ños de
necia, San Francisco. Acariciaba suavemente el cabello de
o por el corazón sus dedos tropezaron con una cicatriz que estaba casi encima del corazón, se det
es, mi amor? -Su voz era un poco gruesa, pero aterciopelada
ocasión en mi tienda para tratar de robarme -le contestó con su voz
-le preguntó- Porque parece que hubieras estado en la
de ello. Steve suspiró y luego modificó un poco su postura, la mano que acariciaba los cabellos fue des
la envidia de casi todas las chicas que la conocían, y era que Bridgette era una hermosa mujer desde los pies a la cabe
lias y hermosas caderas, de donde nacían unos hermosos glúteos redondeados, seguidos de
ban en los elegantes y costosos camafeos antiguos, sus contornos eran
y cinco años, nunca se había casado a pesar de la insistencia de su madre, a su padre la veía poco, ellos estaban separados desde que ella era una adolescent
de los hombres contemporáneos con ella, con los que había tenido alguna relación, le había hecho sentir. Ni
os que con muy mala intención la habían atacado en una playa solitaria de las costas californianas. El
zo de los sujetos golpeándolos con fuerza, dos de ellos tenían cuchillos y e
sí mismo. Era el final de la tarde pero estaba muy claro el día, así que pudo verlo con todo detalle c
uizás de cuarenta o cuarenta y cinco años, se veía fornido sin ser exagerado y sus manos, con las
ron admirarlo más, su voz varonil y profunda tenía como un efecto sedante en ella. Y después de seguirse viendo se había
aer y su corazón comenzó a latir con velocidad, como si fuera a salir de su pecho, los brazos poderosos la
encima, el efecto que
el. Y la otra mano no se estuvo quieta, esta buscó sus firmes pechos y se apoderó de uno de ellos, acariciando enl
ero había tratado de evitar a toda costa enamorarse de ella, pero ella era insis
toriosa en las cimas de su maltrecho corazón, y ahora la amaba, la amaba con locura, y en
tido en el gran