Lo que inició su historia no fue más que un error. Su matrimonio fue solo un trato comercial entre dos familias. Él perdió a la mujer que amaba y culpó a su esposa. El odio, la ira y la desconfianza llenaron su vida. Pero ninguno de los dos tomó medidas para romper el hielo. Hasta que ella decidió irse, él se dio cuenta de lo que ella significaba para él.
Una fresca brisa se coló por las puertas que yacían abiertas en la suite presidencial del club Pasión.
Las elegantes cortinas de seda se mecían con la corriente, y se veía como si bailaran al compás de una dulce melodía. La habitación tenía una hermosa decoración que emanaba paz y tranquilidad para los inquilinos del hotel. En medio de la habitación se encontraba una enorme cama y en ella una pareja desnuda. Sus cuerpos estaban acurrucados el uno contra el otro mientras dormían. Se veían bastante cómodos y de alguna manera, encantadores.
La esbelta figura del hombre estaba esculpida por una musculatura casi perfecta, mejor que la de un modelo. Su rostro también era bastante atractivo. Tenía un par de cejas abultadas que enmarcaban sus ojos. Su nariz recta y respingada y sus labios finos le daban un fascinante contraste a su masculinidad. Su prominente nuez de Adán se movía de vez en cuando mientras dormía. Su cabello estaba desaliñado y le caía sobre su frente, dándole un estilo descuidado a su rostro. Sus musculosos brazos sostenían a la mujer de manera protectora.
Aunque la mujer estaba enredada entre los brazos del hombre con su rostro escondido sobre su pecho, a juzgar por la figura esbelta y la pequeña barbilla que asomaba por debajo del brazo del hombre, parecía ser bastante hermosa. Ella podría medir un poco más de un metro setenta centímetros de altura. Sus largas y estilizadas piernas estaban entrelazadas con las fuertes piernas del hombre. Su delgada cintura provocaba en cualquiera la urgencia de sentir su piel satinada. Sus brazos rodeaban la cintura del hombre. Aquel cuerpo tan delgado, pero inusualmente encantador, hacía que cualquier hombre se enamorara de ella.
La cabeza de Aden Morrison comenzó a punzarle y se sentía muy pesada, por lo que él gimió y trató de presionarse las sienes con el pulgar y el índice. Sentía como si sus párpados estuvieran pegados. No recordaba cuándo había sido la última vez que había bebido de esa forma. Sin embargo, la noche anterior había estado ya justificada, pues había estado de mal humor. El día anterior, su padre le había pedido que regresara a casa para cenar, pero Aden no esperaba que este le obligara a romper con Gianna Cullen. Jamás podría romper con una mujer como ella. Gianna era sin duda alguna su verdadero amor. Al verlo que se había negado, su padre utilizó el puesto de gerente general como moneda de cambio para obligarlo a dejar a su amada. Si no la dejaba, entonces le cedería el puesto de gerente general a su hermano mayor Weston Morrison. El solo pensar en ello hizo que Aden frunciera el ceño.
¡Bah! Sin duda él quería tener ambas cosas, aquel puesto y a la chica. No había nada que lo hiciera cambiar de parecer en cuanto a sus objetivos. Aden se encargaría de conseguir ambas cosas, por las buenas o por las malas.
Él se calmó un poco al pensar en Gianna, por lo que, se abrazó a ella con más fuerza, frotó el lado de su mejilla en su cabeza y usó sus piernas para acercarla hacia él aún más. Al ver que la mujer se acurrucó en sus brazos, el hombre sonrió. Solo su amada podía contentarlo cuando él estaba de mal humor. A pesar de que anoche había bebido demasiado, sin duda se lo había pasado bien. Sin embargo, no sabía si ella estaba lastimada o no.
En ese momento, abrió los ojos y miró a la mujer dormida para despertarla con un beso y a su vez, frunció el ceño. ¡Un momento! Aquella mujer no era su amada. En ese instante, recordó que la noche anterior, esa mujer había estado muy callada y tímida. Entonces, con un movimiento, empujó a la chica lejos de él. Sus pupilas se le dilataron y parecían un par de oscuros estanques sin fondo.
El empujón tan fuerte despertó a la joven.
Janiya Hamilton sintió la brillante luz del sol que iluminaba la habitación y se cubrió los ojos con las manos. A ella también le dolía la cabeza, por lo que frunció el ceño y se frotó las sienes. A su vez, le dolía el cuerpo, sentía como si acabara de correr un maratón. Entonces, gimió y abrió lentamente los ojos.
Comenzó a mirar a su alrededor como si tratara de adivinar a dónde estaba. Pero, antes de que pudiera reaccionar, una mano grande y fuerte la tomó de su delgado cuello.
"¡Cómo fuiste capaz!". Aquella mano le pertenecía a un cuerpo muy sexy. Él era muy guapo y su voz era profunda y muy atractiva, sin embargo Janiya no estaba en la mejor posición como para apreciarla.
"¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres?". La chica estaba haciendo todo lo posible por recordar lo que había sucedido la noche anterior. ¿Por qué todo a su alrededor le parecía tan extraño? ¿Había sido secuestrada?
"¿Crees que por el hecho de subirte a mi cama te convertirás en mi mujer?". Aden estaba tan enojado que apretó su agarre, parecía que la iba a estrangular.
A pesar de que estaba enojado, se percató de que la mujer frente a él era hermosa y eso que ni siquiera estaba maquillada. Pero, el joven había visto ya innumerables bellezas, ¿acaso se pensó que solo por tener un rostro hermoso podía subirse a su cama?
Sin embargo, en esos momentos, Janiya no podía respirar y tenía miedo de morir, por lo que comenzó a luchar con fuerza y trató de obligar al hombre a que la soltara, pero ¿cómo podía una mujer tan frágil escapar ante la fuerza de aquel individuo?
Cuando Aden se dio cuenta de que la mujer se había puesto pálida y de que poco a poco dejaba de luchar, la soltó y se limpió la mano con disgusto.
De inmediato, Janiya llevó sus manos a su cuello y jadeó por aire; comenzó a toser y sus lágrimas comenzaron a correrle por sus mejillas.
El hombre solo observó que no dejaba de toser en la cama. Su rostro parecía amenazador y sus ojos le brillaron con un dejo de disgusto. "Si vuelves a seducirme la próxima vez, me aseguraré de que no vuelvas a ver la luz del día".
Aden no era la persona más inocente ya que Gianna no era la única mujer con la que se había acostado, sin embargo, odiaba que las mujeres intentaran acercarse a él por interés. Las mujeres arribistas definitivamente no le interesaban. Sabía muy bien que su apariencia y su poder atraían a ese tipo de mujeres, como si se tratara de un imán. Aunque muchas intentaban todo tipo de trucos para llamar su atención, ella era la única que había planeado todo cautelosamente y se había subido con éxito a su cama.
Cuando Janiya finalmente pudo recuperar el aliento y la sensación de la muerte desapareció, se dio cuenta de lo que estaba pasando.
Seguía jadeando cuando bajó la cabeza y se vio a sí misma, de pronto, rápidamente agarró la cobija y cubrió su cuerpo desnudo. En ese momento se dio cuenta de por qué le dolía el cuerpo, pues resultaba ser la primera vez que tenía sexo con un hombre. La cara de Janiya estaba roja de la vergüenza pues, ya no era virgen y para su desgracia, no recordaba nada.
Su tesoro más preciado, se lo había llevado el tipo que estaba frente a ella. Le quedaba claro que se había aprovechado y resultaba que ahora se estaba haciendo la víctima. Pero jamás lo perdonaría. "Bastardo, no creas que te saldrás con la tuya. ¿Crees que lo que has hecho... se quedará así? ¡Me violaste! ¿Entiendes? Además, ¡yo no fui quien planeó acostarse contigo! No recuerdo absolutamente nada de lo que pasó. Definitivamente fuiste tú quien me tendió una trampa. Te demandaré y me aseguraré de que te pudras en la cárcel".
Janiya comenzó a mirar a su alrededor frenéticamente y vio un teléfono en la mesita de noche. Rápidamente, lo tomó y marcó el número de policía, pero él le arrebató el teléfono tan pronto presionó el botón de llamada.
Aden se le quedó viendo al teléfono cuya llamada había sido tomada y después la miró y se dio cuenta de que estaba asustada pero también muy enojada. Él frunció el ceño y presintió que definitivamente algo andaba mal.
"¿Comisaría de la ciudad?".
La voz del oficial del policía al otro lado de la línea llegó claramente a los oídos de Janiya, por lo que comenzó a gritar: "¡Auxilio señor! Me encuentro en el club Pasión. ¡Por favor sálveme! ¡Dese prisa!".
Desafortunadamente, el otro cortó la llamada antes de que pudiera completar su oración. Ahora, Janiya no estaba segura de cuánto había escuchado el oficial de policía. Solo podía rezar para que este hubiera escuchado todo lo que ella le había gritado.
Aden se le quedó mirando a la mujer, quien estaba muy enojada, y le dijo de manera tajante: "¿Qué no planeaste todo esto para subirte a mi cama voluntariamente?".
Janiya lo miró atónita y pensó: '¿Quién se cree que es?'. Mientras se miraban el uno al otro, ella se percató de repente de que el hombre que estaba frente a ella le resultaba muy familiar. Definitivamente, lo había visto antes, pero ¿en dónde?
Espera un segundo... ¿Su padre no le había mostrado una foto de él? "¿Qué no eres Aden Morrison, Gerente General del Grupo Glory?".
Aden no dejaba de mirar a la chica. Permanecía callado e inmóvil, parecía una estatua. Trataba de averiguar si ella estaba actuando o si realmente no tenía idea de lo que había sucedido la noche anterior.
Janiya solo miraba a su alrededor. La habitación del hotel estaba decorada de una manera exquisita, lo que denotaba que el lugar era bastante caro. La ropa que se hallaba esparcida en el suelo había sido confeccionada a mano en Italia, por lo que estaba segura de que el hombre frente a ella era sin duda Aden.
"Como ahora estoy segura de que eres el gerente general del Grupo Glory, ¿puedes decirme qué diablos hago aquí? ¿Qué fue lo que pasó entre nosotros?".
Janiya tenía tantas preguntas en su cabeza en ese momento, pero lo que más le importaba era saber lo que hacía ahí. Al notar la expresión de Aden ante la situación, ella se dio cuenta de que quizá él tampoco lo sabía. ¿O habría la posibilidad de que estuviera actuando? Sin duda, estaba muy confundida.
El otro la observaba detenidamente. Por más que la miraba no podía divisar ningún tipo de culpa o actuación en su rostro. No observaba nada más que sus ojos llorosos que reflejaban incomodidad y confusión. Él continuó observándola, sus ojos se llenaban de pánico y se hacían cada vez más grandes.
"Si no sabes por qué estás aquí, entonces, ¿qué es lo que recuerdas?".
Aden desvió su mirada y dirigió su atención hacia la ropa que yacía sobre el suelo. Era evidente que la mujer tenía un muy buen gusto. Cada prenda tenía etiquetas costosas. Definitivamente era una persona adinerada. Como él pertenecía a la clase privilegiada, conocía a todas las chicas de ese círculo en la ciudad Asopool, pero estaba seguro de que no había visto a esta mujer antes.
Al notar que Aden la estaba mirando, Janiya apretó la sábana, se estremeció en la cama y decidió ignorar tanto el dolor como la tristeza que sentía a causa de la pérdida de su virginidad. Se estaba obligando a ordenar sus pensamientos y trataba de ser lo más racional posible en lugar de desorientarse.
Janiya se había graduado en el extranjero y acababa de regresar el día anterior. Su media hermana Jayla le había insistido que se reunieran a cenar. Aunque Janiya estaba cansada debido al viaje, ella pensó que era una buena idea el reunirse en un restaurante que estaba ubicado en el primer piso del club Pasión. Se lo habían estado pasando muy bien, pero, de repente, comenzó a sentirse un poco mareada. Recordaba que Jayla le había dicho que ella había reservado una habitación en el piso de arriba para que descansaran, en caso de que se sintieran cansadas de pronto. Janiya tomó agradecida la tarjeta y se dirigió a la habitación.
Mientras subía las escaleras, sintió que su cabeza le pesaba cada vez más. Tan pronto como encontró el número de la habitación, accedió a ella. Después de hacerlo...
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