e carrera. Una mujer con sus habilidades para la disuasión debía dedicarse a la política, al derecho, a la publicidad o por último a vender seguros. En la ingeniería su talento se desapro
ducha, pero para su fortuna con un pantalón. De su cabello húmedo caían pequeñas gotas que resbalaban por el pecho desnudo, el mismo donde ella hab
uapo que hubiera visto, eso l
as se deleitaba impúdicamente con el cuerpo de Da
a, y
t sacó una camiseta y Alana sintió culpa de las indiscretas mi
ientos de Ximena sa
eres? Ten
lucinaba y que Damián Zóster era un maleducado odioso que pod
o.
no era indiferente, claro que no. La nuca le cosquilleaba como si fuera un ratón a punto de mordisquear el queso en la ratonera. Viendo esos ojos oscuros anticipaba algo
decerte por ayu
Marcos, él te
e le pareció más liviano cuando ya no estuvo cerca de él. Qué malas vibras le daba. Debía ser de esas personas que, cuando e
recían tener una acalorada discusión. Marcos la miró y se encaminó hacia ella, mientras Damián subía a su aut
n modales como en educación. Su sincera sonrisa derretía glaciares y estaba llena de amabi
✿
que hizo, fue algo bueno -decía Ximena mientras
para festejar cada fin de semestre o cuando se les diera la gana, siempre había
o conmigo, ni las gracias quiere que le dé y yo no voy
s labios se le resecaban cuando se ponía ansiosa y le daba por humedecerlos o morde
rdar cómo te acurrucaba en su pecho se me derrite el corazón. Le gusta
u cabeza las peores imágenes de sus pesadillas y
amento. Saber que voy a estar tan ce
rate porque
ue el mundo se rendía a sus pies. Si hasta le pareció que el cielo se iluminaba con su presencia, como si
icas. ¿Có
tú? -preg
do pasar la tarde con dos
-dijo Ximena, jugueteand
coqueteaba, Alana ya se
ves también -
e le venía por delante. Ya sabía que sería el mal tercio cuando lo invitó a salir en agradecimiento, pero Ximena jamás le habría perdonado que
✿
en su velador. Habían pasado apenas dos minu
todavía n
icios. Quemar grasa era la terapia perfecta para combatir la ansiedad y la frustración. Y la i
r el reloj otra vez. Un minuto había pasado. Era increíble cómo se estiraba el tiempo cuando
ués, muy sonriente. Olía a c
-masculló Damián, estirando sus músculos fati
o no me mires así. Pudis
as estu
mejor temprano. La chica es un encanto, dulce, simpática y con un inocent
ella. Sabía que era una mala idea venir a estudiar aquí,
loco y corriste hacia ella cuando se desmayó anoche? Yo te lo diré, Damián, porque es tu mate y la necesitas, porque es parte de tu s
emparejado con una humana, eso era impensable, era una deshonra, un
bebiste dem
con la amiga de tu chica. Esa mujer está como quiere y la traigo loca,
ara la cabeza para poder pensar con claridad. Eso necesitaba, recuperar la serenidad que había perdido al encontrarse con Alana y recuperar ese corazón traicionero que se agitaba como pez f
ana, que estaba en el segundo piso, en el extremo derecho. Allí se quedó porque sus pies no siguieron avanzando. Y no lo hiciero
u sombra
, con aterradora certeza, que su cor