En un oasis árabe donde el odio y la ambición decoraban las normas de comportamiento. Bajo el sol del dolor y los traumas de un pasado que nadie conoce, hundidos en los mares de la desesperación por conseguir sentirse alguna vez en la vida una persona normal, se encuentran ellos... Protagonistas del dolor. Cuando una mujer hermosa deshecha por grandes abusos y un árabe despiadado que todas desean y ninguna ha tenido, se unen en un matrimonio sórdido, turbio e impuesto, del que solo saldrán si uno de los dos muere, todo se convierte en polvo dentro del desierto corazón de ambos. ¿ Podrá ella alumbrar su propia oscuridad con las sombras que quedan del hombre que él algún día fue?... ¿Podrá él encontrar en ella la cura a tanto dolor y el cese a tanta sangre derramada por sus propias luchas?... A causa de que el hermano de Sabrinna estropea los negocios de tres poderosos árabes, ella y su hermana se ven obligadas a casarse con dos de ellos y esto, solo se vuelve una guerra nunca antes vista entre el pasado, el presente y el futuro de todos los que viven dentro de aquel palacio donde la sangre, la pasión y el amor, serán el amortiguador perfecto para un rumbo turbulento hacia las verdades más ocultas entre mentiras desgarradoras.
Sentada en el alféizar de mi ventana, alejada del bullicio del salón de nuestra casa en Marruecos miraba con los ojos llenos de lágrimas inderramables, las heridas que rodeaban las aureolas de mis pezones, heridos por sus garras dentales.
Cada noche que llegaba frustrado, mi hermano violentaba una zona específica de mi cuerpo y con una daga en mi garganta me impedía siquiera quejarme.
Solté un quejido bajito cuando la crema que le había robado a mi madre del botiquín me ardió en las heridas de mis pechos y mordí mis labios, sabiendo desde siempre que mi silencio era mi única arma en la lucha por sobrevivir.
Sabía que nadie me creería y en la cultura a la que obedecían, mi padre mi hermano y por obligación mi madre, la mujer no era escuchada y sí era objeto del deber, más que otra cosa. Y mi deber era obedecer a un mayor, en cualquiera que fuera su deseo.
Contaba los días mirando el horizonte para que algún hombre, el que fuera, no importaba nada, me pidiera en matrimonio y la crueldad incestuosa fuera apartada de mí como si la hubiesen arrancado de raíz.
Los hombres árabes eran muy celosos de sus mujeres y por muchas que tuvieran, ellas eran solo suyas y eso, era justo lo que mi venganza exigía... Distancia y castigo. Y su castigo sería estar sin mí.
Me hubiese gustado haber sufrido algún tipo de Síndrome de Estocolmo para haber podido sobrellevar aquello de manera menos horrorosa, pero nunca conseguí amar ni siquiera la parte oscura y tenebrosa de su ser.
Mientras todos abajo hablaban y se oían incluso gritos de protesta de mi hermana Savannah, yo mantenía la posición que había adoptado después de curarme, con las piernas recogidas y las rodillas flexionadas bajo mi barbilla. No podía dejar de pensar en la noche anterior. En sus manos en mi cuerpo. Su boca mordiendo mis pechos, sacando sangre para beber como el psicópata que era y las embestidas contra la pared, haciéndome saltar en el lugar mientras apretaba mis labios contra su mano y mis pies se despegaban del suelo con cada empujón a mi ano.
Era virgen sí... A mis dieciocho años y soltera aún no podía permitirse tomar mi flor, pues sería la deshonra de la familia, pero todo lo demás lo había tomado repetidas veces y el ardor de su dominio, aún laceraba mi conciencia y oscurecía mi corazón, como si una negra y venenosa hiedra se fuera extendiendo por toda mi alma hasta dejarla en la absoluta penumbra.
Acomodé mi pelo negro y crespo, largo hasta mí cintura sobre mi hombro derecho y recosté mi frente sobre el cristal frío de mi ventana, esperando que aquel animal viniera por mí, para bajarme a la sala en cualquier momento pues sabía desde la noche anterior, que algo había sucedido y él nos daría a mi hermana y a mí como garantía de pago.
Nada importaba. No tenía deseos personales más allá de huir de él y salir de mi calvario bajo su techo donde mi padre no hacía nada por impedirlo y mi madre ni siquiera sabía o podía hacerlo. Pues no tenía idea del abuso al que estaba sometida su hija pequeña.
Mi madre era una mujer occidental atrapada debajo de un burka que la deslumbró en su momento pero con los años, se volvió su prisión más despiadada. Perdiendo todo el derecho a la libertad que tienen las mujeres occidentales, se casó con un árabe viudo y con un niño pequeño de cinco años que pasó a ser el hermano mayor de sus hijas... Mi hermana y yo, que habíamos nacido en Italia pero fuimos criadas en Marruecos como la cultura de nuestro padre y hermano regía.
Con los años habíamos crecido rebeldes y a pesar de solo llevarnos diez meses de edad, éramos una, a la hora de desarrollar ideales y desde luego no los habíamos desarrollado a favor de la cultura del Islam.
Habíamos sido la causa de muchas peleas de nuestros padres y con un esfuerzo enorme por nuestra madre, logramos que papá nos dejara vestir en casa como las mujeres italianas que no podríamos ser jamás. Y los burkas, solo los usábamos para ir a las escuelas, y al terminar la enseñanza media, nos habían impedido seguir estudiando, según papá debíamos ser buenas esposas y eso, lo teníamos que aprender a ser en casa, con mamá. Así que la mayor parte del tiempo nos vestíamos como chicas normales pues siempre estábamos en casa, educándonos para ser esposas, más que nada.
Y ahí estaban otra vez. Sus pasos. Esos sonidos inconfundibles que azotaban las escaleras que lo llevaban a mi habitación.
Me gustan pensar que el suelo aullaba herido, cada vez que lo sabía viniendo hasta mí, empatizando con mi dolor. Era una estupidez de mi mente y lo tenía claro, pero disfrutaba pensando que al menos un elemento del universo lloraba mi pena por mí, que no podía hacerlo.
Ya no me resistía, sabía que no podía. Incluso quedaba marcada si lo hacía y mi futuro esposo no me querría si tenía un cuerpo desagradable para su vista. Ya tenía dos cicatrices en mis nalgas y bajo un pecho, pero la amenaza seguía en el aire y no le podía permitir más marcas o me devolverían a su dominio aún estando casada y eso le daría acceso para siempre a mí, y a la única zona de mi cuerpo que nunca había poseído.
Sin mirarlo lo sentí entrar, y cerrar con llave. Abajo se oía aún el bullicio y algo grande estaría pasando para que aquella algarabía no se aplacara y mi padre permitiera escándalos en la casa.
- Ven aquí - su voz activó la sumisión en mí y desactivó la rebeldía en un mismo tono. Estaba muy bien entrenada por él, desde hacía tres años y... lo sabía.
Mi vestido largo rozó el suelo cuando mis descalzos pies tocaron la alfombra y caminé hasta estar delante suyo, que ya se quitaba el cinturón y lo sostenía doblado sobre su mano derecha.
- Prometo que volverás a mí y con mis propias manos lo mataré solo por haberte tocado en este tiempo - me había tomado del cuello y me mantenía inclinada hacia atrás, mirando fijamente sus negros ojos, casi idénticos a los míos - si te atreves a amarlo - amenazó subiendo mi vestido y con su daga desgarrando mi ropa interior sin siquiera mirar, estaba tan estudiado todo, que tenía cajones ropa íntima nueva que el mismo compraba para mí- si decides contarle - me dió la vuelta soltando mi cuello para agarrar mi pelo e inclinarme sobre la cama, con las rodillas en la esquina del colchón y su miembro en la entrada herida de mi ano - esto... - se hundió hasta el fondo de mí y ni un sonido le dí el placer de emitir, solo cerré mis ojos y aguanté la respiración porque sabía que me presionaba contra la cama para que me faltara el aire y cuando casi me asfixiaba, se detenía y encontraba su liberación, y por defecto la mía - será solo el principio de lo que haré con la zorra de tu madre y luego te mandaré su corazón a donde sea que estés, hasta que vuelvas conmigo - choque tras choque lo sentía apretar más mi pelo y darse en su espalda con el cinto, latigazo tras latigazo - y te aseguro que volverás a mí. Tenga que matar a quien tenga que matar.
Baxter y Naiara son los hijos de cuatro amigos que aunque se tratan como una gran familia, mantienen a sus hijos alejados uno del otro hace mucho tiempo. Ellos guardan un gran secreto que les obliga a mantener las distancias entre los chicos y ellas, sus madres..., ellas ignoran que si sus hijos se llegaran a enamorar podrían volver a abrir una caja de Pandora hace años cerrada. Los secretos, los miedos y los misterios vienen de vuelta cuando Baxter secuestra a Naiara, la hace su mujer ante los ojos de la mafia más poderosa del momento y a escondidas de sus padres se apropia de ella. Naiara no le perdona por robarse su vida, acabar con el amor que un día soñó; pero la pasión es más fuerte que ambos y pronto los dos sabrán el error que han cometido y la herencia que les espera, rodeados de un ya legendario odio. La apasionante saga continúa y de ambos lados se ajustarán cuentas pendientes, y... fantasmas del pasado volverán en la nueva entrega del universo de la mafia rusa.
Cuando Emma Thorne es obligada a casarse con un conocido Duque, jamás pensó que estaría siendo entregada a un verdadero demonio. Un suceso inesperado la pone en libertad y huye tan lejos como puede pero el destino y la sombra de su esposo siempre la perseguirán. ¿Habrá ido lo suficientemente lejos de él como ella cree o estará precisamente entrando en la madriguera de la bestia? Y él, ¿será aquello que aseguran que es? Cuando la vida de ambos se encuentre en una nueva encrucijada, las llamas de una gran pasión cobrarán vida entre engaños y misterios de un pasado tormentoso.
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Con el corazón roto y una enorme traición por parte de la mafia rusa, Nikky ha dejado todo y a todos los que ama para irse lejos con su hijo. Unas extrañas fotos junto a mensajes ocultos entre pistas extrañas le hacen volver a su vida anterior con toda la intención de vengar la muerte de su marido. Los rusos no están listos para tener a la dama de la mafia más grande del país de regreso y ella..., ella crea nexos con peligrosos hombres que sumados a los que ya la desean la traen de vuelta a donde pertenece. En medio de un enorme retorno ocurre la Resurrección Rusa. ¿Estarán todos listos para saber lo que eso significa? Cuando la explosiva rubia pisa la ciudad hasta el mismísimo presidente del gobierno teme la represalia de la mujer más importante de la mafia. Ella no es cualquier enemigo pero y él...¿Quién es él y que quiere de ella? El dueño de culpable de esas pistas hará que la catedral del placer renazca de sus cenizas y el peligro sea más grande. Secretos...Viejas pasiones...Nuevos amores y mucho más en esta explosiva secuela fuera de serie. Ni siquiera la muerte puede acabar con un gran amor.
Lucas Salvatore es un hombre con una cuenta pendiente que saldar. Después de ocho años, es tiempo de cobrar esa deuda. Sin embargo, Ginna sigue removiendo sentimientos en él, ¿Podrá llevar a cabo sus planes sin salir lastimado en el intento? Gianna Bianchi ha sufrido la pérdida de seres queridos, incluyendo el perder al amor de su vida. Él cree que se fue de su lado por no amarlo, pero Gianna solo quería evitarle sufrimiento al hombre que amaba. Años después, debe verle a la cara y aceptar el chantaje para así salvar lo que le pertenece. Podrá Ginna ayudarle, y alejarse sin que él descubra el secreto de porque se fue hace años. Ambos lucharán contra lo que sienten y quizás pierdan de nuevo sus corazones en una batalla de voluntades. Te invito a disfrutar de Lucas y Gianna. Dos almas dispuestas a luchar para obtener lo que quieren, ¿Lo lograran?
Hace dos años, Ricky se vio obligado a casarse con Emma para proteger a la mujer que amaba. Desde el punto de vista de Ricky, Emma era despreciable y recurría a artimañas turbias para asegurar su matrimonio. Por eso mantenía una actitud distante y fría hacia ella, reservando su calidez para otra. Sin embargo, Emma amaba a Ricky de todo corazón durante más de diez años. Cuando ella se cansó y consideró la posibilidad de renunciar a sus esfuerzos, Ricky empezó a tener miedo de perderla. Solo cuando Emma estaba muriendo, embarazada, él se dio cuenta de que el amor de su vida siempre había sido Emma.
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