Evelyn disfrutaba de la calma que le ofrecía la oscuridad y siempre sintió que Raziel era la representación viva de esa penumbra, sin darse cuenta que en realidad esas sombras lo estaban consumiendo. Cuando Raziel desapareció, ella creyó que él estaba en peligro. Cuando lo acusaron de ser un criminal, ella se negó a creer esas noticias. Cuando él regresa, en busca de venganza, la realidad la golpea en la cara. Todo le indicaba que el Raziel que ella creía conocer se había ido, pero las inconsistencias en sus acciones le hacían dudar y le marcaban el camino para ir tras la pista del ángel.
La oscuridad se extendía por la habitación, densa e impenetrable, dificultándole a los investigadores su trabajo. Los suaves sollozos de una pequeña niña acababan con el silencio, cosa que ellos usaban para guiarse, sin embargo estos parecían lejanos cada cierto tiempo.
Al llegar al sitio solo supieron que una niña había quedado atascada, presa del miedo, en una habitación en completa oscuridad, y que a pesar de los intentos de los encargados del orfanato, no pudieron hallarla y llevarla de vuelta, la luz de las linternas o de velas no atravesaba la negrura de la habitación, solo alumbraba unos pocos centímetros de su entorno y parecía apagarse de vez en cuando para luego volver a encenderse, con menos intensidad.
-Todo estará bien, ¿cómo te llamas? -preguntó uno de los hombres, en un intento de distraer a la niña.
-Evelyn... -susurró ella.
-Bien, Evelyn, necesito que seas fuerte y sigas mi voz, estoy cerca, no te pasará nada -la animó el joven-, camina hacia mí. -pidió Hyle.
-No puedo, hay un hoyo en la habitación, no sé dónde está -Los hombres detuvieron su avance al escucharla, la opción más segura era calmarla.
-Eve, ¿puedo llamarte Eve?- preguntó Hyle.
-Sí...
-¿Qué pasó? ¿Por qué estás aquí?
-Estaba jugando con mis amigas aquí a las muñecas, cerca de la puerta, lejos del hoyo, pero unos niños llegaron a molestarnos. Las niñas corrieron, yo traté de hacer lo mismo, pero ellos me llevaron hacia el hoyo -sollozó-. Me dejaron al otro lado, y no pude volver a cruzar. Me desesperé y la luz empezó a desaparecer, los niños se asustaron y corrieron, me dejaron aquí... y todo se volvió negro.
Hyle negó y frunció los labios. Los niños podían ser muy crueles, no obstante, eso había despertado la habilidad de Evelyn.
-Eve, tienes que calmarte. No tengas miedo, toda esta oscuridad tiene una explicación, ¿sabes qué hay personas con poderes especiales?
-Sí -susurró.
-Hay personas que pueden manejar el agua, el sonido, la luz... tú puedes manejar la luz, tus poderes debieron manifestarse y tu miedo ha creado toda esta oscuridad, si te relajas, la luz volverá. Nosotros estamos aquí para ayudarte, intenta calmarte, ¿puedes?
-Lo intentaré.
Los hombres se quedaron de pie donde estaban. Durante varios minutos no pasó nada, no se oían sollozos pero tampoco indicios de que Evelyn estuviese apartando la oscuridad, hasta que pasó. La luz volvió tan rápido que los cegó por unos instantes, y la vieron, a la pequeña de cabellos rubios que estaba sentada en el piso al otro lado de un hoyo. Este era fácil de cruzar para un adulto, pero para una niña parecía ser el abismo más grande.
-Lo lograste, Ev, ahora iré por ti.
Hyle cruzó la habitación, pasó sobre el hoyo con cuidado, tomó a la pequeña en sus brazos y volvió a la puerta junto a su equipo. Mientras bajaban Hyle se encargó de explicarle a la pequeña cómo funcionaba su equipo y que si aceptaba ir con ellos, le enseñarían cómo manejar su poder y tendría una casa. La niña aceptó encantada, alegando que el señor Welles era malo con ellos y que quería alejarse de él, pero se entristeció al recordar a sus amigas.
-No puedo dejarlas aquí -fue lo último que dijo antes de que llegaran al primer piso, donde los directivos del orfanato y varios niños esperaban. Un grupo de tres niñas corrieron hacia Evelyn en cuanto Hyle la dejó en el piso y la abrazaron, mostrando cuan asustadas habían estado por ella.
-Gracias, en serio gracias por todo -El director se acercó a estrechar la mano de Hyle y sus compañeros-, los acompañaré a la puerta.
-Espere a que las niñas recojan sus cosas -Lo frenó y el hombre lo miró extrañado.
-¿Disculpe?
-Como escuchó, las niñas se irán con nosotros -contestó. Las miradas esperanzadas de las niñas se fijaron en él, todas sonrientes y emocionadas, y el señor Welles con una mueca confundida.
-Ustedes no...
-¿No podemos llevárnoslas? -completó otro de los hombres-. Lo lamentó, pero con nosotros estarán mejor, le daremos los cuidados necesarios, y esta pequeña -Miró a Evelyn-, tiene que entrenar su poder.
-Por favor, prepare los papeles correspondientes -le cortó Hyle antes de que el gordo hombre hablara-. Ustedes niñas, vayan por sus cosas.
Tardaron una hora más entre los parloteos del señor Welles argumentando porqué no podían llevárselas y los bufidos amenazadores de Hyle para agilizar los procesos. Una vez en la camioneta las niñas chillaban de alegría, agradecidas con esos hombres por salvarlas.
-¿A dónde llevaremos al resto, Patrick? -preguntó uno de los chicos a su superior.
-Con Madame Lyna, ella las cuidará, incluso a Evelyn cuando no tenga que entrenar.
♣♣♣♣♣
-Vamos, Eve, concéntrate en llevar toda la luz a un único punto -la animó Hyle y ella volvió a iniciar sus intentos. La oscuridad empezó a apoderarse de la habitación, llevando la luz hacia el centro de la habitación, Evelyn trató de mantener la luz en ese único punto pero la magnitud de su poder terminó por agotarla y acabar con su concentración-. Bien, terminamos por hoy, ve con Madame Lyna. -Hyle le sonrió y despeinó su cabello, pero no fue suficiente para calmar la frustración de la niña.
La pequeña se fue pisoteando el suelo con fuerza. Al salir al campo de entrenamiento y ver a los adultos practicar de forma maravillosa con sus poderes avivaba su desanimo. Llevaba ya seis meses en el campo de entrenamiento del Centro de Investigaciones de Cyreth y aun no lograba controlar su poder sin agotarse.
Evelyn se fijó en un niño delgado a unos metros de ella. Ladeó su cabeza, curiosa, no había muchos niños allí, lo normal era que los poderes se desarrollasen en la adolescencia, un caso como el de ella ya era bastante extraño, ¿pero dos niños? Eso era una sorpresa tan grande como un elefante. Eve dio saltitos emocionada y se acercó hacia el niño.
-¡Hola! ¿Cómo te llamas? -saludó, alegre. El chico volteó hacia ella, la analizó y volvió a mirar al frente.
-Raziel -respondió con simpleza.
-Un gusto, yo soy Evelyn -se presentó, aun sonriente. Al ver que el niño no hizo ningún gesto por sus palabras, se dedicó a analizarlo. Ella frunció el ceño al verlo usar guantes; no parecían guantes normales, estos eran azul marino y negro, y de un material que ella desconocía-. ¿Por qué usas guantes? -indagó, sin poder evitar su curiosidad.
-Porque tengo frío -contestó con sarcasmo, cosa que ella no captó.
-¿En serio? Pero hace calor -comentó con inocencia, a lo que él respondió rodando los ojos.
-Que tonta eres -murmuró, hastiado. Evelyn abrió la boca para decir algo pero prefirió calmarse al notar como la luz del bombillo tras de ellos empezaba a titilar. Su poder era algo inestable en ocasiones. Ella se dio la vuelta, indignada y partió hacia su habitación.
-¡Eve! Qué bueno que no te has ido -La voz de Hyle hizo que se detuviera y girara hacia él con un intento de sonrisa en su rostro-, quería presentarte a un nuevo compañero -Él le hizo señas a Raziel y ella bufó por lo bajo. El niño se acercó, sonriente como si nada hubiese ocurrido, cosa que la molestó aún más. ¡Era mejor que ella fingiendo!-. Él es Raziel, es nuevo, me preguntaba si puedes darle un tour por las instalaciones. -Ella sonrió, asintiendo a su petición y en cuanto su entrenador se marchó le dedicó una mirada furiosa a su compañero.
-Sígueme -indicó e inició su camino sin mirar si él iba tras ella o no.
♣♣♣♣♣
-¡Knox, Raziel, comando Lobo! -anunció el director Larsson y la sala se llenó de aplausos para recibir al siguiente graduado, y el mejor de su generación.
Raziel se puso de pie con gracia, portando su impecable uniforme negro y se adelantó hasta el director para recibir su chaqueta color gris plomo, símbolo del comando especial de acción, y su placa, su sonrisa brilló en todo momento. Raziel se esforzaba en ser el mejor para recibir el reconocimiento del resto, todo lo contrario a Evelyn, quien si bien se esforzaba en mejorar cada día más sus habilidades, le importaba muy poco otro reconocimiento que no fuese el de su padre. Evelyn vio a su mejor amigo disfrutar su logro, le aplaudió y solo pudo pensar en que esas felicitaciones se le subirían a la cabeza.
El volvió a su lugar en la tarima, portando ahora su chaqueta con orgullo, volteó hacia ella dedicándole una sonrisa arrogante, a lo Evelyn que rodó los ojos en respuesta.
♣♣♣♣♣
Evelyn bajó del avión de la agencia, estirando los brazos para desperezarse luego del viaje. Su mirada fue directo a su familia, quienes la esperaban, emocionados, sin embargo, le extraño no ver a su novio allí también.
-¿Qué tal el viaje? -preguntó su padre abrazándola.
-Estuve dormida todo el tiempo -respondió sonriendo-. ¿Raziel está en una misión?
-Tenemos algo importante que decirte, Eve, te lo diremos en la casa -dijo su madre, pero desde allí un mal presentimiento se instaló en su pecho.
♣♣♣♣♣
Su habitación se sumió en una completa y profunda oscuridad, una que la acompañó cada día desde que le dijeron que Raziel había desparecido, y a pesar de que luchaba para mantenerse fuerte, con cada día que pasaba sin tener noticias de él perdía un poco más las esperanzas.
Desde el inicio pensó lo peor, Raziel era parte de los Lobos, se había enfrentado a decenas de criminales durante esos dos años de servicio, algunos de los cuales escaparon. Las pesadillas la perseguían, le mostraban a Raziel rodeado de un charco de sangre, de su sangre.
Cada día rezaba para que él apareciera y sus plegarias fueron escuchadas, él volvió, pero no como ella esperaba.
Sólo hace falta un segundo para que el mundo de una persona se derrumbe. Este fue el caso de Hannah. Durante cuatro años le entregó todo su amor a su marido, pero un día él le dijo fríamente: "Divorciémonos". Hasta ahora se dio cuenta de que todos sus esfuerzos de los últimos años fueron en vano. Su marido no la amó. Mientras ella procesaba la noticia, la voz indiferente continuó: "Deja de fingir que estás sorprendida. Nunca dije que te amaba. Mi corazón siempre ha pertenecido a Eliana. Sólo me casé contigo para apaciguar a mis padres". El corazón de Hannah se rompió en un millón de pedazos cuando firmó los papeles del divorcio, marcando el final de su reinado como esposa devota. La mujer fuerte que tenía dentro rápidamente se manifestó. En ese momento, juró no volver a depender de un hombre nunca más. Su aura era extraordinaria cuando se embarcó en el viaje por encontrarse a sí misma y dominar su propio destino. Cuando regresó, había madurado mucho y era completamente diferente de la esposa dócil que todos conocieron. "¿Qué estás haciendo aquí, Hannah? ¿Es tu truco para llamar mi atención?", preguntó su arrogante exmarido. Antes de que pudiera responder, un CEO autoritario apareció de la nada y la tomó en sus brazos. Él le sonrió y, en tono de amenaza, dijo: "Sólo para advertirle, señor, ella es mi amada esposa. ¡Aléjese de ella!". El exmarido no podía creer lo que oía. Él pensó que ningún hombre se casaría jamás con Hannah, pero ella le demostró que estaba equivocado. Pensó que ella nunca lograría nada. No sabía que habría aún más sorpresas por venir...
Cuando iba a darle la sorpresa a su prometido de que estaba embarazada, Camila es quien se lleva la sorpresa al encontrarlo siendo infiel. Pero los problemas no terminaban ese día. Su jefe, ya cansado de sus despistes, la despide. Ahora, embarazada, sin trabajo y con un compromiso cancelado, Camila se enfrenta de una manera poco optimista a la vida. ¿Llegará un caballero a su rescate o ella podrá salir adelante por sí misma? Todo pintaba a que sí, hasta que se vuelve a encontrar su ex jefe, quien se sorprende de verla con un bebé. Pero un amor del pasado podría hacerle la visita. ¿Qué elegirá Camila?
Hace dos años, Ricky se vio obligado a casarse con Emma para proteger a la mujer que amaba. Desde el punto de vista de Ricky, Emma era despreciable y recurría a artimañas turbias para asegurar su matrimonio. Por eso mantenía una actitud distante y fría hacia ella, reservando su calidez para otra. Sin embargo, Emma amaba a Ricky de todo corazón durante más de diez años. Cuando ella se cansó y consideró la posibilidad de renunciar a sus esfuerzos, Ricky empezó a tener miedo de perderla. Solo cuando Emma estaba muriendo, embarazada, él se dio cuenta de que el amor de su vida siempre había sido Emma.
-Jéssica Alemán, ¿aceptas casarte con Cristopher Graham, para amarlo en la salud o en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza, hasta que la muerte los separe?-Acepto.-Cristopher Graham, aceptas...-Ya terminé esto, ella será mi esposa.Juraron amor hasta la muerte, pero sin saber de quién, ya que un año después y estando embarazada, ese matrimonio llegó a su final, tras la llegada de alguien más.Un acuerdo de divorcio fue el regalo de aniversario para Jéssica, ésta sin dudarlo decide irse de ese sitio, dejando todo atrás, pero días después se daría cuenta que está embarazada.¿Que sucederá con ella y su hijo?¿Buscará venganza por la traición de Cristopher?
Casarse con su mejor amigo fue un sueño hecho realidad para Kelly, pero todo tiene realmente una limitación. Pierce es el primer amor de Kelly, pero como su mejor amiga, sabía bien que siempre había otra mujer en lo profundo de su corazón. Lexi Gilbert. La mujer que Pierce nunca podría olvidar incluso si ya hubiera acordado casarse con Kelly. *** Kelly finalmente se dio cuenta de que su feliz matrimonio de los últimos tres años era solo un hermoso sueño cuando Pierce pidió el divorcio solo porque Lexi regresó. Ella sólo podría ser su mejor amiga incluso si estuviera encinta de su bebé. *** Dado que su amistad se había convertido en una jaula, Kelly decidió dejarlo en libertad, así como a la miserable misma. Pero ¿por qué entonces fue Pierce quien se negó a seguir adelante? Para empeorar las cosas, su diabólico hermanastro también intervino de manera dominante al mismo tiempo, pidiéndole que fuera suya. *** ¿Su príncipe azul contra su hermanastro diabólico? ¿Cómo podría Kelly salvar su corazón en esta batalla de amor y odio?
Todo el mundo pensaba que Lorenzo quería de verdad a Gracie, hasta el día de la operación de corazón de su hija. Para sorpresa de Gracie, Lorenzo donó el preciado órgano que necesitaba su hija a otra mujer. Desolada, Gracie optó por el divorcio. Impulsada por su necesidad de venganza, Gracie se unió al tío de Lorenzo, Waylon, y orquestó la caída de Lorenzo. Al final, este se quedó sin nada. Consumido por el remordimiento, él suplicó por una reconciliación. Gracie pensó que era libre de seguir adelante con su vida, pero Waylon la retuvo con un abrazo. "¿Pensaste que podías abandonarme?".