.
"No te preocupes, ella está completamente inconsciente. La droga que usé es tan fuerte que incluso un animal salvaje caería en un coma profundo", le dijo Chayce a Kendra sin siquiera voltear a mirar a Lindsey.
Acto seguido, él la levantó por su delgada cintura y la penetró en repetidas oportunidades, provocando en ella sonoros gemidos de placer.
Lindsey apretó los puños con ira, intentando con todas sus fuerzas aclarar su mente. Kendra fue quien le presentó a Chayce, por lo que nunca se imaginó, ni siquiera en sus sueños más locos, que su madrastra y su novio mantuvieran un romance secreto.
Chayce la invitó a cenar esa noche, ella bebió de una copa de vino que él le entregó y luego quedó inconsciente.
¡La cita resultó ser un plan macabro orquestado por estos desvergonzados!
"¿Cómo crees que reaccionará Lindsey si descubre que esa noche se acostó con un vagabundo y no contigo?", preguntó Kendra entre gemidos.
"¡Ella nunca lo sabrá! Mientras piense que sí tuvo intimidad conmigo, seguirá enamorada de mí y se casará obedientemente sin refutar. ¡Dentro de poco seremos dueños no sólo de las propiedades de la familia Stewart, sino también las de su madre!".
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Lindsey al escuchar las crueles palabras de su novio.
"¿Cómo planeas lidiar con su hermano?", preguntó Kendra en ese momento.
"¡Fácil!", respondió Chayce sonriendo con malicia. "Una vez que tome el control total de la familia Stewart, buscaré una excusa para encarcelarlo".
Kendra sonrió en respuesta y arqueó la espalda para acompasarse a los sexuales movimientos de Chayce, con los ojos brillando de emoción como si ya estuviera celebrando la inminente victoria.
De repente, su expresión se oscureció. "¡Me rehúso a permitir que esta pequeña perra tenga una vida placentera! ¡Si ustedes dos se casan, no quiero que la toques aunque compartan la misma habitación!".
Chayce plantó sus manos firmemente en la cintura de Kendra y comenzó a penetrarla con más violencia que antes. "¿Qué crees que debería hacer con ella entonces?", preguntó casi sin aliento.
"Bueno... Se me ocurre que un choque de autos sería lo más conveniente, así podrías hacerlo pasar como un accidente automovilístico. ¡Tú decides si muere o la dejas discapacidad de por vida!". Por lo visto, Kendra se tomó el tiempo de planificar cómo lidiaría con su hijastra en el futuro. Su hermoso rostro mostró una expresión de ferocidad ante la idea de eliminar a la mujer que tanto odiaba.
Sudando profusamente, Chayce sonrió y dijo: "Está bien, tus palabras son órdenes".
Al ver que ambos estaban a punto de alcanzar el clímax, Lindsey cerró los ojos queriendo desaparecer por completo de ese lugar.
La pareja se vistió con rapidez y observaron por un momento a la mujer que yacía supuestamente dormida en la cama. Sintiendo una gran satisfacción por la hazaña cometida, ambos abandonaron la habitación entre risas.
Lindsey abrió de nuevo los ojos en cuanto la puerta se cerró y comenzó a llorar desconsoladamente manchando las sábanas con sus pesadas lágrimas.
"¡Estaba tan ciega, Chayce Burton! ¡Confiaba en ti, pero resulta que no eres más que un hombre despiadado cuyo único objetivo ha sido conspirar contra mi familia!".
Lindsey no pudo evitar temblar de ira por lo que había descubierto.
Intentó levantarse de la cama, ansiosa por salir corriendo, pero sus pies estaban tan pesados como el plomo.
¡Los efectos de las drogas eran tan fuertes que ni siquiera podía ponerse de pie!
Apretando la mandíbula con fuerza, luchó por alcanzar el cuchillo de fruta que estaba en la mesita de noche y luego se hizo un corte en el brazo. Si bien la sangre comenzó a fluir con rapidez de la herida, el dolor la tranquilizó un poco.
Tan pronto como se puso de pie, escuchó una conmoción afuera de la puerta. Sin pensarlo dos veces, caminó torpemente hasta la ventana y salió sin mirar atrás.
Al segundo siguiente, escuchó las voces de Kendra y Chayce provenientes de la habitación que acababa de abandonar.
"¡Qué carajo pasó aquí! ¿A dónde se fue Lindsey? ¿Se ha escapado?".
"¡No debe haber ido muy lejos! ¡La droga la matará si no logra dormir con alguien esta noche!".
Lindsey se obligó a no mirar hacia abajo, mientras caminaba con mucha cautela de un alféizar a otro. Justo cuando aseguraba un punto de apoyo sólido, una mano se extendió abruptamente desde la ventana de la habitación vecina, le tapó la boca y la tiró hacia adentro.
Ella se agarró inconscientemente del cuello del hombre al perder el equilibrio, por lo que ambos cayeron juntos al suelo.
Él terminó acostado encima de ella.
Sus seductoras feromonas llegaron a las fosas nasales de Lindsey, provocando que el fino vello de sus brazos se erizara de inmediato.
Su lado racional le indicaba que se alejara de él, pero el sonido que escapó de sus labios fue más bien un gemido erótico.
"¿Te ha enviado Emilio?".
En la oscuridad, el hombre habló con una voz suave y pausada que sonó extremadamente placentera en los oídos de Lindsey.
Sus manos inquietas se apoyaron en el pecho de aquel individuo, lo que le permitió percibir los fuertes músculos que estaban escondidos debajo de la fina tela de su camisa. La sangre que comenzó a circular con más rapidez por su cuerpo debido a los latidos desbocados de su corazón provocó que la sensación de ardor en su herida se volviera insoportable.
No tenía idea de quién era Emilio ni tampoco le importaba, su único objetivo era sobrevivir.
"Tú...
¿Eres un hombre apuesto?", preguntó Lindsey con un tono de voz bajo.
Domenic Walsh frunció el ceño con disgusto al escucharla, sin embargo, decidió responder su pregunta. "Se podría decir que no me veo tan mal".
"Eso quiere decir que al menos no eres feo".
¡Era mejor acostarse con un apuesto extraño que tener sexo con un espantoso vagabundo!
Lindsey acarició sus mejillas con delicadeza, al tiempo que susurraba: "Gracias por aclararlo".
Luego, levantó la cabeza y presionó sus cálidos labios contra los de él.
Ella cayó en la trampa que la tendieron su prometido y su mejor amiga. Lo perdió todo y murió en la calle. Sin embargo, ella renació. En el momento en que abrió los ojos, su esposo estaba tratando de estrangularla. Afortunadamente, ella sobrevivió a eso. Firmó el acuerdo de divorcio sin vacilación. La joven estaba lista para su miserable vida. Para su sorpresa, su madre en esta vida le dejó una gran cantidad de dinero. Ella dio la vuelta a las tornas y se vengó. Todo le salió bien cuando su ex marido apareció en su vida.
Joelle pensó que podría cambiar el corazón de Adrian después de tres años de matrimonio, pero cuando se dio cuenta de que ya pertenecía a otra mujer, ya era demasiado tarde. "Dame un bebé y te liberaré". Sin embargo, el día en que Joelle se puso de parto, Adrian viajaba con su amante en su jet privado. "No me importa a quién ames. Ahora ya he pagado lo que te debo. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro". No mucho después de que Joelle se fuera, Adrian se encontró suplicando de rodillas: "Por favor, vuelve conmigo".
Janice, la heredera legítima olvidada hace tiempo, se abrió camino de vuelta a su familia, volcándose en ganarse sus corazones. Sin embargo, tuvo que renunciar a su propia identidad, sus credenciales académicas y sus obras creativas en favor de su hermana adoptiva. A cambio de sus sacrificios, no encontró calor, sino un mayor abandono. Decidida, Janice juró cortar todo vínculo emocional con ellos. Tras quitarse la máscara, ahora era conocida como maestra en artes marciales, experta médica y célebre diseñadora que sabe ocho idiomas. Con una nueva determinación, declaró: "A partir de hoy, nadie de esta familia se cruzará conmigo".
Yo solía ser una campesina que residía en una vieja cabaña en Bristol, antes de que aquel hombre me llevara consigo para convertirme en su esposa. No entendía por qué me había elegido, una simple campesina sin conocimientos de lectura o escritura, pero me sentía afortunada, aunque mi mayor error fue confiar en él debido a mi ignorancia, incluso llegué a enamorarme de Benjamín Worsley, lo cual resultó ser mi sentencia de muerte, literalmente. Lo más extraño de todo fue que después de la boda, ese cariño que él me demostraba desapareció. El verdadero Benjamín mostró su lado más frío, ni siquiera me tocó en nuestra primera noche juntos, ni en las siguientes. Poco después, comenzó mi verdadero tormento. Benjamín trajo a una mujer al castillo Worsley, y supe por las sirvientas, que me odiaban, que era su ex prometida. Para empeorar las cosas, ella afirmaba estar embarazada de él, y Benjamín no lo negó. Viví bajo el mismo techo que su amante, pero a diferencia de ella, yo no tenía libertad. El castillo era como una prisión, y casarme con ese monstruo resultó ser un infierno. Cosas extrañas empezaron a suceder; mi esposo y su familia eran personas extrañas, y nunca debí haber descubierto el secreto que guardaba esa familia, ni por qué se casó conmigo en primer lugar. El propósito era espeluznante, al igual que él. Sobre todo: NUNCA DEBÍ CASARME CON EL MONSTRUO.
Después de tres años de matrimonio, Becky finalmente se divorció de su esposo, Rory Casper, quien nunca la había amado. Solo tenía ojos para una mujer, y esa mujer no era otra que su cuñada, Babette. Un día, ocurrió un accidente y Becky fue acusada de ser la culpable del aborto de Babette. Toda la familia se negó a escuchar su explicación. Rory incluso la obligó a elegir entre arrodillarse frente a Babette para disculparse y divorciarse. Para sorpresa de todos, Becky optó por lo último. Después del divorcio, los Casper descubrieron que la mujer que consideraban viciosa y materialista era en realidad la heredera de una familia súper rica. Rory, mientras tanto, se dio cuenta de que su exesposa era realmente encantadora, hermosa y confiada, en una palabra, se enamoró perdidamente de ella. Pero ya era demasiado tarde, ella ya no lo amaba... Frente a la apasionada conquista de su exmarido, ¿lo aceptaría Becky? ¿O habría otro hombre que se adelantaría a ganarse el corazón de Becky?
Durante dos años, Bryan solo vio a Eileen como asistente. Ella necesitaba dinero para el tratamiento de su madre, y él pensó que ella nunca se iría por eso. A él le pareció justo ofrecerle ayuda económica a cambio de sexo. Sin embargo, Bryan no esperaba enamorarse de ella. Eileen se enfrentó a él: "¿Amas a otra persona y siempre te acuestas conmigo? Eres despreciable". En cuanto ella firmó los papeles del divorcio, él se dio cuenta de que era la misteriosa esposa con la que se había casado seis años atrás. Decidido a recuperarla, Bryan la colmó de afecto. Cuando otros se burlaban de sus orígenes, él le dio toda su riqueza, feliz de ser el marido que la apoyaba. Eileen, que ahora era una célebre CEO, lo tenía todo, pero Bryan se encontró perdido en otro torbellino...