Luego de la salida de la dimensión del sexo, dónde todo salió mal, Amaia tiene que volver a su familia, a su vida y a Aidan. ¿Sabrá gestionar tanto? ¿Cómo la recibirá su familia y su gran amor?
Luego de la salida de la dimensión del sexo, dónde todo salió mal, Amaia tiene que volver a su familia, a su vida y a Aidan. ¿Sabrá gestionar tanto? ¿Cómo la recibirá su familia y su gran amor?
Amaia
Estaba sentada en la terraza de mi pequeño apartamento, disfrutando de un lindo amanecer.
Solo eso era lindo en mi vida... los amaneceres que adornaban la vista de mi nuevo hogar.
Otra noche más en la que no dormí más de cuatro horas, me llevó a la terraza a fumarme tres cigarros, tenía la sensación de que nunca más conseguiría dormir una noche entera.
Y sí, ahora fumaba...
Todos los recuerdos me envolvían como cadenas de fuego, me veía girando en un carrusel de dolor.
Y lo peor de todo... Es que Aidan no estaba. El había prometido repetidas veces que me protegería siempre, que no me dejaría sola, que estaba a salvo con él.
Pero no lo estuve, y aún al día de hoy, sigo sin estarlo.
La diferencia es que ya no necesito de un hombre que jure que me va a proteger y después no lo haga. Hoy soy tan poderosa como hace ocho meses fuí débil.
En esa misma medida avancé de menos a más y aunque sé, que tuve que sacrificar mucho para conseguirlo, hay momentos en el camino, que la vida te recuerda, que cada ser humano está solo en el mundo.
Aunque haya nacido el mismo día de mi hermana, lo hice sola, todos lo hacemos solos y nos vamos solos también.
Yo tuve que irme sola, tuve que sanar sola y así mismo tendré que regresar... sola.
Ya no lo tengo a él, el ya no me tiene a mí. Mi familia ahora es la suya y yo no soy más, que un triste recuerdo de su pasado y un amargo vacío de su presente.
Porque regresaré, pero sé, que nada será igual; porque no me esperan, puede que no me quieran y desde luego, difícilmente me perdonen.
Mirando el sol llenar por completo de su luz y calor mi terraza, abrazo mi cuerpo rememorando con tristeza y furia todo lo que me trajo aquí.
Aquella maldita noche, ese cerdo que hoy sentencian, a nada, comparado con lo que merece, me sacó a la fuerza de mi casa, de entre las manos de mi propio padre, que me dejó ir.
No hizo nada para protegerme de aquel miserable que me lo quitó todo.
Hasta lo que no sabía que tenía... me quitó.
Mientras Andrew me llevaba amarrada en su auto, yo gritaba y nadie me oía, los malditos dispositivos no emitían sonido alguno.
Después supe que alguien los desconectó. Alguien que trabajaba para Archer, el supuesto capitán encargado de Andrew, pero todo eso era una farsa. Andrew nunca ayudó a la policía a desmantelar nada.
Mientras yo veía como un auto venía detrás nuestro y hacía cada gesto que podía para que me vieran, Andrew cada vez aceleraba más. Yo confiaba en que Aidan nos seguía, que me encontraría como siempre dijo que haría, pero no fue así.
Aquella noche nada fue como debía hacer sido. Aquella maldita noche perdí todo, ganando nada.
Lo peor de todo fué, ver a mi hermana tirada en el suelo y no poder ayudarla, dejarla, porque estaba siendo llevada a la fuerza por Andrew; pero sobre todo ver morir la esperanza que creció en mí cuando ví que habíamos volcado. Casi me quemo dentro del coche, pero el maldito me salvó, para luego quemarme la vida el mismo.
El cuarto cigarrillo de la corta mañana estaba encendiendo, cuando un toque me hizo atrapar mi arma de la gaveta pequeña del mueble de la sala. Tocaron otra vez, pero esta ocasión sentí las llaves entrando en el cierre y mientras apuntaba con mi arma hacia la puerta, se dibujó delante de mis ojos la figura de Douglas.
- Joder, Amaia.¿Por qué coño no abres? Sabes que me preocupo, pensé que, alomejor de nuevo...
- Tranquilo comandante que la vida solo se intenta quitar una vez, cuando ves que fallas,te traen de regreso y toda la mierda sigue en el mismo sitio, llegas a la conclusión que no vale la pena. Que tienes que hacer algo para barrer tu solo tus porquerías o volverás una y otra vez al punto de partida.
- No estoy de humor para tu filosofía negra está mañana, tenemos cosas que hacer.
- Al menos tómate un café, y deja de entrar en mi casa cuando te da la gana. Las llaves se las dejé a Julia, no a tí y no veo a tu mujer por aquí. Deja de robarle mis llaves - sonrió mostrando el llavero que volvió a guardar en su pantalón y fue directo a mi cafetera a preparar café.
El había estado para mí todo este tiempo, y Julia, su mujer, me había acompañado en cada paso de las decisiones que tomé. Las buenas y las malas.
Mientras yo terminaba mi vino mañanero y Douglas se bebía su café, me ofreció unos documentos.
Me senté sobre la banqueta de la isla de la cocina y los tomé.
- ¿Estás segura Amaia?
- Sabes que sí, Douglas.
Me va a pagar todo lo que me ha hecho, toda esa gente me lo debe. Y la única paz que podré sentir, será el día que les quite la vida. Uno a uno. No los quiero muertos hoy, ni los quiero libres. Pero quiero matarlos yo, con mis manos y sin que nadie me lo impida. Y esta es la única manera.
- Sabes que en teoría yo no sé nada de tus planes, y en la prática estoy contigo hasta el final.
- Gracias, lo sé...
- Hoy es el día hermosa, hoy verás a tu familia de nuevo... Y a él.
Su cuidado para hablar de Aidan siempre me enternecía, sabía cuánto me dolía hasta escuchar su nombre. Cuando lo pensaba en mi cabeza, me dolía lo que jamas seré capaz de describir.
- No voy a hacerlo Douglas, hoy no. Iré al juicio porque se lo debo ya sabes a quién, pero no me presentaré hoy frente a mi familia. Y desde luego no frente a Aidan.
Me senté en el sillón de la pequeña sala y desde ahí podía ver a Douglas perfectamente. Era todo pequeño pero práctico, justo lo que necesitaba para mí sola y sobre todo para sentir que podía oír todo lo que pasaba en la casa entera. Si me veía en un sitio grande sentía que me podrían estar esperando detrás de cualquier columna.
Estaba bien, decía mi psiquiatra pero yo no me sentía bien del todo. Había mucho por trabajar.
- Amaia, él empieza a trabajar ya, será ascendido a comandante, le van a asignar un nuevo grupo de trabajo y las respectivas condecoraciones. Ya está rehabilitado y aunque te duela, el hizo su trabajo. Atrapó a todos los
cabrones esos y aunque no lo quieras aceptar, era lo que tenía que hacer.
- Ya lo tengo asumido Douglas, a ver si te vas a creer que voy al psiquiatra a perder el tiempo. Pero el que lo tenga claro no quiere decir que me duela menos.
Tu mejor que nadie sabes lo que me pasó, y él no estaba. Lo voy a querer toda la vida, pero no se cuando voy a superar todo. Ya nuestra historia no tiene arreglo.
- ¿Por eso nunca te has quitado tus sortijas de matrimonio?...¿Porqué no tiene arreglo?
No pude decir nada, mi vista viajó automáticamente a mi dedo. Justo al lado de mis sortijas de matrimonio me había hecho un tatuaje. Una rosa negra, como símbolo de lo que un día nos unió y llevaba otra parecida detrás de la oreja, me las hice como marca de un pasado tan amado como odiado por mi. Una rosa por el y una por mí.
- Ya me voy, solo quería que tuvieras claro que una vez firmes, perteneces al cuerpo. Nadie puede saber a qué te dedicas y serás metida en el sistema como un agente más. A pesar de que me encargué de que te asignen el caso que quieres, tienes que saber que en el futuro no será así. Tu comandante se comunicará contigo en tres días y te dará la información que necesitas para empezar tu misión. Yo apartir de este momento soy tu coronel, pero sigo siendo tu amigo. Cuando Aidan sepa todo, tendrás mi casa a tu disposición. No habrá espacio en el mundo para esconderte. Porque querrá recuperarte a como dé lugar. Pero al menos seremos dos con armas para defenderte.- sonreí sin alegría.
Firmé los documentos y devolviéndolos a sus manos me despedí de el.
Me puse un vestido negro, era el color perfecto para una ocasión tan oscura como esta y un pañuelo en la cabeza que cubriera mi pelo con unas enormes espejuelos de sol. No quería ser reconocida.
Saliendo hacia el juzgado me llegó el correo de confirmación de mi entrada a la agencia secreta.
Ya era oficial...
Comenzaba mi venganza.
Aitana
Aquella mañana estábamos todos visiblemente nerviosos.
Mi madre no había dormido en toda la noche, se había pasado la mayor parte de ella hablando y fumando con Aidan.
Él se había quedado con nosotros y se había hecho demasiado unido a mi madre, creo que por compartir la opinión de que Amaia seguía viva.
Después de aquella noche en qué mi hermana nunca volvió, todo se tornó tan incierto, que era como vivir en tierra de nadie. Habíamos perdido el horizonte. No veíamos más que niebla.
Mi padre nunca apareció, mientras Ashton luchaba por su vida en el hospital y yo estaba bajo observación médica en una sala de urgencias, mi padre se marchó de nuestras vidas hasta la fecha.
Aidan, había descubierto a través de Sila, dónde estaba el club de Simón. Le avisó a mi hermana por un mensaje que ya no tenía que seguir a mi padre pues ellos iban hacia el club. Recibió al instante una respuesta que decía que ella se iría conmigo y con Ashton para el hotel y lo esperaríamos allí.
Nadie podía adivinar que Andrew la tenía y que se la llevaría con él.
Ese mensaje no lo envió Amaia.
Carter se entregó solo esa misma noche, y Muriel por su parte fue capturado junto a Simón.
Fué Simón quien le dijo a Aidan que su hermano estaba en la dimensión. Era un engaño, pero Aidan cegado por su deseo de enfrentar a Andrew, no lo pensó dos veces y salió hacia el internado.
La desesperación era tan grande que perdió el control de su auto y se volcó rodando por un barranco.
Aquella nefasta noche, perdí a mi hermana, casi pierdo a Ashton y a Aidan le costó un mes en rehabilitación y bastante tiempo en atención psiquiátrica para sacarlo de su estado de negación por la perdida de mi hermana.
Se refugió en el alcohol y justo hace dos meses hoy, que le dieron el alta. Desde entonces vive con nosotros, él y su particular carácter.
- Si les parece bien desayunamos y nos vamos todos preparando.
Ninguno me miró, pero al menos entraron y después de picar algo de desayunar, se vistieron para irnos.
- Nena, todo va estar bien. Cuando los condenen, podremos seguir adelante amor, necesitamos cerrar esta etapa.
Me recosté sobre el cuerpo de Ashton que me abrazaba frente al espejo de la habitación y mirándonos fijamente por nuestro reflejo le dije...
- Ash, no confío en que alguna vez cerremos ninguna etapa, tu hermano y mi madre fingen vivir, pero no viven. Esta familia está astillada y eso no tiene arreglo cariño. Pero te amo por tratar de animarme. - levanté mi rostro a su cuello y lo besé. Era tan alto que ni en tacones estaba a su altura.
- Aitana, ya mi hermano va a empezar a trabajar y eventualmente se irá de viaje, eso lo ayudará y tu madre, cuidando de Allan va a ir poco a poco resignandose a qué la vida sigue. Ten fé.
- Ocho meses Ash, ocho meses muy duros y muy pocos cambios cariño. Pero me gusta que seas positivo. Porque yo no puedo serlo.
Misteriosamente el internado se incendió, justo después de ser desalojado por la investigación policial. Pero aquel incendio se cobró la vida de Dalila, o al menos eso fué lo que dictaminó uno de los bomberos encargados del tema. Eso trajo como consecuencia que Allan, el niño de ella con Andrew, se quedara con Sila, pues Aidan que lo adoraba, estaba hospitalizado y no se encuentra aún en condiciones de cuidar a un pequeño y además enfermo. Pero ahora que las cosas cambiaban de rumbo mi madre se haría cargo del pequeño mientras nosotros trabajamos y estudiamos. Hoy el pequeño estaba con Savier y Katy.
Katy era la hija de la cocinera del internado, que tras el incendio se acercó mucho a Savier y terminaron viviendo juntos.
- Vamos Aitana, bajen - gritaba mi madre desde abajo.
- Vamos nena, quiero salir de esta mierda ya.
Ya nos esperaban listas Camila y Sila, así como mi madre y mi cuñado.
Una vez llegamos al juzgado y nos sentamos todos, tuve las dos sorpresas más grandes de mi vida.
Cuando todos los letrados entraron a la sala con sus respectivas togas y demás aditamentos para desempeñar su trabajo, trajeron a los acusados.
Simón estaba en el primer banco, al lado de Carter y Muriel. Todos esposados.
Camila y Sila ahogaron su llanto y se dieron las manos a modo de apoyo pues ambas estaban en la misma situación, enamoradas de dos mafiosos que a pesar de sus fechorías habían sido la salvación de ambas chicas.
Yo no las juzgaba, no podía. Todos tenemos un pasado, y aunque el de ellos era muy oscuro, ellas tenían el derecho de amar a quien quisieran.
Yo estaba enamorada del hermano del hombre que arruinó mi vida, la de mi hermana y la de mi madre.
Nadie escoge a quien ama.
Y justo en ese momento de mi analogía, concluí en qué Andrew no estaba en la sala.
Con Aidan y Ashton a cada lado de mi cuerpo era difícil tener libertad de movimientos.
A pesar de eso, luché incómoda por mirar a las otras puertas de la sala por donde pudieran estar trayendo a Andrew, y me tropecé con la mirada azúl de alguien a quien conocía tanto como a mí...
Amaia.
Aún dos días después de la boda de una de las mellizas, Amaia no aparece. Nadie sabe que pasó con los recién casados y Aídan mantiene la fría postura que lo caracteriza. ¿Dónde están los novios? ¿Que le sucedió a Amaia?
En una mansión hermosa con un trasfondo tenebroso, se esconde el misterio del comprador. Un hombre poderoso, misterioso y muy peligrosamente encantador se apodera de la vida de una chica en serios apuros. Él le propondrá un acuerdo que ella no podrá rechazar porque así se ocupará él de que suceda. Luego de un fatal primer encuentro entre ambos ella no tiene más remedio que irse con él, con un contrato firmado a ciegas y la promesa de una venta al final del tiempo estipulado cuyo objeto no conoce. ¿Qué querrá comprar él enigmático empresario? Y ella, ¿...podrá resistir la abrasadora pasión que crecerá entre los dos? Él, un hombre hermoso y extremadamente frío que quiere comprar algo que no está en venta. Ella, una chica destrozada por la muerte de sus padres y la perdida de todo lo que fue su vida. Nadie sabe qué pretende comprar él, y desde luego ella no sabe que tendrá que venderle. Al final de la travesía que él ha creado para ambos, espera haber sido capaz de sembrar en ella los suficientes sentimientos como para que pueda comprar, eso que ella tiene intacto y que no puede vender si quiere seguir viva. ¿Será él un buen comprador? Y ella... ¿Podrá firmar la venta?
En una noche que parece casual se cruzan los caminos de un Duque libertino y una chica en apuros. A riesgo de caer en las garras de la prostitución, la hermosa Bethany no tiene más opción que aceptar la propuesta canalla del apuesto Alexandro DiLucca. Luego de una noche de juegos en un importante casino de Montecarlo sus destinos se entrelazan. Él tramará una estrategia para mantenerla en sus dominios por motivos que ella desconoce, mientras que la hermosa y tierna Beth que nadie imagina cuán importante es para el ducado de los DiLucca, emprende un inevitable y excitante viaje bajo las reglas del castillo del irresistible Duque. Llena de deseos, placer y misterios se desarrolla esta historia en medio de una pasión real. Una apuesta... Una propuesta... Toda una vida.
Samantha y Aaron creen haber conseguido su final feliz, pero nada en la vida es perfecto. Muy pronto su historia de amor se verá invadida por amenazas, misterios y una venganza jurada. Ellos no imaginan que los acechan desde las sombras, que no hay descanso para quienes vienen a por ellos y que esta vez, atacarán con todo. Celos, intrigas, traición, complots y mucho más amenazará con destrozar lo que ellos han logrado construir juntos. Hasta un gran amor puede tambalearse sobre los caminos del rencor y el suyo no estará exento de la gran amenaza que se cierne sobre ellos. Para Samantha está muy claro que él es su dueño; pero...¿ Podrá Aaron estar seguro de que ella es suya? Soy tuya : Una novela que te hará crear millones de teorías sobre el destino de sus protagonistas y te llevará por los caminos más intrincados de un amor tan fuerte y supremo como ningún otro.
Él quería cerrar un gran negocio para su empresa. Ella no quería que el millonario sexy que le proponía la fusión de sus compañías, supiera que estaría en línea directa con el negocio. Mientras ella finge ser su asistente designada, se desata la pasión del caribe. Él sabe que no debe enamorarse de una empleada, y ella sabe que no debe desarrollar sentimientos por un socio, que se cree su jefe. ¿ Podrá convertirse él, en el jefe de toda la vida de ella?...
Un pasado en común que ambos desconocen que tienen. Muchos conflictos con la mafia. Peleas callejeras y muchísima pasión es lo que nos contarán estos peculiares protagonistas.
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".
Jennifer Bennett, la legítima heredera de los Bennett, luchó denodadamente por el reconocimiento de su familia, solo para verse eclipsada por una impostora. Enfrentada a falsas acusaciones, acoso y humillación pública, Jennifer acabó renunciando a ganarse su aprobación. Con la promesa de superar la injusticia, ella se convirtió en la pesadilla de quienes la agraviaban. Los esfuerzos de la familia Bennett por doblegarla no hicieron sino alimentar su éxito, llevándola a la altura con la que sus rivales solo podían soñar. Alguien le preguntó: "¿Te sientes defraudada por tus padres?". Con una sonrisa tranquila, Jennifer respondió: "No importa. Al final, el poder prevalece".
Stella Richard se casó con Rene Kingston en lugar de su hermana Sophia por algunas razones. Pero desde el principio, ella sabe que su matrimonio era solo un contrato por tiempo límite y una vez que se cumplió el tiempo, ella tenía que irse. Para RK, este matrimonio fue solo una carga, pero para ella fue un regalo de Dios. Porque RK era el hombre al que había amado toda su juventud... Entonces, mientras tanto de su matrimonio, Stella hizo todo lo posible para que este matrimonio funcionara. Pero el día que descubrió que estaba embarazada, su esposo le dio el papel de divorcio y le dijo... "No quiero a este niño. No olvides abortar". Estas palabras salen de su boca, como una bomba para Stella, y cambiaron su vida... Ella firmó su nombre en el papel de divorcio y salió de la casa... Porque ella no quiere estar con un hombre tan frío... Seis años después... RK compró la empresa en la que trabajaba Stella. Pero Stella hizo todo lo posible por no tener nada que ver con él... Porque ella tenía un hijo y no quería que él se enterara de él... Pero un día, cuando Stella recogió a su hijo de la escuela, él la vio... RK, "¿Cómo te atreves a tener un hijo con otro hombre?" Stella, "No creo que tenga nada que ver contigo". RK estaba a punto de decir más cuando su mirada se posó en el niño a su lado... Su rostro se veía igual que cuando era joven...
Para ayudar a su padre, quien era un jugador oprimido por muchas deudas, Molly Xia se veía obligada a beber drogas alucinógenas para calentar la cama de un hombre poderoso y, en adelante, estaba destinada a convertirse en su juguete sexual. Después de haber pasado por una ruptura dura, Brian Long, un hombre frío e indiferente, consideraba a Molly como nada más que un reemplazo físico para su ex novia. Cuando escaparon de situaciones que amenazarían la vida, Brian y Molly estaban profundamente enredados en una compleja relación de amor y odio. Justo cuando Brian decidió abrirle su corazón a ella, su ex novia desaparecida regresó para reclamar su lugar en su corazón.
Durante diez años, Daniela colmó a su exesposo de un amor inquebrantable, solo para descubrir que no era más que un chiste para él. Humillada, pero decidida, se divorció de él. Tres meses después, Daniela regresó a lo grande. Ahora era la CEO oculta de una marca líder, una diseñadora codiciada y una rica magnate de la minería, y su éxito se reveló en su triunfal regreso. Toda la familia de su exesposo se abalanzó sobre ella, desesperada por implorar su perdón y suplicar otra oportunidad. Sin embargo, Daniela, ahora querida por el famoso Sr. Phillips, los miraba con gélido desdén y dijo: "Estoy fuera de su alcance".
Camila Lewis era la hija olvidada, la esposa no amada, y la mujer que fue descartada como un trapo viejo. Traicionada por su esposo, rechazada por su propia familia y luego atacada prácticamente hasta la muerte por la hermana que le robó todo, desapareció sin dejar rastro. La débil e ingenua Camila murió la noche en que su auto fue empujado fuera de aquel puente. Un año después, regresó como Camila Kane, más rica, más fría y más poderosa de lo que nadie podría haber imaginado. Armada con riqueza, inteligencia y sed de venganza, ya no era la mujer a la que todos pisotearon, sino un huracán que cambiaría la vida de sus agresores. Su exmarido suplicó su perdón, su malvada hermana vio cómo su vida se desmoronaba, y sus padres lamentaron el haberla dejado de lado. Camila no volvió por disculpas, sino para destruirlos. Sin embargo, mientras sus enemigos caían a sus pies, quedó una pregunta: cuándo la venganza terminaría, ¿qué quedaría? Un misterioso millonario, Alexander Pierce, se cruzó en su camino, y le ofreció algo que creyó que había perdido para siempre: un futuro. ¿Pero podría una mujer que se reconstruyó desde el dolor aprender a amar de nuevo? Renació de las cenizas para destruir a aquellos que la traicionaron. Ahora, debía decidir si gobernaría sola... o si se abriría al amor de nuevo.
© 2018-now CHANGDU (HK) TECHNOLOGY LIMITED
6/F MANULIFE PLACE 348 KWUN TONG ROAD KL
TOP
GOOGLE PLAY