Existe el dolor en mi estómago, desde las cuatro de la mañana hasta aquí, en la mesa con el ordenador y algunos cables desordenados que hacen posible esta obra. De inmediato esa palabra se presenta como una construcción, algo que está a punto de hacerse o ya se está haciendo, crearse, sensación de novedad, impulso de originalidad. Sin embargo, esta es mi vida, una obra que aún no acaba y que se va constituyendo con sucesos ya hechos a contragolpe del tiempo, inmodificables, que están ahí para ser descritos por su interprete; yo y mi demasiado yo. Bueno, esta es una presentación a lo que oportunamente encontré de tantas influencias que he tenido últimamente, mucho de lo bueno a pesar de no merecerlo, vagancia y exaltación de un sentimiento que estoy acomodando a mi realidad. El entrañamiento del amor y su incógnita para presentarse concretamente en mi mente y espacio, ese es el impulso, valor que voy tomando como compañero para justificar las cosas que antes no hacía por una visión repetitiva del modelo social que va supuestamente actualizándose. Y debo afirmar que los demás (personas), a pesar de ser pocos y no tan constantes en mi vida, igual son participes, sea cosa especial o no, presiento muchos puntos donde los que están hacen un revuelto con mi camino, enmarcándolo hacía algo que no quiero, pero necesario para pertenecer. Sí, porque esto está relacionado con la pertenencia, la identificación, la sobrevaloración que uno siente cuando contempla su soledad para encontrar algo con que darle juicio a su existencia. Ese momento de demasiado egoísmo, necesario para seguir redirigiendo las acciones que aparentan ser viables hacía lo extraordinario.
Me gustaría describir por completo cada detalle de cómo fui creado, o al menos tener el valor para preguntarle a mi madre sobre ello. Aunque sí lo he hecho antes, preguntar y pensar por qué nací así con esos pormenores no tan comunes; diferente. Poco más o menos a ser recibido en un hospital público o privado, sea la circunstancia de cercanía que amerite la inmediatez del parto.
Objetivamente me apresuré y fui una bomba de tiempo que en cualquier momento iba a colapsar, por ello no llegué a ningún hospital y no tuve de apoyo al obstetra que estuvo en el camino de mi madre hasta el punto donde nazco.
Hubo mucha improvisación y desesperación, estaba en un lugar que no conocía pero que iba a conocer y convivir con los que querían verme vivo, ya sea desde la perspectiva tierna o con intereses particulares que giran en torno a un desarrollo prodigioso. Siempre apegado a mi madre y olvidado de toda presencia de mi padre, aunque de eso no era consciente y tampoco necesitaba algo de sí para dar un apego inconsciente para requerirlo. Ello no es anormal, hay un porcentaje casi equilibrado de este tema en mi país con respecto a nacer con una familia disfuncional, así que me mantenía algo ahí bien.
Otro dato fue que demoré mucho en salir, tal vez porque el proceso con el que me estaban sacando del vientre no era el típico y más raudo que supongo deben tener los hospitales y todo lo relacionado. Así también, ya que estaba de manera inversa en el vientre, primero salieron mis pies y era arriesgado hacer el parto de esa manera, pues, podía morir ahogado con los líquidos en los que me había ido creando por ocho meses.
Sobreviví, no lloré cuando ya estaba completamente expuesto al mundo y sus componentes químicos exteriores que compartía con los demás de mi especie. Esto de no llorar no era algo a propósito dado de mí mismo control, sino que estaba muriendo; no me adapte rápidamente al ambiente y no reaccionaba al supuesto susto de existir. Recién en ese momento fui de camino a un hospital cercano para ponerme en una de esas incubadoras para ver qué pasaría con mi vida, si ahí concluía todo o seguía siendo un diminuto humano sin consciencia, sin fuerza ni otra cosa especial.
Otra vez sobreviví, gracias a la tecnología. Sin embargo, iba reproduciendo más problemas dentro de la incubadora, dilemas que igualmente nacían a mi lado, la dificultad para respirar encasillado en un concepto nombrado asma, que dentro de ello no tenía cura. Nuevamente al borde de la muerte, condicionado desde el inicio; pero pensándolo bien, nacer ya presupone varias probabilidades para caer, rendirse al mundo con todas sus opciones de desaparecer sea cual sea la potencia que se haya predestinado entre dichos en cualquier concepción.
Fue un mes difícil, costo mucho mi existencia, no hay más. Se acabaron los detalles, lo difícil me sucumbió, me hizo ver débil desde el comienzo, empecé con el pie izquierdo y posta coincidencia, tendía a ser zurdo; aun cuando todos me tenían esperanza iba decayendo con mis propias acciones estúpidas. Me escapaba para experimentar mis primeras caídas y chupaba demasiados objetos, a alguien se le ocurrió comentar que nunca había conocido a alguien como yo.
Endeble, asmático, zurdo, sin padre, sin sustento estable de herencia económica, sin nombre y con mucha aspiración para reírse, travieso, empático, refunfuñón a tope al no comer. Tierno con los canarios, visceral con la ropa, creativo con las plastilinas, y más. Todo ello me describía a lo largo de un mes, yo no, era un bebé usando pañal, hay personas que andaban viéndome y al parecer estudiándome. Eso de lo económico era porque mi madre fue muy joven al tenerme y sus padres no la apoyaron, por ende, a mí tampoco. A parte, quién me ayudaría con tantos problemas, darme importancia era soltar dinero para disminuir mis dificultades, regalarme directamente uno de esos tubos grandes que usan los que sufren de asma, ya que sin ello no podía respirar, y menos vivir.
Siendo yo y mi madre, no estuvimos solos. Ella trabajaba, en su trabajo y trabajando nací. Era una nana completa, cuidaba a otro nene un poco mayor y hacía los quehaceres completos de una casa. Me dejaron nacer y vivir ahí, la familia de aquella casa apoyó demasiado a mi madre, por consiguiente, a mí también; mucho más de lo que podría describirse lo simple. Me dieron de todo, y continuamente iba acostumbrándome a ese bienestar, un inicio de tener todo lo que mi diminuta cabeza deseara.
El mundo metafísico se derrumba con los hechos perturbadores, no obstante volver a ese círculo es posible con la solidaridad que pocas veces se encuentra por ahí. Es cuestión de esperar lo inesperado para poder de alguna manera renacer.
El mayor arrepentimiento de Valerie es que aceptó trabajar como secretaria personal de Edwin. Resultó que la lealtad no significaba nada para él. Cuando se cansó de ella después de todo lo que ella había hecho por él durante los últimos cinco años, la transfirió a una sucursal sin pestañear. Se dijo que el trabajo en la sucursal era más difícil. Sin embargo, Valerie se regocijaba en cada momento. Estaba feliz de haber finalmente deshecho de ese malapata. Lejos de su jefe desagradable, la vida de Valerie ha experimentado muchos cambios: un chico guapo la invitó a salir. Mientras tanto, descubrió que su padre era un multimillonario moribundo. Solo tuvo que asentir con la cabeza para heredar su fortuna. Mientras Valerie disfrutaba de su nueva vida, sus caminos se cruzaron unos días después durante un cóctel. Edwin, que estaba tan absorto en sí mismo, se burló: "Veo que todavía no te has recuperado. Incluso me seguiste a esa fiesta. ¿Cómo puedes ser tan obstinada?". Valerie se rio de eso y chasqueó la lengua. "Hola, Edwin. No recuerdo haberte invitado aquí". "¿Qué estás diciendo? Oh, veo que la angustia ha afectado tu cerebro. Debes ir a ver al médico", replicó Edwin con una sonrisa irónica.
Durante dos años, Bryan solo vio a Eileen como asistente. Ella necesitaba dinero para el tratamiento de su madre, y él pensó que ella nunca se iría por eso. A él le pareció justo ofrecerle ayuda económica a cambio de sexo. Sin embargo, Bryan no esperaba enamorarse de ella. Eileen se enfrentó a él: "¿Amas a otra persona y siempre te acuestas conmigo? Eres despreciable". En cuanto ella firmó los papeles del divorcio, él se dio cuenta de que era la misteriosa esposa con la que se había casado seis años atrás. Decidido a recuperarla, Bryan la colmó de afecto. Cuando otros se burlaban de sus orígenes, él le dio toda su riqueza, feliz de ser el marido que la apoyaba. Eileen, que ahora era una célebre CEO, lo tenía todo, pero Bryan se encontró perdido en otro torbellino...
Carolina Navarro fue obligada por su padre a casarse con un hombre desfigurado para salvar a su familia de la ruina. Maximo Castillo tenía todo lo que cualquiera deseaba, hasta que un accidente aéreo destruyó su cuerpo, su alma y su relación, haciendo su vida desesperada. Sin embargo, independientemente de eso, todavía necesitaba una esposa y un heredero. ¿Podría funcionar un matrimonio entre estas dos personas? ¿Sería solo un matrimonio de conveniencia o crecería el amor entre dos almas heridas?
Para cumplir el último deseo de su abuelo, Stella se casó con un hombre al que nunca había visto. Sin embargo, los dos continuaron llevando sus vidas sin ser molestados. Un año después, Stella regresó a Seamarsh con la esperanza de conocer a su misterioso marido. Pero para su sorpresa, él le envió un mensaje pidiéndole el divorcio. Apretando los dientes, ella respondió: "¡Entonces divorciémonos!". Poco después, Stella se convirtió en empleada de Grupo Prosperity y trabajó directamente para el director ejecutivo del grupo, Matthew. Se decía que el apuesto CEO estaba casado y amaba mucho a su esposa. ¡Pero Stella no sabía que él era en realidad su misterioso marido! Decidida a centrarse en su carrera, Stella deliberadamente se mantuvo alejada del jefe, aunque no pudo evitar notar sus intentos de acercarse a ella. Un día, su marido cambió repentinamente de opinión y se negó a seguir adelante con el divorcio... ¿Cuándo descubriría Stella que Matthew era su marido? En medio de una mezcla de dulzura y mentiras, ¿adónde los llevaría el destino?
Lenny era el hombre más rico de la capital. Estaba casado, pero su matrimonio no tenía amor. Accidentalmente tuvo una aventura de una noche con una extraña, por lo que decidió divorciarse de su esposa y buscar a la chica con la que se acostó. Juró casarse con ella. Meses después del divorcio, descubrió que su esposa estaba embarazada de siete meses. ¿La mujer lo engañó? Scarlet estaba buscando a su esposo, pero, por error, los dos pasaron una noche apasionada. Sin saber qué hacer, se escapó presa del pánico, pero luego descubrió que estaba embarazada. Justo cuando estaba lista para explicar lo que le había sucedido a su esposo, este le pidió el divorcio. ¿Descubriría Lenny que la extraña chica con la que se había acostado era en realidad su esposa? Más importante aún, ¿su matrimonio sin amor mejoraría o empeoraría?
Rhonda era una chica que amaba demaisado. Después de que su novio de varios años perdiera su trabajo, ella no dudó en apoyarlo económicamente. Incluso lo mimó, para que no se sintiera deprimido. ¿Y qué hizo él para devolverle el favor? ¡Engañó a Rhonda con su mejor amiga! Ella estaba tan devastada. Para hacer que su ex infiel pague, aprovechó la oportunidad para casarse con un hombre que nunca ha conocido. Eliam, su esposo, era un hombre tradicional. Él le dijo que él sería responsable de todas las facturas de la casa y que ella no tendría que preocuparse por nada. Rhonda se rio de él y concluyó que era uno de esos hombres a los que les gusta presumir de su habilidad. Pensó que su vida de casada sería un infierno. Al contrario, Eliam resultó ser un esposo cariñoso, comprensivo y hasta un poco pegajoso. Él la animó a ascender en la escala profesional. Además, la ayudaba con las tareas del hogar y le daba carta blanca para decorar su hogar. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a apoyarse mutuamente como un verdadero equipo. Eliam sabía cómo resolver los problemas de la vida. Nunca dejaba de acudir en ayuda de Rhonda cada vez que ella estaba en un aprieto. A primera vista, parecía un hombre común, por lo que Rhonda no pudo evitar preguntarle cómo podía poseer tantos conocimientos acerca de diferentes áreas. Pero Eliam siempre ha logrado esquivar esta pregunta. En un abrir y cerrar de ojos, Rhonda alcanzó la cima de su carrera gracias a la ayuda de su esposo. La vida les iba bien hasta que un día, Rhonda encontró una revista de negocios global. ¡El hombre de la portada se parecía exactamente a su marido! ¡Qué significaba eso! ¿Eran gemelos? ¿O le estaba ocultando un gran secreto todo este tiempo?