ri
im
el griego estaba inconsciente por no decir muerto y con una pierna en el más allá. Pero como retiré la pequeña navaja apen
era aceptado rajarle el cuello a Hefestos, aunque estuviera segura que iba a revivir en unas horas a Elián no le gusta la san
violencia, me sorprende su lealtad a los principios que pose
sas han cambiado
nsciente griego-pero necesito salir de este lugar-vuelvo a susurrar jalándolo p
no tampoco puedo esperar más si estas amordazado de piernas y manos y con un
co quitando el trapo de sus labios-lo único
arian y no mortal, es una excelente
mbre de mi oponente, no
quieres-murmuró inclinándome hacia la ventana-asà que mejor ve hacién
das y lastimarse la piel, no volverá a pasar lo mismo de hace unos minutos. Ya se cuanta fuerza tiene, tendrá que supe
rgo con más municiones, tengo treinta minutos para salir de este lugar y colocarme en un lugar
das las mordazas menos de las manos, si me haces caso-el me mir
r, sacándome casi dos cabezas completas y un poco más; no habÃa caÃdo en cuenta que era
alda, sé que no le provocan ninguna herida, pero me sirve p
después de estar caminando llegamos al centro de la bulliciosa ciudad, guardo el arma evitando miradas curiosas jalo de Deimos con
cama el gruñe hacia mi gesto; le ignoro caminando hacia la ventana mirando a todos
egunta después de minutos d
er? –pregunto aun mi
ue me tienes acá encerrado y atad
que desea un mortal-rio suavemente-pero te daré el place
–gruñe d
migo-termino la conver
cuando mi piel está limpia y sin rastro de todo lo que puedo agarrar en las misiones; aunque no son realmente misiones es mejor que decirle sacar la ba
e encuentro colocándomelo. suspiro caminando hacia la cama dejando un arma debajo de mi almohada el griego me mira con atención analizand
vamos a dormir-murmuro agarrando sus muñecas subiéndola so
ios que puede revivir en unos minutos; asà que, si q
rame-
tare esta noche, duerme-
co a poco siendo una agonÃa para mis pulmones los cuales tratan de llenarse con aire
espiración y ahorcándome con delicadeza usarÃa un movimiento l
ando las piernas en su cintura, Deimos me m
sorprendido como si esperara ver en mi c
á una expresión como esa, hace
e gusta ni un poquito-agarro el cuchillo verde-para nada-
uito el cuchillo en este momento no vivirá para más. He hecho esto tantas veces que ya sé de memoria cada una
Ãa sentir lo que sentimos los mortales al morir desangrados. Me da cierta