sh
e te lle
, no tengo
o tengo familia, mi esposa murió hace dos años, mi
o que el destino, o quizás Dios le estaba devolviendo parte de una f
darías el honor de ser el ab
escuchaba. La vida le estaba dando a elegir, de regresar con el atormentado Donatello y soportar hu
oportunidad para
para ella, si no, para su salvador, su pequeño salvatore, po
por qué
acepto que vea a m
sintiendo su pecho estallar de la em
as lo que hice no querrás tenerme cerca de ti. - Expresó
graves que otros y si hoy, llevas a tu hijo en brazos dispuesta a enf
mbre eran calmante
rsona que cree en mi sin conocerme
ie, escúchame bien, pequeña mía, nadie se
un beso en ellas, limpió las lágr
sado atrás y juntos los tres empe
as, mientras Kiara miraba a su pequeño
dad, seguirá sintiéndose seguro en mi
, subiendo al taxi y dirigiéndose a
moción en el hombre no más de cincuenta y cinc
a aventura como familia, me vo
e logró sacar un dibujo de sonrisa
remos con m
bogad
algo pr
mi nieto también y así empezarás con tu nueva vi
io dudosa
mbre le quit
charlo decir que la decisi
u lo deseas, no
, tiene que ser de raíz, em
prestigiosos de Roma, el edificio destellaba lujo por donde se lo
eguridad saludó muy atento haciendo una reverenci
señor. - Salu
so donde estaban las oficinas del presidente del Consorcio, la
Kiara. ¿Como por que reciben a un simple c
o me pare
ó Ki
jó un enorme cuadro de dos mujeres colgados a la
ó a Rómulo y el entendió el
mi esposa y mi hij
Pero ahora siento que no
rumpieron por el cues
pre serán lo que siempre fueron, mi esposa
aba de reprocharle su mala acción. Rómulo miró la tristeza e
to que te tiene triste. Tómate tu tiempo, sana tus heridas del alma perdonate y perd
ndirse en el más profundo pozo de oscuridad, R
s donde reconocía a Kiara como su legít
y mi nieto a donde le pe
los pisos donde la esperaban los mejores diseñadores
el proceso de su metamorfosis física
os diseñadores al igual que los de pe
os café profundo y sus cabellos color caramelo, Kiar
llegó a la oficina don
traje a medida color azul, Kiara lo miró muy sorprendida por el cambio tan drástico, lo vio entrar con una sudadera y pantalones de mezclilla y a
rla tan hermosa y segura de si misma. Se acercó a ella dio
mi hija. Dijo u
as Ro..
a para
- Cuestión
negocios que requieren de mi presencia. ¿Vamos? -
ondió con una sonrisa que no
abía puesto en un sillón y sal