¡A la horca! Esas palabras resonaron en toda la sala. Adela cayo sobre sus rodillas al escuchar aquella condena tan injusta que se le había impuesto, "yo no lo hice" se repitió en su cabeza. Despues de descubrir quien habia hecho tan miserable a su familia y la habia inculpado fue directo a la horca mirando el rostro satisfecho de su enemiga. Es demasiado calido, Adela abrio los ojos y se encontro con cuatro paredes que ella conocia muy bien. -Esta vez salvare a mi familia.
¡A la horca!
Esas palabras resonaron en toda la sala.
Adela cayó sobre sus rodillas al escuchar aquella condena tan injusta que se le había impuesto, "yo no lo hice" se repitió en su cabeza, ella ya había sufrido lo suficiente en el calabozo, en esos dos meses que se le habían dado para investigar el caso, los guardias la golpearon, encarcelaron, la ultrajaron, torturaron, cortaron su cabello y la azotaron para que así ella confesara su crimen, pero lo que más la lastimo fue enterarse de la muerte de su padre el día que la encarcelaron para la investigación cuando ya había perdido a su segundo hermano fue entonces que se escuchó una voz interrumpir la audiencia y pidió la palabra, era el primer hermano de Adela quien era conocido por ser respetado, leal y calculador, pero aun así el rey no accedió.
-¡Silencio joven Darwin! La condena ya ha sido impuesta y su hermana no tiene perdón por el crimen que quiso cometer contra la familia real, esta condena no tiene marcha atrás.-
Solo su familia creía en ella, y ella lo sabía, toda su vida abuso de las personas a su alrededor y maltrato a quienes la rodeaban, pero cuando conoció al príncipe heredero se obsesiono por el sin siquiera conocerlo de verdad, maltrato y se lastimo a si misma incluso para llamar su atención, y por esa razón nadie podía creer en su inocencia. Fue condenada por intento de asesinato al primer príncipe Francisco, pero ella no lo había hecho, ahora se arrepentía de su comportamiento pasado, en ella no se veía ni una gota de orgullo lo cual siempre la identificaba, su pelo cortado torpemente su cara golpeada y llena de cicatrices por su maltrato sufrido en el calabozo, Adela miro a su alrededor y vio a su madre llorando desesperadamente, su cara estaba delgada y pálida, mientras su hermano tapaba su rostro con ambas manos, cuanto dolor le estaba causando a su familia, Adela miro al estrado y vio a la reina quien le sonrió maliciosamente, Adela podía entender claramente lo que estaba sucediendo, sus ojos inexplicablemente buscaron al príncipe pero este se veía indiferente ante la escena, aun siendo el uno de los afectados. En cuanto el rey dio la orden volvieron a llevar a Adela al calabozo anunciándole que su ejecución seria al día siguiente, Adela cayó al suelo y se arrastró a un rincón del calabozo abrazando sus piernas heridas por los golpes sufridos anteriormente, fue entonces cuando la celda se abrió y la reina apareció frente a ella.
-Pobre niña estúpida, fuiste el señuelo perfecto.-
Adela sin poder pronunciar palabra se levantó y con un gran tartamudeo por el miedo comenzó a hablar.
-¿Reina Rose?-
Adela no pudo decir nada más cuando vio a dos hombres entrar detrás de la reina, y se acercaron a ella.
-Pequeña fuiste de mucha ayuda para que no me descubrieran, lástima que tu padre se enteró que yo estaba detrás de los múltiples intentos de asesinato al bastardo heredero, es muy divertido verte de esta manera cuando en la fiesta de mi hijo fuiste tan arrogante que ni siquiera mostraste tu respeto a el, así que te lo mereces, aunque tu buen padre no merecía terminar así por tu culpa, pero no tuve otra opción que matarlo cuando se enteró que todo había sido planeado por mi.-
Los ojos de Adela se inundaron de lágrimas al escuchar cómo se refería la reina a ella, Adela ya había notado la desaprobación de la reina anteriormente, pero no esperaba que fuera tan cruel.
-Reina, ¿Cómo pud....
-Mire Srta. Adela si es que todavía se le puede decir así, espero asuma su sentencia sin problemas, porque si no su pobre y desafortunada madre sufrirá las consecuencias junto con su querido hermano mayor.-
Adela no podía creer lo que estaba escuchando, por lo que su mirada de asombro hizo reír a la reina de una manera aterradora.
-No...yo necesito hablar con mi madre antes de...-
-Muy bien parece que no entiendes...te diré una cosa señorita Adela, tu padre fue un gran hombre el cual ame alguna vez, aun cuando le ofrecí perdonarle la vida por traicionarme con tu madre y por querer defenderte a ti, por eso se merecen todo lo que les hice...oh pequeña tu madre te aseguro que no la matare, será aún más divertido verla sufrir por tu causa.-
Fue entonces que Adela entendió que todas las cosas que les había estado sucediendo a su familia eran a causa de la reina, pero Adela sentencio y labro el camino al infierno para ella misma y sus seres queridos al obsesionarse con el príncipe heredero que la reina tanto odiaba, después de solo unos segundo Adela miro la cara de la reina arrogantemente lo que hizo que la reina se molestara aún más.
-Uds. No se queden parados hay y sujétenla con fuerza.-
La reina mando a los hombres detrás de ella sujetar a Adela por los brazos y la tiraron de rodillas al suelo, la reina se inclinó sobre ella y vertió un líquido en la garganta de Adela y con una roca destrozo su mandíbula, para que no tuviera la oportunidad de hablar cuando se llevara a cabo su sentencia.
-Solo vine a ver tu cara humillada antes de que te ejecuten pero esto será un pequeño recuerdo para mí.-
Dijo la reina levantando su mano cubierta de sangre, antes de salir del calabozo los guardianes de la reina limpiaron la cara de Adela sin dejar rastro del abuso que había sufrido, mientras la reina se reía al ver retorcerse de dolor el delgado y desnutrido cuerpo de Adela, sin dejar de burlarse se alejó de su cuerpo destrozado y cerraron la puerta enrejada que mantenía a la pequeña joven adentro.
Al día siguiente los guardias reales fueron y escoltaron a Adela a la plaza para cumplir su condena, Adela sin poder pronunciar una sola palabra miro a su familia, solo pudo ver a su madre con un semblante enfermo que le hacían querer llorar por sus pecados, fue en ese entonces cuando el juez hablo.
-¡Se sentencia a la horca por intento de asesinato al príncipe heredero a Adela Kirsten! Proceded a cumplir con la sentencia anunciada.-
En ese momento Adela escucho un gran grito entre los espectadores y vio el rostro de su hermano Darwin rojo por la ira, mientras se acercaba a ella matando a cada uno de los guardias que se ponían frente a el impidiéndole llegar a ella, "no hermano, no vengas a acá" pensó Adela mientras caían los cuerpos de los guardias uno tras otro frente a su hermano, fue en ese momento que algo en la audiencia llamo su atención, era la reina quien estaba sonriendo, nadie más se daba cuenta pero Adela comprendió de inmediato por lo que trato de gritar pero su voz no salió, aquel líquido que le habían dado era veneno, el cual la dejo completamente muda, Adela forcejeo con quien tenía a su lado pero este no se movió y la sujetaron con aun más fuerza y apretando más aun sus cuerdas, Adela miro a su hermano quien estaba bastante cerca de ella, fue entonces que vio a dos soldados salir de atrás del escenario y atravesar a su primer hermano con sus espadas por la espalda, su hermano cayo frente a ella, los pies de Adela se embarraron con la sangre de su hermano quien intentaba salvarla, fue entonces que vio que había otro muerto en aquel escenario, era el mejor amigo de su hermano quien ella había insultado innumerables veces, "¿Por qué...porque está pasando esto, de verdad yo condene a mi familia...?" los ojos de Adela se movieron del cuerpo de su hermano al de su madre quien estaba sujetada por unos plebeyos al haber querido acercarse al escenario.
-¡Es un demonio, por fin se libraran de ella!
-Tienes razón era la vergüenza del reino, lo lamento por su madre que era tan benevolente.
-¡Tendrá solo lo que se merece...como puede existir gente tan malvada!
-¡Lastimo a sus sirvientes, siempre humillaba a todos e incluso trato de matar al príncipe, la gente malvada siempre paga, dios les da su merecido!
-Eh escuchado que intento matar a Lady Ana, incluso dicen que puede que esté involucrada en la muerte de su segundo hermano, esta mujer debería haber muerto hace mucho.
Adela podía escuchar a los plebeyos a su alrededor hablando de los pecados que ella había cometido y juzgándola por ellos, "yo jamás lastime a mi hermano, yo amaba a mi segundo hermano él era el único que siempre me comprendía".
Se escucharon esos gritos en todos los aldeanos presentes, Adela se arrepentía de lo que había hecho en su pasado, podía entender que lastimo a muchos y se arrepentía con sinceridad, miro nuevamente a su madre quien seguía forcejeando con los aldeanos, y noto a la reina intercambiar miradas cómplices con algunas señoritas de la alta sociedad, fue entonces que la cuerda fue puesta en el cuello de Adela y el piso debajo de sus pies desapareció mientras se hacían borrosas poco a poco las sonrisas maliciosas de aquellas señoritas en las que un día confió.
************
Todo es muy brillante y cálido, un destello de luz lo cubrió todo, pudo sentir una calidez absoluta antes de abrir los ojos.
"Es cálido", pensó, cuando miro a su alrededor ya no estaba sobre aquel escenario donde aquella áspera y gruesa cuerda apretaba su garganta, se suponía que ella Adela Kirsten de diecinueve años morirá ese día, Adela se levantó un poco confundida "yo debería estar muerta" pensó mientras miro a su alrededor y se encontró con cuatro paredes que había visto la mayor parte de su vida.
-Este es... ¿mi cuarto? –
Adela se sorprendió cuando escucho su propia y dulce voz salir de sus labios, corrió y se miró en el espejo frente a ella, al ver su rostro se sorprendió, ella poso su mano sobre el espejo, allí se refleja su hermoso rostro blanco como la porcelana, cabello largo, negro y ondulado, ojos esmeraldas como las más bellas joyas.
-Soy yo...-
Quedo boquiabierta al ver su apariencia, no concordaba con el recuerdo que tenia de sus últimos meses en el calabozo antes de ser asesinada, recordaba como los guardias y la reina la destruyeron completamente, para que confesara por si misma el crimen que no había cometido, recordaba como la habían golpeado en incontables ocasiones destruyeron su cuerpo y su espíritu, ya no quedaba nada más que un cascaron vacío, pero ahora de alguna manera estaba en su cuarto el exquisito ahora a jazmines que colgaba de su ventana inundaba la habitación, sabía que lo que estaba frente a sus ojos era real, podía sentir las suaves sabanas de seda en su cama.
De repente un sonido llamo su atención, pero quedo completamente perpleja cuando vio que se abría la puerta abruptamente, allí se encontraba su hermano mayor Darwin serio y molesto.
-¡¿Qué fue lo que hiciste ahora Adela?!¡¿Maltrataste a una sirvienta por culpa de un simple vestido?!-
Los ojos de Adela se abrieron de asombro con rapidez al ver a su querido hermano mayor frente a ella, su vista se nublo mientras se mordía los labios con incredulidad.
-Adela no llores, lo lamento no quería gritarte, pero quiero que aprendas que no puedes seguir tratando así a la gente.-
Darwin estaba frente a ella tan sano y fuerte como siempre, era completamente incomprensible para ella, pero no pudo evitar comenzar a derramar sus lágrimas y abrazar rápidamente a su querido hermano, Darwin tenía un aspecto intimidante, alto, piel blanca cabello negro y ojos marrones, fue entonces que escucharon otros pasos apresurados hacia ellos, era su segundo hermano Sebastián quien corría para defender a Adela de los regaños de Darwin, al ver a ambos frente a ella y sin poder comprender aun lo que sucedía comenzó a llorar sin dejar salir una sola palabra de sus labios, "¿Cómo pueden estar aquí? " se preguntó a sí misma, mientras miraba a sus hermanos y sus mejillas seguían humedeciéndose con cada lagrima que brotaba de sus ojos. Darwin y Sebastián se apresuraron rápidamente hacia Adela al verla en tal estado, ellos jamás habían visto llorar a su hermana, ella era altanera, caprichosa y vanidosa, pero jamás lloraba, por eso en esta ocasión se asustaron al ver su hermana en tal estado.
-¿Estas bien?-
Preguntaron los hermanos al mismo tiempo preocupados al ver a su pequeña hermana de 16 años llorando tan desconsoladamente. Fue entonces que Sebastián comenzó a atacar a Darwin pensando que Adela lloraba por su reprimenda, aunque en el fondo ambos sabían que su hermana jamás hubiese llorado por algo de ese estilo por lo que concordaron al final en llamar al médico de la familia.
-No es necesario, estoy bien solo tuve...un mal sueño.-
Dijo Adela mientras miraba a sus hermanos contemplarla con dulzura.
-Y no te enojes con Darwin por favor, él tiene razón en reprenderme por mi comportamiento, pero les aseguro que cambiare lo prometo.
Adela abrazo por última vez a sus hermanos sintiendo nuevamente el cuerpo cálido de ambos, recordando así la última vez que los vio, aun recordaba el frio cuerpo de su hermano Sebastián cuando lo devolvieron sin vida a la mansión, su hermano había muerto en un atentado en el carruaje donde viajaba, por lo que nunca pudieron saber ni capturar a los que lo asesinaron, pero Adela ahora era consiente de quien era la única persona que quería lastimar a su familia, también recordó la de su hermano Darwin frente a ella, con la sangre de él embalsamando sus pies antes de ser colgada, Adela soltó a sus hermanos y los miro con la sonrisa más pura que jamás habían visto en ella.
-Bueno hermanos debo bajar quiero ver a nuestros padres.-
Sebastián y Darwin quedaron paralizados después de ver una expresión tan cálida en el rostro de su hermana, Adela bajo rápidamente las escaleras y llego al comedor, allí vio a sus padres compartiendo el té tranquilamente, su padre la miro con rostro severo que tanto lo caracterizaba, y la madre de Adela solo se limitó a mirarla y sonreírle dulcemente. Adela corrió hacia su padre y lo abrazo incluso antes que él pudiera levantarse de su silla, ella no podía creer poder ver a su padre frente a ella y lloro desconsoladamente sus gritos se escucharon en toda la mansión, nadie podía entender que estaba sucediendo sus hermanos corrieron bajando rápidamente al primer piso y encontraron a Adela en el suelo aferrada a su padre llorando sin poder contenerse, cuando se acercaron, Adela vio al resto de su familia alrededor de ella y sus lágrimas comenzaron a empapar sus mejillas nuevamente, sus sollozos chocaban contra las paredes y hacían eco en todo el comedor, Darwin y Sebastián se miraron entre sí sin poder comprender lo que estaba sucediendo, cuando al fin lograron entre todos calmar a Adela le preguntaron qué le había sucedido, porque lloraba de esa manera cuando jamás la habían visto lloran ni siquiera cuando era una niña.
-Bueno...solo tuve un sueño extraño, y me di cuenta de algunas cosas, lamento todo los problemas que les eh causado hasta ahora...de verdad lo siento mucho.
Adela dijo esas últimas palabras entre sollozos provocando las miradas preocupadas de toda su familia, cuando ya estaba mejor se levantó abrazo y beso la mejilla de cada miembro de su familia y salió caminando tranquilamente hacia su cuarto diciéndoles que iría a vestirse ya que aún estaba con el delgado camisón de pijama.
Al entrar a su habitación miro y reviso todo su alrededor luego busco un vestido apropiado y se puso en marcha, necesitaba ganarse el cariño de todos para que así la reina quede sin justificación para lastimarla a ella o a su familia, Adela reviso su joyero y saco unas cuantas joyas de él y luego se dirigió a un cuadro en su habitación lo dio vuelta y movió el jarrón que estaba a su lado, fue entonces que una puerta oculta al lado de su cama se abrió era lo suficientemente grande para que cayeran unas cuatro personas, pero ella lo había usado de almacenamiento para sus vestidos más viejos y sus joyas ya que aún había en el joyas valiosas de las anteriores condesas que lo habían usado, Adela tomo un pequeño joyero y salió de allí, fue entonces que salió de su cuarto, bajo las escaleras y se dirigió a la cocina de la mansión, todas las sirvientas la miraron en cuanto cruzo la puerta de la cocina pensando que seguramente aria un escándalo, les gritaría e insultaría pero lo que salió de los labios de Adela fue totalmente diferente.
-Hola... Sr. Jaime podría llamar a todos los sirvientes por favor, necesito darles unas palabras.
Después de que Adela le dio la orden al mayordomo todos los sirvientes se reunieron en la sala en una línea esperando nerviosos las palabras de Adela, entonces ella respiro hondo y los miro uno por uno, luego hizo una pausa y comenzó a hablar.
-Lo lamento, eh pedido que se reunieran aquí para poder disculparme adecuadamente con todos Uds. Necesitaba decírselos, sé que no todos aceptaran mis disculpas pero quiero pedirles que por favor me ayuden y le digan a los sirvientes que despedí hace un tiempo que vuelvan para poder conversar con ellos adecuadamente, solo necesitaba decirles esas palabras, aparte de esto quiero darles algo que espero pueda serles de ayuda es un pequeño regalo para ganarme el perdón de todos Uds.
Adela se acercó uno a uno a los sirvientes y abrió el joyero que llevaba aun en la mano y le dio una joya a cada uno de ellos a modo de disculpa sin saber que alguien la estaba observando.
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