o atr
había vivido su vida a salto de mata, sin poder tener un hogar, hijos y por supuesto, sin una mujer. La imagen de
a tranquila,tenía casi todo lo que podía necesitar, al menos de las cosas materiales, había ahorrado bastante dinero desde joven, pensa
hora a sus cuarenta y ocho años se encontraba en buena forma, podía correr a toda velocidad mucho más
ary. También al "griego", Basile Karagiannis, con quién compartía noches de bolos y cervezas. Y su ahijado, el hij
sus maestros en el arte del combate, y a su vez él lo repetía a quienes apadrinaba; hasta que conoció a Tatiana. Era prima de Z
ños an
ían involucrados una serie de peces gordos del partido de gobierno y otros personajes menos conocidos. Los documentos trataban sobre un cargamento d
altas esferas del gobierno y además se ganarían una serie de sanciones
legado a través del jefe de la mafia rusa, Nikoloz Gasamov, quien a su vez estaba
migos, pero realmente a él no le gustaba Gasanov para nada, lo conocía como un hombre cruel
trabajar con él en la búsqueda y rescate de los documentos peligrosos. Por eso siempre lo visitaba, Velkan se hacía p
para hacer unas compras y enterarse de los últimos acontecimientos de la jornada. Cuando entró a la tienda,
legaba a 1,80 metros y ella le llegaba al menos a la barbilla. Vestía con un atuendo sencillo de la
e parecían un pozo sin fondo. Un hombre era capaz de perderse en sus misteriosas profu
imbre fuerte pero delicado, era una v
resar del mundo de ens
ando de organizar sus
rá pronto -Velkan solo podía mirar como se
recriminó a sí mismo- «¿Q
por ninguna mujer. Sexo no le faltaba, era un hombre apuesto y decidido; pero se al
descuidar y embotar sus sentidos y eso, en su profesión era suma
fuera la de un tonto de remate. La chica tenía una risa burlona aflorando
gunta que le había hecho, y como el denegó con la cabe
no le molesta -le dijo t
n y usted debe ser un buen cliente de él, ¿No es así
te -dijo ésto sin pensar mucho. Con la cabeza más fría se hub
s de curiosidad, la admiración era mutua; eso lo vería cualquiera que p
rubor en sus hermosas mejillas. Se notaba
endo tontamente como un
y siguió hasta que se convirtió en una franca carcajada. Estuvieron ri
n genuina curiosidad- ¿El serio y estirado Velkan riéndose con la "estirada" prima que
poner serios. Sus caras se veían cómicas, Velkan con su cara como si
¿Se traen algo entre
uien fue el primero en repone
isamente lo q
n la mesa de noche al lado de su c
. Era Robert Landfo