o a su tío Donato, no era la primera vez que dormiría en una misma cama con aquel hombre, sin embargo, algo en ella había cambiado, en sus sentimientos para ser más precisos, quizás se debía al he
mejor amigo... tu único amigo, no cruces esa línea, no lo h
a cada vez que su confundido corazón le pedía probar l
na pareja de novios, y aunque nunca había tenido uno, creía tener clara las normas de una relación, por lo menos sus padres siempre esperaban a su madre para ir
algún día ser
da, como ahora, que lucía un vestido negro, que le llegaba dos dedos sobre la rodilla y que gracias a sus tacones daba la sensación de tener piernas largas, aunque la realidad era otra, ya que había heredero la altura de su padre biológic
tanta belleza. - italiano, por supuesto sabía lo que signif
su don, por decirlo de alguna manera, por supuesto que sabía lo que Giovanni le había dicho, mas no lo creía, ese joven la
- Dulce lo vio con curiosidad, tratando de saber si la estaba c
paso más cerca de Gio, sus ojos verdes con motas negras siempre le habían gustado, ahora,
Dulce princesa. - ronroneo y Dulce dio
aste? - cuestio
i sus redes sociales y en todas ellas te llama Dulce princesa.
en lo había llevado a buscarla entre los pasillos de la inmensa casona, su rostro lo había cautivado por completo, esa joven frente a él era como un veneno, mientras más la observaba más la deseaba, aun
ano? - indago al recorda
co que te enseñan en el instituto. - los
o? ¿Cuántos
mayor, acabo de
gustarán tan jóvenes. -
ayor que yo. - rebatió y Gio
por ser tan impulsiva, casi queda descubierta,
me hab
que diga algo de mí. - rebatió con burla,
a lo poco dado a hablar del joven. - Y si, habla de ti, me dijo que eres un estúpido, que de niño te divertías molestando a una niña que solo quería ser tu
casi mudo y la otra una koala charlatana. - Giovanni sin ser consiente se puso él solo la soga al cuello, soga que Dulce pensaba apretar, quien dijo has el amor y no la guer
ientras coloco sus delgadas mano
que averi
ientes con pasta de fresa? ¿no es lo que usan los niños? Pero en lugar de provocar inquietud, solo le provoco una erección que se le marco en el pantalón de diseñador. - Mmm, tienes b
bo de recibir
con asombro dando un p
Es tan raro que a un hetero le guste la m
io. - giro dejando a Giovanni deleitarse con su redo
taliano. Aun perdida en su mente, comenzó a bajar las escaleras, cuando vio a un hombre de pie en mitad de camino, con sus ojos color cielo clavados en ella, su tez era bronceada, no tanta como la de Pedro, pero no había duda que en él también había descendencia latina, un moreno de ojos ce
alón donde el hombre aún se mantenía e
que obtuvo de respuesta, además de
o, sé que te odia y no te soporta, con permiso. - no, no quería saber nada con él
sa joven a Valentina Constantini, solo sus ojos eran diferentes. - ¿Quién eres? - indago buscando un nombre
demasiada fuerza, algo que la hizo caer hacia atrás, por suerte,
tió al traerte... si fueras mía, no te dejaría sola. - podía sentir el calor del mayor traspasar su ropa, aunque
ojos almendras que la joven no hablaba por hablar, ese brillo altanero
más poderosa del continente americano y quizás del mundo entero. Pero más lo inquietaba el hecho de que estaba tratando de seducir a una mujer que acababa de conocer, algo que nunca le sucedió, ja
emes que Pedro traiga a tu famili
dijo viendo que las joyas de la joven a pesar de ser pocas eran de la pr
n de pulirme como a una joya, sé que sabes hacerlo, desnuda mi alma y sabrás mis secretos. - Dulce sonrió con malicia
la relación con su madre, como la reina de Chicago había accedido a estar con ellos, y todo para adueñarse de su corazón y así destruirlos por completo, por suert
arle, a ella su voz no le causaba miedo, sino todo lo contrario, Pedro era como su dragón de cuentos de hadas, un dragón que mataría a cual
endió al escucharla hablar de esa manera, pero lo comprendió al percatarse de
do el latino solo lo vio con odio, antes de tomar la cintu
idad la joven y Pedro dejo de caminar para girarl
sé que te encantan, lo odio, odio que por su idiotez tu vida este limitada. - Dulce dibuj
ndo eran niños y Dulce decía cualquier cosa para hacer hablar a Pedro, no solo eso, también formo medio corazón con su mano libre, el cual
ya no susurraba, y que su voz profunda había provocado que todos
dijo Candy, la abuela de la familia, para terminar
tervino Amir sonriendo y como siempre tomando la mano de su esposa. - ¿
sus primos, pero Candy Ángel y Amir Zabet, siempre lo habían tratado como
or vivir. - se limitó a decir, y
niña y es que, en la mente de esta joven, esa era la forma en la que la
o no perdía la belleza y a continuación la abrazo con fuerza. - Te hemos extrañado pequeña princesa
ro de igual forma Dulce, dejándole en cla
ncesa. - dijo Amir y sorprendió a sus nietos al abr
n voz baja y Amir dejo sa
tó a decir el mayor, quien había cumplido 80 añ
ntaciones y con verdaderos rencuentros, hasta que llegó el turno de Neiz
so, ahora todo depende de ti. - murmuro a su lado, c
Dulce viéndolo
eguro, nadie escapa al destino. - acoto e hizo un asentamiento co
la hizo brincar ya que se había quedado viend
o per
al escucharme, mi voz es celesti
el cielo, con permiso "repuesto". - reb
epue
, el segundo al mando en Sicilia y solo porque la santa no quiso el
abuelos y ella no pensaba interrumpir esa conversación entre murmullos, solo había dado unos pasos por el hermoso viñedo, cuando se percató que una de las tiras de sus zapatos se había afloj
pequeña? - las manos de Horus apretaban su cadera, mientras sus dedos jugueteaban con la fina tela del vestido, no le ha
que alejarse de esas manos que le provocaban calor, Horus era peligro, era todo lo que estaba
que tan bien puedo pulirte? - la voz de Horus por momentos era hipnotizante, en especial cuando
ente no follare en un viñedo. - trato de decirlo con voz firme, pero no pudo
queña. - y la burbuja exploto en ese segundo, odiaba que le dijeran pequeña,
us, hasta encontrar su pene, algo que no fue muy difícil, teniendo en cuanta lo erecto que estaba. - Y soy una pri
ejó el hombre vié
cuchar la voz de Felipe, sino al ver el rostro furioso de Pedro, quien
rma melosa Dulce, y sol
ella, arrancare tu
me hablas desp
ca me enfrente a Gabriel, por ella soy
e contener a su corazón, sus manos sudaban, sus piernas temblaban, era
la mano del moreno, que como siempre la seguía a tod