Oscar Wells vive atormentado por las decisiones de su pasado, sin esperarlo, llegara una oportunidad de redimirse. Alguien importante para él le ayudara a cambiar su presente, debera tomar decisiones que no solo lo afectaran a él, tambien a sus personas mas queridas. No siempre podremos lidiar con la muerte de un ser querido, pero como enfrentamos el hecho de que tal vez, nunca se fueron? Advertencia: Adicción, uso de drogas, escenas para adultos, violencia, uso de armas, muerte y enfermedades psicológicas.
Era la 1 de la mañana, en un bar lleno de borrachos, distribuidores de drogas, adolescentes disfrutando de su libertad bailando al ritmo de la música y claro, no podemos olvidar a aquellos que solo van a ahogar sus penas en alcohol.
Sentado en la barra se encuentra Óscar Wells, un chico de 28 años, piel morena, cabello azabache y ojos color marrón. Llevaba una chaqueta de cuero negra, camisa blanca, jeans azules y botas de cuero.
Iba por su quinto vaso de whisky cuando nota a una pelirroja entrar al bar. Oscar sonríe y termina su trago. Se levanta y se dirige hacia el baño, asegurándose de que no haya nadie dentro del baño, saca una pequeña bolsa de su bolsillo trasero. Vierte un poco del polvo blanco en el mármol del lavabo y con una tarjeta de crédito hace dos líneas ligeramente delgadas, las cuales inhala con un billete enrollado.
Una vez acabado con su ritual de preconquista, Óscar regresa a la barra a pedir otro trago de whisky, nota a la pelirroja sentada en el asiento que él acababa de abandonar y se acerca detrás de ella, posa su mano en su espalda mientras se inclina a pedirle al bartender su bebida y al notar que la chica no le rechaza el contacto le dirige una sonrisa de medio lado.
"Tal parece que esta noche dejaron el cielo sin vigilancia" Dijo Óscar, al notar el rostro confuso de la joven continuó "habría que avisarles que se les logró escapar un ángel de cabellera pelirroja" terminó con un guiño.
La chica se sonrojó y rió ante el piropo.
"¿Puedo invitarte un trago?" Preguntó Óscar.
"Claro. Un martini por favor" Le respondió ella.
"Vale" Sonrió Óscar, le dijo su pedido al bartender cuando este regresó con su bebida. Luego se sentó junto a la chica.
"Mi nombre es Óscar" Le dijo mientras extendía su mano hacia ella.
"Clarissa" respondió tomando su mano.
"Que nombre tan hermoso" Respondió.
"Bueno, me alegra que te guste, puedes repetirlo toda la noche si gustas" Le susurró al oído Clarissa en tono seductor.
Oscar solo sonrió, pagó por los tragos y la guío hasta la puerta del bar, caminaron hasta un callejón y comenzaron a besarse.
"¿Vives cerca?" Preguntó Clarissa.
"vivo a unas cuadras, vamos" dijo él con prisa, subieron a su moto en camino al pequeño apartamento de Óscar.
Besándose apresuradamente llegaron a la habitación donde pasaron toda la noche. Al llegar la mañana Óscar sale de la habitación usando solo unos boxers negros. Se sienta en el sofá y debajo de los cojines saca una bolsa como la del baño del bar. Procede a repetir las acciones de la noche pasada y cierra los ojos recostando su cabeza en el espaldar del sofá.
"Wow, esta vez sí que saliste de tu zona de confort Ossy" Escuchó una voz decirle al oído.
"No Estrella, esta vez no podrás comentar sobre mi conquista" Respondió Óscar sin inmutarse ante la voz femenina.
"Ja! ¿Y por qué no? Las usas para intentar olvidarme y mirate, nuevamente estás hablando conmigo" Le respondió la voz en tono burlón.
Óscar abrió los ojos, observó el techo unos segundos, suspiró y bajó la mirada para ver la figura de una chica en sus 23 años, piel morena, cabellos rulos color marrón y ojos color miel, usando un vestido negro con pequeños girasoles sentada sobre la mesa de café. La admiró durante unos minutos y luego decidió levantarse sin responderle.
Estrella se levantó molesta por ser ignorada y siguió a Óscar hasta la cocina, vió como tomaba leche directo del envase y volvía a guardarlo en el refrigerador.
"¿Seguirás ignorándome?" Le dijo Estrella mientras se cruzaba de brazos.
"Eres un producto de mi imaginación, no te ignoro a ti, me ignoro a mí mismo" Respondió Oscar con apatía mientras se volteaba a ver a Estrella y se recostaba en el refrigerador.
"¿Eso te lo dijo la psicóloga a la que te cogiste en Florida?" Preguntó Estrella con molestia.
"No, eso lo aprendí cuando acepté el hecho de que debía olvidarte" Dijo con calma Oliver.
"Ay cariño" dijo suavemente Estrella mientras se acercaba a Óscar y comenzaba a acariciar su pecho. "¿En serio crees que eres capaz de olvidarme?" Murmuró mientras lo veía con una sonrisa.
Estrella lo besó en el cachete y Óscar tomó aire como si tal acción le causará dolor. Estrella continuó besando su cuello, bajando hacia su pecho.
"¿Sigues teniendo ganas luego de anoche?" Preguntó Clarissa desde la puerta de la habitación.
Óscar abrió los ojos y vio su mano dentro del boxer, la sacó presurosamente y volteó a ver por todos lados en busca de Estrella.
"Considero caballeroso de tu parte el haberme dejado dormir" Dijo Clarissa mientras caminaba hacia él. "Pero no me molesta ayudarte con tu problemita" Se agachó frente a él y le bajó el boxer mientras le sonreía y mantenía contacto visual con él.
Con su mano acarició su miembro y dijo "¿Lo ves? Es mejor lo real que a lo que sea que te imaginaras"
"Claro" dijo Óscar con voz agitada.
Clarissa comenzó a hacerle un oral mientras él cerraba sus ojos y recostaba su cabeza en el refrigerador.
"¿Seguro que ella es mejor que yo?" Susurró una voz a su oído.
Óscar volteó y pudo ver a Estrella sonriéndole a su lado. Comenzó a acariciar su pecho y besar su cuello. Óscar no iba a decir nada frente a Clarissa, aunque ella se veía muy concentrada en lo suyo, así que Estrella tomó provecho de ello.
"Solo déjate llevar y disfruta de ambas" Le dijo Estrella para continuar besándolo. Tomó una de sus manos y la guió a su centro, hizo que la tocará y sintiera su humedad. "¿Lo sientes? ¿Recuerdas cómo me dejabas pidiendo por más? Necesito que lo hagas una vez más" Le pidió Estrella al oído.
Óscar entró en ella mientras la veía y observaba cómo su rostro mostraba su placer. La escuchaba gemir cerca de su oído, sentía como sus uñas se clavaban en su brazo, juró que todo eso no podía ser producto de su imaginación.
"Vamos Ossy, estoy tan cerca, hazme correrme para ti" Susurró Estrella.
Óscar aumento la velocidad de sus estocadas y Estrella se estremeció gimiendo su nombre y arañando todo su hombro y brazo
Óscar, envuelto en tanto placer llegó al orgasmo con un gemido final, cerrando los ojos y jalando el cabello de Clarissa.
Al abrir los ojos Estrella no estaba allí y Clarissa tragaba el desastre que él dejó en su boca.
"Que gran estamina posees campeón" Dijo Clarissa mientras se levantaba. "Espero volver a encontrarte, pero por ahora debo irme, gracias por la linda noche" Besó sus labios y fue hacia la habitación.
Luego de unos minutos en los que Óscar tomó el tiempo de preparar un desayuno ligero, Clarissa salió de la habitación vestida con la ropa de la noche pasada, sin mirar hacia la cocina salió del departamento y lo último que pudo escuchar Óscar ante su partida fue la puerta cerrarse.
Óscar suspiró, sirvió el desayuno y se sentó en la mesa a comer. Observando un rato la silla vacía frente a él, observó su plato y luego volteó en dirección al sofá, tomando la bolsa e inhalando dos líneas más se sentó a desayunar y esperó.
Sintió como unos brazos rodeaban su cuello y besaban su cachete. "Huele delicioso. ¿Me guardaste un plato?"
Óscar sonrió y mientras tomaba una de las manos que estaba alrededor de su cuello dijo "Sabes que si mi estrellita. Sabes que si..."
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Eden McBride pasó toda su vida siguiendo las pautas de la sociedad. Pero cuando su prometido la dejó un mes antes de su boda, Eden deja de seguir las reglas. Una furia insaciable es justo lo que recomienda el médico para su corazón roto. No, en realidad no era así. Sin embargo, era lo que necesitaba Eden. Liam Anderson, el heredero de la empresa de logística más grande de Rock Union, era el tipo perfecto. Apodado el Príncipe de los Tres Meses porque nunca estaba con la misma chica por más de tres meses, Liam había tenido una buena cantidad de aventuras de una noche y no espera que Eden sea nada más que eso. Cuando se despertó y la encontró con su camisa de mezclilla favorita, Liam comenzó a estar irritado, pero extrañamente intrigado. Ninguna mujer había abandonado su cama voluntariamente ni le había robado. Eden había hecho ambas cosas. Necesitaba encontrarla y arreglar las cuentas. Pero en una ciudad de más de cinco millones de habitantes, encontrar a una persona era como buscar una aguja en un paja. No se vieron hasta que el destino los volvió a reunir dos años después. Eden ya no era la chica ingenua que era cuando saltó a la cama de Liam; en ese momento tenía un secreto que proteger a toda costa. Liam estaba decidido a conseguir todo lo que Eden le robó, y no fue solo su camisa.
Santino Rivas, es un exitoso abogado de 35 años que no ha perdido un sólo caso en toda su carrera. Se caracteriza por ser un hombre vanidoso, frívolo, narcisista, y por sobre todo alexitimico, es decir, que es una persona incapaz de sentir cualquier emoción que esté relacionada con el amor, impidiéndole demostrar nada que tenga que ver con ese sentimiento, motivo por el jamás se le ha conocido una pareja y esto lo ha llevado a ser el soltero más codiciado en el mundo de las leyes. Abril Evans, es una joven de 21 años quien al fallecer sus padres y quedarse a cargo de su hermana, que necesita una operación para volver a caminar, se ve obligada a dejar sus estudios y trabajar duro para poder juntar la cantidad de dinero que necesita. Con una personalidad totalmente opuesta a lo que es él, termina siendo completamente seducida y arrastrada a su mundo lujurioso donde deberá arrodillarse a los deseos de un hombre que se cree el amo supremo de su vida y de su cuerpo y quien para obtener de ella lo que desea, le ofrecerá un acuerdo al cual, aunque quisiera, no se podrá negar. Pagar la operación y el tratamiento completo de su hermana. Pero no todo es tan sencillo como parece, porque este contrato tiene tres reglas fundamentales que bajo ningún concepto ella debe infringir. 1 - Discreción: nada de lo que suceda en la intimidad de ambos debe filtrarse. 2 - Exclusividad: no puede estar con ningún otro hombre a no ser que él lo autorice. 3 - Cero Sentimentalismo: tiene prohibido enamorarse. ¿Aceptará Abril arrodillarse a los placeres sexuales, poco comunes, de Santino Rivas a cambio del dinero? y aun así ¿Podrán ser capaces de no quebrantar ninguna de esas clausulas? YA PODES ADQUIRIR TU LIBRO POR LA PÁGINA DE ÁMAZON.
La vida era un lecho de rosas para Debra, la hija del Alfa, hasta que tuvo una aventura de una noche con Caleb. Estaba segura de que él era su pareja designada por la Diosa de la Luna. Pero este hombre odioso se negó a aceptarla. Pasaron semanas antes de que Debra descubriera que estaba embarazada. Su embarazo fue una vergüenza para ella y para todos los que amaba. No sólo ella fue expulsada, sino que su padre también fue perseguido por los usurpadores. Afortunadamente, sobrevivió con la ayuda de la misteriosa Manada Espina. Pasaron cinco años y Debra no supo nada de Caleb. Un día sus caminos se volvieron a cruzar. Ambos estaban en la misma misión: llevar a cabo investigaciones secretas en el peligroso pueblo de Roz por la seguridad y la posteridad de sus respectivas manadas. Caleb todavía se mostraba frío con ella. Pero con el paso del tiempo, se enamoró perdidamente de ella. Intentó compensar el abandono de Debra, pero la chica ya no lo quería. Estaba empeñada en ocultarle que tenían una hija y también en hacer una ruptura limpia. ¿Qué les deparaba el futuro a los dos mientras viajaban por el pueblo de Roz? ¿Qué tipo de secretos encontrarían? ¿Caleb se ganaría el corazón de Debra y conocería a su adorable hija? ¡Descúbralo!
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Cuando volvieron a encontrarse, Jason dejó a un lado su paranoia y su orgullo y abrazó cálidamente a Chelsey. "Por favor, ¿vuelves conmigo?". Durante tres años, ella había sido su secretaria de día y su amante de noche. Chelsey siempre había cumplido sus deseos, como una obediente mascota. Sin embargo, cuando Jason declaró sus planes de casarse con otra, ella optó por dejar de amarlo y dejarlo ir. Pero la vida dio giros inesperados. El inflexible cortejo del hombre, el bebé que ella estaba esperando y la avaricia de su madre la llevaron poco a poco al borde del abismo. Al final, sufrió mucho. Cinco años después, cuando regresó ella, ya no era la mujer que había sido. Sin embargo, el hombre había hundido en una espiral de caos de cinco años.