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La vida de Maria Isis ha cambiado drásticamente cuando ella descubrió estar embarazada de su jefe. Felipe la obliga a se deshacer del bebé para no arruinar su relación con Alicia, su prometida, que Isis no hacía ni ideia de la existencia. La joven deja la ciudad de Girassóis y cambia para Rosedal, una ciudad vecina, para vivir con sus padrinos y recomenzar su vida. Cinco años después, con su hija crescida y con un buen empleo, un nuevo jefe llega a la fábrica, Bruno, un joven viudo que quiere casarse para darle a sus hijos una madre. Isis y Bruno se acercan y una conexión se forma entre ellos, lo suficiente para Bruno hacerle una propuesta: Un contrato de bodas. Después de casarse, la pesadilla empieza cuando Isis descubre que Bruno y Felipe son hermanos. Felipe amenaza Isis para que ella mantenga en secreto sobre la paternidade de la pequeña Olívia, y funciona por un tiempo. La relación de Bruno y Isis se encuentra en peligro cuando Felipe resolve exigir sus derechos de padre y se pone contra la pareja.
Isis mal había cerrado los ojos por la noche. Ella pasó cada rato volviéndose para los lados de la cama, atormentada con el resultado del examen. Há algunos días sentia diferencias significativas en su cuerpo. Primero, tonturas y mareos fuertes. Según, nadie podría mencionar " perro caliente" que ella vomitaba las propias tripas.
Sin llevarse en cuenta el retraso de sus reglas. Hubo un día que Isis solo aceptó que ya no daba para niegar el inevitable. Ella fue directamente para el hospital, solicitó el examen y en algunas horas ha sido confirmado lo que más temía: Estaba embarazada de su jefe.
Tenía muy claro que, por más que necesitasen mantener en secreto su relación que perduró por dos años devido la ética profesional, Felipe la amaba.
Se interesó por ella tan pronto puso los pies en la empresa para hacer sus prácticas. Ella, una estudiante de ciencias contables que, al revés de las otras chicas, no había una buena indicación y solo tuve la oportunidad de trabajar en una grand empresa como la Bon Prix, una red alimentícia, por la generosidad de Felipe, que creyó en su potencial.
El jamás se aprovechó de ella. La enseñó mucho de lo que sabía, siempre elogiando su esfuerzo e inteligencia.
Felipe era un hombre estudado, culto, educado y peligrosamente atractivo. Com sus ojos castaño-grises y su bonita sonrisa, para Isis estaba muy claro que su jefe despertaba muchos suspiros por ahí.
Ambos se habían quedado muy amigos, estaban siempre juntos, cambiando confidencias.
Un día, Isis ofreció para ayudarlo con hojas de cálculo y informes, después de su horário. Al final del trabajo, Felipe la llevó hasta su casa. El cielo estaba gris con el cair de la noche, sin llevar en cuenta la fuerte tormenta. Felipe no dejaría que ella tomase un autobús, las calles estaban peligrosas.
Tal vez el destino quiso unirlos un poco más aquella noche.
Isis buscaba sus llaves, de frente para su casa, cuando su paraguas ha volado lejos por la fuerte ventania. Las gotas de la lluvia estaban tan heladas, que en pocos minutos Isis se ensopó y temblava de frio.
Felipe dejó el carro para ayudarla, como el caballero que era.
La puso su traje superior, protegiendo la joven. -Estás bien? - Preguntó el rapaz, moviéndose y sacándola de la lluvia para llevar al carro.
Los ojos escuros y afectivos cubriéndolos los suyos, dejando a Isis hipnotizada.
- No encontraba mis llaves- Explicó Isis, bien cómoda nel asiento del vehículo. - Mojé todo tu carro! Lo siento!
- A mi me importa un bledo el carro, tu salud está em primer lugar. - dijo Felipe, cuidadoso. Él acarició una de sus mejillas y lentamente se inclinó, sus labios tocando la testa de Ísis.
Isis suspiró delante la demostración de cariño. Jamás ha sentido tanta protección desde la muerte de sus padres. Ella ha cerrado los ojos, aprovechando el calor que sentía del contacto de los labios de Felipe en su piel. Ella quería sentirlo por toda la vida.
Por alguna razón, cuando Isis abrió los ojos, el rostro de Felipe estaba muy cerca de lo suyo. Hacía poco más de un mês que estaba en la empresa, pero la conexión entre Felipe y ella era tan fuerte, que la sensación era de conocerlo por toda la vida.
- Hace poco que te conosco, pero siento algo especial desde la primera vez que te he visto. - murmuró Felipe, su rostro era el único que la joven veía, y devido la cercania, Isis sentía su hálito caliente soprar.
- Yo también.- Confesó la chica, sin alejarse, tampoco desviaba sus ojos.
-Una alma reconoce la otra, Isis. Tengo la certeza que nuestro vínculo és más antiguo de que podemos imaginar.
Ella no tuve condiciones psicológicas para decirlo nada. Cada centímetro de su cuerpo fué tomado por una onda inebriante de una emoción abrumadora.
Una alma reconoce la otra.
Aquella frase no dejó su mente cuando Felipe se inclinó un poco más, hasta reducir en nada los centímetros que los alejaban. Él tocó con delicadeza los labios de Ísis con los suyos, y luego se inició un beso lento. Las bocas se movían en sintonía y cuando aprendieron sus ritmos, las lenguas se encuentran con domínio y cuidado. Se acariciaban y tocaban las cavidades macias de la boca del otro.
Después de aquel día, Felipe y Isis estaban más cercanos que nunca. Trabajaban juntos, comían y nel final de semana, prácticamente él cambiaba para la casa de Isis. Todo era perfecto.
Con los meses que se pasaban, Isis quedaba más enamorada.
Por dos años ambos se comprometieron a mantener el romancé en secreto.
Felipe era CEO de la empresa y Isis solo una practicante, no deberían mezclar las cosas. No deberían dar municiones para especulaciones. Una de las reglas era que funcionarios no deberían tener ningún enlace amoroso y como jefe, Felipe tenía que dar el ejemplo. Isis siempre entendió el hecho de no conocer la família de su novio, o de no irse a eventos y cenas importantes como su pareja.
Pero ahora, con un bebé a camino, algunos puntos necesitaban de cambios.
Dentro de si, Isis sentía que su hijo cambiaría drásticamente su vida.
No tenía ideia de cómo reaccionaría Felipe, pero creyendo nel amor que él decía sentir por ella, le agradaría.
Mal llegó en la empresa y pronto se fue para la oficina de Felipe. De todos los funcionarios, Isis siempre era la única a llegar tan temprano.
A veces hasta desayunaban juntos.
Juzgando el nervosismo de Isis, siquiera un salvado de pan pasaría por su garganta. Por alguna razón, su estómago ya reaccionaba a sus emociones y su garganta probó el gusto fuerte y amargo de la bilis.
- Te esperaba para el desayuno. - dijo Felipe, tan pronto Isis adentró el cómodo.
Ella no hizo ningún comentário, su semblante serio lo dejó muy preocupado.
- Pasó algo, cariño? - Preguntó el muchacho, con el ceño arrugado.
Isis respiró fondo, criando coraje.
- Si, Felipe, ha pasado algo y no sé cómo contárselo sin ser directa.
- Por Dios, habla ya. - él se levantó de la silla, saliendo detrás de su mesa.
Se acercó de ella, que se mantuvo de pié, de frente para el mismo.
- Estoy embarazada. - dijo, percebendo que nada estaba bien al ver Felipe pálido.
Diferente de Isis, Felipe era graduado y tenía estabilidad financiera. La empresa era de su padre, Felipe sería uno de los dueños. Era un heredero, tenía el futuro garantido, al revés de Isis que luchaba diariamente para mejorar de vida.
- No hablas en serio. - dijo el hombre, casi sin voz.
- He ido nel hospital ayer, Felipe, hasta me tardé para el trabajo. - ella respiró fondo otra vez, tragando el llanto. No imaginaba que Felipe reaccionara tan mal, estava decepcionada. - Yo hice exámenes que comprueban que hablo la verdad. - Ella puso su mano en la bolsa que llevaba, sacando el papel mencionado.
Entregó a Felipe, que pronto inspeccionó las lineas. Él miraba el resultado, pero no creía, hasta tuvo una súbita falta de aire.
- Tu me has garantido que tomabas las píldoras! - Explotó Felipe, antes de entregarle a Isis el papel.
- Y las tomo! Tu siempre me acompañas al ginecólogo y hasta compras las píldoras conmigo. Ningún método contraceptivo es cien por ciento seguro y tu nunca quisiste usar los preservativos.
- Porqué confíe en ti! - Afrontó Felipe.
Ísis arrugó el ceño, indignada con las palabras de su novio.
- Insinúas que yo quise estar embarazada a propósito? Oiga, Felipe, jamás precisé recoger a artimañas para ganar algo. Desde la muerte de mis padres, poco antes de empezar a trabajar aquí, todo que tengo es por mi misma.
- Tu en realidad me amas, Isis? - preguntó Felipe, ignorando la acusación.
-Por supuesto que te amo, Felipe. Y pensé que me amabas, hasta ver tu comportamiento.
- Se realmente me amas no puedes tener a este hijo.
La sensación que tuvo la chica fue que su garganta cerró. Tuvo una súbita falta de aire, como se sus pulmones ya no captasen oxígeno suficiente para su cuerpo.
- Que estás diciendo? Que barbaridad és esta? - involuntariamente lágrimas escogieron por sus mejillas.
- Tienes que pensar en tu futuro, cariño. Quieres graduarse y tener un buen empleo en la profesión que elegiste. Con un niño, las puertas se cerrarán para ti.
- Será difícil, no niego, pero no tengo miedo de desafíos. Este niño no tiene la culpa de nada.
- Escucha, se decides seguir con esto, conmigo no cuentas. - Felipe usó un tono de alerta al decir. - No puedo ser el padre de este niño.
- Tu eres un monstruo, no tienes caráter. Como me engañaste? Como pude creer que valías la pena?
- Tengo una prometida, Isis.
La joven se puso estática, perpleja. De todas las peores cosas que podría escuchar, aquella era una de estas. Un nudo bien apretado se hizo en su pecho, Ísis casi no aguantaba hablar. Felipe se dio cuenta que ella todavía procesaba la información, por esto continuó :
- Alicia y yo somos una pareja hace cinco años y nel final de este mês nos casaremos. - dijo, con una calma sorprendente.
- Desgraciado... Tu eres un desgraciado -Murmuró, todavía recuperándose de la noticia.
- Me enamoré de ti, pero nel mundo en que vivimos no puedo dejar una prometida cómo Alicia, que hace parte de mi círculo social, para quedarme contigo.
- Personas como tú, son el peor qué hay nel mundo. Me usaste como se no valiera nada, como se no tuviera sentimentos, como se fuera un objeto.
- No es cierto, María Isis. Te lo juro, me enamoré de ti.
- Tu me engañaste, me hiciste de idiota. Quieres saber de algo? Este hijo no tiene la culpa de tus mentiras y tampoco de mis errores. Yo voy a continuar. Tendré un buen futuro y dar una buena vida a mi niño. Daré a mi hijo el amor que él merece, el amor que alguien seco, vacío y sin escrúpulos, como tu, no és capaz de ofrecer a nadie.
- Piénsalo bien. Se eliges la opción cierta, yo te acompaño a una buena clínica, pago al procedimiento y permito que continúes aquí, hasta te doy un aumento.
Ísis ya no soportaba oír la voz de Felipe. Ella pronto le pegó en el rostro, con fuerza, descontando todo su dolor y ressentimento. Siquiera aguantaba llorar más. Sus ojos estaban húmedos, rojos y muy inchados.
- Tráguese su maldita lengua antes de hacerme una propuesta tan sucia. Jamás haría algo tan desumano, porque jamás sacaría a alguien la oportunidad de vivir. Ya he dicho y lo repito, ni tú ni nadie podrá impedirme de tener a mi bebé.
-Conmigo no cuentes. - él tocó la mejilla golpeada, conteniendo su rabia para no devolvérsela la bofetada. - Será tu problema.
- No pretendo que sea distinto, porque de ti ya no espero nada. - Isis caminó hasta la puerta, tocando la manija, pero se ha vuelto para trás. - Te vas arrepentir, Felipe, porque el mundo, si, dar vueltas. Tú vas implorar por el amor de este niño.
- Los únicos hijos que tendré, serán los hijos de mi boda con Alicia. Hasta puedes conseguir mi dinero na justicia, pero jamás esta cosa tendrá mi amor de padre.
- Como ya sé lo he dicho, Felipe, tragues tu maldito dinero. Un día te veré de rodillas pedindo perdón. Un día este niño te irá rechazar del mismo modo que tu lo rechazas. - En seguida Isis se fué para lejos de allí.
Corinne dedicó tres años de su vida a su novio, pero todo fue en vano. Él no la veía más que como una pueblerina y la dejó sola en la boda para estar con su verdadero amor. Tras ser despechada, Corinne recuperó su identidad como nieta del hombre más rico de la ciudad, heredó una fortuna de mil millones de dólares y acabó llegando a lo más alto. Pero su éxito atrajo la envidia de los demás, y la gente trató constantemente de hundirla. El Sr. Hopkins, famoso por su crueldad, la animaba mientras ella se enfrentaba uno a uno a esos alborotadores. "¡Así se hace, cariño!".
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